Agentes del Cuerpo Nacional de Policía de las comisarías de Ciudad Real y Puertollano ha secundado hoy la concentración y minuto de silencio en memoria de Francisco Javier Ortega, el policía fallecido el pasado viernes al ser arrollado por un tren en la estación de Embajadores de Madrid durante el forcejeo con un inmigrante al que trataba de identificar.
Las concentraciones en toda España han sido convocadas por los sindicatos Unión Federal de Policía, Confederación Española de Policía, Sindicato Unificado de Policía y Sindicato Profesional de Policía, y no han estado exentas de reproches hacia la cúpula policial y los responsables políticos. Así, Raúl González Martín, secretario regional de la Confederación Española de Policía, ha expresado hoy en Ciudad Real la «conmoción» del cuerpo ante la sucesión de episodios que han acabado con la vida de compañeros o han puesto en serio peligro su integridad.
En este sentido, ha pedido más implicación y sensibilidad a la cúpula policial y responsables políticos, y ha demandado más medios de protección e intervención para incrementar, en la media de lo posible, la seguridad de los agentes y poder intervenir sin la escasa eficacia de defensa de una porra o el recurso extremo de una pistola.
En este contexto ha lamentado la «escasa sensibilidad» del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ausente en el funeral de Francisco Javier, e incluso de formaciones políticas como Podemos, alguno de cuyos círculos criticaron que el suceso de Embajadores era consecuencia de la «represión hacia los inmigrantes», cuando en realidad, subraya Raúl González, se trataba de una intervención de identificación como cualquier otra. Finalmente, ha agradecido a la sociedad el apoyo mostrado al cuerpo en las últimas horas a través de los medios de comunicación.
En términos parecidos se ha expresado el sindicato Unión Federal de Policía, que ha arremetido en una nota contra el ministro recordando que Jorge Fernández Díaz «nunca se ha personado en acto de dolencia alguno» de los compañeros fallecidos, «actitud que demuestra su interés por esta institución».
Este sindicato califica de «vergonzosa» la conducta del ministro y, además, ha rechazado la «falta de respeto» hacia su compañero y afiliado «del resto de organizaciones sindicales representativas». «Debemos estar unidos en el último adiós de un compañero en un acto en el que por responsabilidad y respeto humano todos debemos estar presentes», concluye.
Por su parte, el Sindicato Unificado de Policía (SUP) ha subrayado que «el impacto de esta noticia», en referencia a la muerte del policía, «nos ha conmocionado a todos, reforzado por la difusión de un vídeo grabado por un ciudadano que demuestra cómo ocurrieron los hechos y que, aún resultando terrible, ha acercado a la sociedad la cotidiana dureza del trabajo policial que, aún en situaciones de aparente normalidad, puede tornarse en tragedia con una facilidad dramática».
El SUP también llama la atención sobre la actitud de la cúpula del Ministerio del Interior. «La ausencia del ministro de Interior y de otros responsables políticos en actos oficiales de despedida a compañeros asesinados se está empezando a convertir en una práctica habitual, además de irrespetuosa. La presencia en la estación de Embajadores, en donde Francisco Javier fue asesinado, no es suficiente. Hay que estar dando la cara en el funeral. Esa actitud abre una brecha considerable entre la cúpula política del Ministerio y los profesionales de la seguridad pública. Que la sociedad sepa que nos sentimos ofendidos por esa actitud fría y distante».
En este sentido, reclama a la Dirección General de la Policía que inste, vía Ministerio del Interior, «las reformas o cambios legales necesarios para que ante una tragedia de este tipo se pueda decretar que las banderas nacionales, al menos las de edificios del CNP, puedan ondear a media asta. Creemos imprescindible poder contar con esta señal pública de respeto y dolor».
«Francisco Javier ya es un héroe. Quizás nunca lo buscó ni quería para sí este título que ahora le va a acompañar para siempre. Pero ha perdido la vida ejerciendo una profesión complicada, arriesgada, de las que aún exigen vocación; una profesión en la que no sólo salvamos vidas sino que, a veces, la damos. Qué mayor honor y orgullo y, al mismo tiempo, qué duro vivir la pérdida de un compañero; sentir el dolor y rabia por su pérdida, la impotencia por la forma en la que murió, las lágrimas al ver cómo un miserable arrastraba hacia la muerte a un joven de 28 años», señala el sindicato.
Para el SUP, «frente a lo que se han empeñado en difundir unos pocos, estamos orgullosos de las muestras de solidaridad recibidas desde todos los estamentos sociales. De miles de mensajes de ciudadanos que se han emocionado y han llorado por el asesinato de Francisco Javier. Los policías nos sentimos reconfortados al ver que la sociedad, nuestra sociedad, entiende la dureza de nuestro trabajo y siente como propia la pérdida de un compañero. No tenemos palabras suficientes para describir esa gratitud».