Antonio Lucas-Torres. Delegado de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en Ciudad Real.- Siempre se ha dicho que lo que engrandece a un lugar, la esencia de cada uno de los municipios y territorios, son las personas; motor y germen de todo logro. Soy un fiel convencido de ello. Si algo nos hace únicos, es la capacidad de actuar como acordes acompasados en una misma sinfonía que, en el caso de nuestra provincia, suena a esfuerzo, a trabajo, a constancia y, como consecuencia, a triunfo.
Me refiero a todas esas personas que han creído en sus valías y han dedicado su tiempo a convertirse en gigantes de esta tierra, gigantes a todos los niveles pero de manera muy significativa, de manera profesional.
Anoche, Alcázar de San Juan y Bolaños de Calatrava vibraron con dos de sus vecinas; Beatriz Escribano y Macarena Aguilar. Estas luchadoras, nos convirtieron, junto a las demás compañeras de la Selección Española de Balonmano, en Medalla de Plata en el campeonato de Europa celebrado en Budapest. Podría definir varias de las emociones que experimenté al conocer la noticia pero, de todas ellas, me quedo con una: el orgullo. Estas dos jóvenes ciudadrealeñas se han colado en nuestras casas para impregnarlas de esa sensación que hoy nos hace a todos aún más conscientes de que contamos con gente muy válida con independencia de su juventud. Creo firmemente en las personas que trabajan, y eso no está reñido, ni mucho menos, con la edad, de hecho, de ser así, seguramente no sería yo el más indicado para decir estas palabras.
Cuando tiene lugar un acontecimiento como el de ayer, a menudo sucede que comenzamos a plantearnos el número de personas que a lo largo de la historia han obtenido éxitos similares en nuestra región o en nuestra provincia. En mi caso, me sorprendió gratamente no poder recordar a todos los deportistas de Ciudad Real que han conseguido llegar a lo más alto porque, por suerte, son muchos.
Tomás Pina, conocido jugador de fútbol de Villarta de San Juan, era apenas un adolescente cuando fue fichado para jugar con el Mallorca y, poco tiempo después, por el Villarreal, donde ya se ha convertido en un imprescindible. Ese niño que creció entre el sonido de los cohetes y el olor a humo característico de la fiesta de Las Paces, ha demostrado ser uno de los grandes en la historia del fútbol y, estoy convencido,aún le queda mucho por demostrar. Seguramente cuando jugaba en las calles de Moral de Calatrava, Rodrigo López Herreros no podría imaginarse formando parte de la Selección Española Sub21 de Fútbol Sala y, sin embargo, fue uno de los jugadores que demostraron su talento desmesurado en la pista. Tampoco quiero olvidarme del tomellosero Jesús Serrano. Este joven, que ha representado a nuestro país en varios Juegos Olímpicos en la modalidad de tiro deportivo, es otra de nuestras insignias y referentes que han llevado con orgullo el nombre de Tomelloso y de la provincia de Ciudad Real por cada uno de los rincones del mundo donde ha tenido que competir.
Uno de los aspectos más importantes del deporte es su diversidad y su innegable vinculación con el trabajo en equipo, dos de los factores claves que lo definen. Precisamente, esto siempre lo han tenido claro Cristina Sánchez-Quintanar y Nerea Salcedo, las dos criptanenses que han pasado a formar parte de la historia del tenis, que han creído desde niñas que una raqueta es mucho más que un instrumento para golpear una pelota y que han llevado el nombre de Campo de Criptana muy lejos.
Desde el Gobierno regional, apoyamos a estas personas, a estas jóvenes promesas que están dando lo mejor de sí mismas y que, como tal, cuentan con todo nuestro respaldo.
No hace falta añadir más nombres, ni tampoco hacer un listado de los triunfos conseguidos en la provincia, para saber que albergamos a una generación de jóvenes talentos a la que hay que apoyar en el sentido más amplio de la palabra. Nuestro mayor legado es y será siempre el capital humano y en nuestro caso, permítanme decir, somos unos afortunados, no sólo por contar con un número importante de guerreros y guerreras, para quienes el éxito se labra trabajando la cultura del esfuerzo, sino por ser plenamente conocedores de la importancia que esto tiene para nuestra tierra.