Agrupación local del PSOE de Ciudad Real.- Celebramos un año más aquel referéndum del 6 de diciembre del 78 por el que los españoles todos nos dotábamos de un Pacto Constitucional para hacer posible una convivencia pacífica, superando así viejos demonios y viejas camisas manchadas de divergencias políticas tal vez insuperables.
Abrazábamos con la Constitución del 78 un periodo de libertades y progreso, un reconocimiento a identidades comunes pero también a respetos culturales que habían servido de trincheras tiempos atrás. La reconciliación de ideas se consumó a base de construir también otros ideales de apertura a derechos individuales y colectivos. Pero el 78 estaba asentado en unas coordenadas de espacio y tiempo que son variables, como casi todo en política democrática.
Nada es invariable, pues varias décadas después, consolidadas las libertades públicas que hemos disfrutado alguien puede estar empeñado en ponerlas en peligro, se superan las fronteras nacionales por una globalización imparable, hay que impulsar acciones de solidaridad y, sobre todo, hay que dar soluciones políticas a problemas políticos sobrevenidos como un magma repentino de un volcán en explosión.
¿Es posible actualizar nuestra Constitución? Claro que sí, las ideas hay que actualizarlas, quizás haya que” cambiar el modo de gestionar el cambio” que supuso el Pacto Constitucional del 78. Y eso no es ruin, ni significa transigir en minusvalorar la soberanía nacional, ni dejar de envolverse en banderas patrias, ni es una ocurrencia como dicen algunos conservadores. Revitalicemos la palabra democracia, porque está desgastada y, a veces, enmascarada; seguramente tenemos que recuperarla, reivindicarla, reclamarla, hacerla visible a los ciudadanos que quieren ver en ella valores y principios ciudadanos.
Tenemos nuevos problemas de globalización en un mundo sin fronteras que hay que resolver, tenemos que incentivar y dar solución a problemáticas de solidaridad que hay que solventar y tenemos evidentes desviaciones políticas de alejamiento y decepción de los ciudadanos con sus Instituciones de Convivencia que hay que atajar rotundamente.
Los Socialistas pensamos que sí se puede, y se debe, actualizar la Constitución del 78 y que la política no se reduzca o a silencios o a ruidos abrumadores. Es necesario decir lo que se piensa o no hablar mucho para decir nada o poco. Las declaraciones políticas están sustituyendo a la opinión y a la acción política; con ello los ciudadanos no perciben que tengan líderes políticos sino políticos parlantes desgastados.
Actualizar o reformar nuestra actual Constitución es una cuestión planteada en la misma Constitución; intentar hacerlo desde el análisis en una Comisión de Trabajo en el Parlamento de España es una acertada iniciativa para que, entre todos, sin miedos, podamos “cambiar la gestión del cambio”.
Con el debido respeto, esto es una sandez porque:
1º)Porque la CE es un refrito de la alemana, italiana y menor medida, de la Francesa, que a su vez inspiran al resto de Constituciones europeas, así como a sus excolonias, y países latinoamericanos. Modificarla sería una «innovación» que francamente, no viene a cuento.
2)Porque, salvo la forma de estado (monarquía/república), con el actual marco, se puede aprobar prácticamente cualquier ley que el parlamento quiera aprobar sin ser inconstitucional. Es una constitución deliberadamente ambigua, como para no «molestar» al parlamento en su día a día. Una constitución es una norma superior que marca las reglas de juego, pero no el juego en sí, que es la política reflejada en el BOE.
3)Porque ninguna reforma de la CE garantizaría una mejora de vida de los ciudadanos. La mejora vendría por una mejor (que cada cual juzgue qué considera «mejor») gestión pública de los políticos en las admones.
4)Porque en esta reforma que propugna el psoe -y que deliberadamente no concreta- subyace una idea que es inédita en el mundo, que no es otra que la de reconocer privilegios a unos ciudadanos por encima de otros, en función del territorio donde se viva. «Todos los españoles son iguales ante la ley». No hay mas que decir. Y
5)Puesto que como la CE recoge el principio de soberanía popular indivisible, Jurisdicción única de los jueces, un principio de autonomía de las administraciones descentralizadas (da igual llamar a la admón «federal» que «autonómica y esta nomenclatura no justifica una reforma de la CE)y la efectiva igualdad de los ciudadanos, francamente no se me ocurre qué diantres quieren cambiar los socialistas, y para qué.
Quizá habría que hacer como los que mejor viven: no tenerla por escrito.
Aunque es un arma de doble filo. Sirve tanto para cumplirla, como para no hacerle caso o usarla según parezca.
Es verdad que una reforma de la constitución sin cambiar actitudes no sirve para nada. Pasar de una España «católica» y en dictadura a una España «luterana» e integrada en la UE es un paso que aún no hemos dado. En 1986 lo único que hicimos fue aumentar impuestos y seguir con los mismos sueldos y derechos que cuando nos pedían en pasaporte en las fronteras europeas (cosa que sigue más o menos igual).
Pero, también es verdad que esta CE se hizo en un momento y por unos personajes que ya son historia. La España actual no tiene nada que ver con la de 1978 ¡Gracias a Dios! Y la ciudadanía está mucho más formada y es mucho más consciente de lo que significa un estado del bienestar y los derechos y deberes que la asisten. Por lo tanto, creo que hacerle una reforma y tirar ciertos tabiques no tiene por qué ser ningún problema. Más bien el problema son los que cobran un sueldo público para asustar a los demás y no perder sus parabienes.
Siempre será peor para todos vivir del miedo al qué pasará que lanzarse con toda la precaución necesaria y hacer algo acorde al momento. O es que aún no somos mayores de edad?
Pongo como ejemplo la Biblia, el Corán, la Torá, textos mucho más importantes para muchísimos ciudadanos que la CE ¿Y si los que creen en algo vivieran conforme a lo que dicen esos textos? ¿Estarían todos en el psiquiátrico o la cárcel? Pues igual con la CE. Son textos que tienen su momento, y la CE no se reforma porque le viene muy mal a los que viven muy bien ¿A que sí Cospedal?
A lo que hay miedo es a una constitución nueva, con Cortes constituyentes que contengan gente formada en la falta de democracia real (Podemos y así). La pregunta lleva trampa porque esconde la falacias de petición de principio.