Eusebio Gª del Castillo Jerez.– El suelo, cada vez más afectado por las malas prácticas agrícolas, «es el sustento de la vida». En este 2015, Año Internacional de los Suelos, Ecohuerta ha organizado la charla “Los suelos en agricultura ecológica”, impartida por el biólogo botánico Carlos Recio, en la Biblioteca Pública de Ciudad Real.
Del suelo «dependemos para comer y para vivir» advertía Carlos Recio. El de nuestro entorno, según este biólogo, está amenazado tanto por el uso plaguicidas como por el de fertilizantes. Aunque, en general, ha matizado que el uso de estos productos en nuestra zona no es muy intenso, «por lo que estamos a tiempo de poner en práctica técnicas que nos ayuden a conservar el suelo de la región». Estas sustancias, además, tienen un impacto sobre el sector cinegético, afectando a especies emblemáticas como la perdiz roja, «a consecuencia de la pérdida de diversidad de plantas e insectos, que son la base de la dieta de ciertas especies de caza».
Por otro lado, Recio añadía que otro de los factores que alteran las condiciones del suelo es el sobrepastoreo, como ocurre en el Valle de Alcudia. «La ganadería en sí enriquece el suelo por el reciclado de nutrientes pero el sobrepastoreo puede deteriorarlo gravemente por la compactación, la pérdida de estructura del suelo, la erosión… es muy importante mantener una carga ganadera adecuada en el terreno».
Lo que diferencia a los suelos de agricultura ecológica es la «sostenibilidad del proceso». La agricultura convencional se basa «la utilización una cantidad muy importante de abonos agroquímicos, mientras que en agroecología se intenta reciclar los nutrientes, de manera que dependamos menos del petróleo y de aportes externos de productos», explicaba. Una agricultura ecológica, señalaba, que crece en producciones hortícolas, «y también aquí en Castilla-La Mancha en viñedo y en olivar»
Huertos urbanos y Ecohuerta
Respecto a la auge de los huertos urbanos, Carlos Recio subrayaba que son «la forma de conectar a la gente con la procedencia de los productos». Y destacaba la satisfacción que produce comerte lo que has cultivado tú mismo.
La asociación Ecohuerta desarrolla un huerto urbano ecológico en una parcela municipal situada junto al Parque del Pilar. La cuota que paga cada una de las familias, de la decena de que participan en la iniciativa, es de 10 euros al año. «Esto es costoso en cuanto a horas de trabajo», reconocía.
Asimismo, Ecohuerta colabora con otras asociaciones y colectivos. Carlos Recio comentaba que este colectivo tienen entre manos un proyecto para recuperar el panizo de Daimiel, una variedad de cereal en peligro de extinción que se cultivaba solamente en esta localidad y su comarca. Ecohuerta produce semillas que se facilitan a quienes las solicitan.