El atentado del 7 de enero en París, contra la redacción del semanario satírico ‘Charlie Hebdo’ ha tenido la virtualidad de reverdecer algunas cuestiones dormidas.
Así, el descubrimiento para muchos, de que aún C.H. estaba vivo, tras tantos avatares y problemas; tras su desaparición en 1981 y, luego tras su vuelta en 1992. Tras su presente tumultuoso de la mano de Stéphan Charbonnier y de un equipo renovado de dibujantes sin piedad y sin recato. Algunos recuerdan su vida previa bajo el manto de otra revista de humor ‘Bárbara y malvada’, como fuera el primitivo ‘Hara-kiri’ y luego el ‘Hara-kiri mensuel’, donde el asesinado Wolinski, se daba la mano con el Profesor Choron, con Pierre Cavanna y hasta con el mítico Roland Topor. Esa escuela de humor salvaje y comprometido, tuvo su influencia entre nosotros con toda la saga de semanarios satíricos como ‘El Papus’, ‘El Jueves’, ‘Víbora’ o ‘Carajillo vacilón’. Aunque, paradójicamente, el nombre de ‘Charlie Hebdo’, fuera un homenaje a una serie gráfica y humorística en las antípodas, como eran los ‘Peanuts’ de Schulz y su primer galán Charlie Brown.
La segunda de las cuestiones, vuelve a plantear el debate del futuro del Islam en Europa, llamada ya por algunos alarmistas como Eurabia, es decir como campo de confrontación de los valores representados por Europa y las democracias formales y la radicalidad de una ideología religiosa que no limita el proselitismo violento y de combate. Que viene a ser parte del argumento de la anunciada novela de Houéllebecq ‘Sumisión’, situada en un horizonte del 2022 y con una Francia transformada en un país de mayoría islámica, ¿Es compatible el Islam con la libertad de expresión? Y ¿es compatible el Islam con la lógica democrática que atenta a las esencias del fundamentalismo monoteísta, por ellos predicado? Parece ser que el futuro del Islam en Arabia es de pura mercancía petrolífera y de agencia de exportación de la yihad fulminante; y el futuro del Islam en África y Medio Oriente es de campo de batalla perpetua en suníes y chiíes.
La tercera cuestión, de carácter menor, alude la pequeña mitología de los ‘Charlie’ en el país de Carlomagno. Bien cierto es que todos contamos con una pequeña mitología de ‘charlismo’ (para distinguirlo en España del Carlismo y los Carlistas, que expelen un atufarado aroma a pasado de combate). Y en ese almario de mitologías domésticas caben desde Charlie Chaplin a Charlie Brown, desde Charles Dickens al estirado pero efectivo Charles Boyer, desde Karl Marx a Charles Bukowski. Hasta para algunos barcelonistas, se pasea el futbolista Charlie Rexach. Incluso, rizando el rizo del combate, hay un Charlie que alude a los combatientes del Viet Cong, del denominado Frente Nacional de Liberación de Viet-Nam, llamados por los soldados americanos como ‘Victor Charlie’ y al final sólo ‘Charlie’. De igual forma que al paso fronterizo en el Berlín dividido, entre los sectores soviéticos y americanos, se le conocía como ‘Check Point Charlie’.
Ahora tras el atentado a ‘Charlie Hebdo’, muchos han conocido a este nuevo Charlie de las mitología menores de un enero deslavado por la lluvia gris de Paris. Y por eso han proliferado las pancartas y pegatinas, fijando ‘Je suis Charlie’. También ‘Tous sont Charlie’.
Periferia sentimental
José Rivero
«Todos somos Charlie», la frase de la semana. Muy aplicable en ocasiones a este digital, donde se demuestra que hay gente incapaz de ver «el otro lado de las cosas» o pararse a pensar y reprensar y volver a pensar y pensar más.
Esto que ha ocurrido da mucho que pensar, de nuevo, sobre la libertad para expresar lo que uno piensa sin miedo a que un descerebrado use la violencia, no para discutir, sino para evitar que se use ese Derecho Fundamental, reconocido desde la propia DUDH 1948 y vuelto a reconocer en la C. 1978.
Es una lección bastante importante, a aprenderse de memoria, lo que ha ocurrido en París. 14 muertos (que podrían ser más si los heridos críticos no resisten) y todo por un dibujo. Ahí lo dejo…para los que siguen pensando en huríes terrenales o celestiales cuando algo no les parece bien.