Las Jornadas Micológicas de Almodóvar del Campo organizadas por el Ayuntamiento en colaboración con la empresa de turismo activo Descubre Alcudia, resultaron un éxito tanto en participación global como en la experiencia de campo que transcurrió el sábado en Fuencaliente. Un balance positivo que anima a los convocantes a seguir fomentando esta afición en la que, como ha sido el caso, se hace necesaria la presencia de expertos en la materia.
Con la entrega de premios y una exposición de las setas recogidas en los monte del entorno de la Fuente del Almirez concluían ayer domingo las actividades. La cita más destacada fue precisamente el desplazamiento hasta Sierra Madrona, en la que 25 participantes compartieron un espléndido día en el que no faltó tampoco una comida elaborada con productos micológicos.
El concejal José García-Minguillán reconocía que, a la complicidad meteorológica del sábado se unió el hecho de que la temporada de lluvias previas, permitió a los excursionistas regresar con decenas de ejemplares de una gran variedad de especies. Algunas de ellas tan curiosas, añadía María José Sendarrubias, de Descubre Alcudia, que al olfato desprenden aroma de anís y otras que hacen recordar sotanas de viejos religiosos.
De hecho, como indicaba Valentín Rubio Galera, técnico de medioambiente que actuó en la jornada de campo como guía y gran conocedor de este mundo de no pocos entresijos, en Fuencaliente fueron capaces de localizar hasta casi un centenar de variedades diferentes, clasificándose finalmente la mitad para la exposición que albergó el salón de cine municipal. Una cifra muy destacable a tenor de que las 3.000 especies que se contabilizan en Europa, de las que un millar están establecidas en la provincia. De ellas, una decena son altamente tóxicas y otras tantas son verdaderas ‘delicatessen’.
“Hemos cogido cosas muy curiosas, desde las mortales como ‘amanita phalloides’ hasta otras tan exquisitas como la ‘amanita caesarea’ o los ‘boletus edulis’ o ‘aereus’ y níscalos comestibles”, refería este entendido que tuvo la ayuda de otros dos compañeros, tanto para guiar, como para explicar a pie de campo, como para, finalmente, hacer la clasificación. Todo ello con mucho tiento en algunos casos y auxiliados por publicaciones especializadas.
Entre los consejos que los participantes recibieron cabe citar la necesidad de una planificación previa antes de salir al campo, para evitar meterse en propiedades no públicas o en zonas de cacerías y para determinar qué tipo de bosque da cobijo a la especie que se quiere localizar. Y es que, como bien dijo, “los níscalos se pueden encontrar en bosques de pinares”, que fue uno de los dos tipos que pisaron los aficionados, además de un robledal.
También aconsejó ir provistos de cestas en lugar de bolsas que, por cierto, van a quedar prohibidas para estas lides en el próximo reglamento sectorial. Cestas, porque “se conservan muchísimo mejor y no se rompen las setas que, además, van soltando esporas que es algo muy bueno para propagar la especie allá por donde se camina”. Y no olvidar la navaja, cortando por el pie a la altura del suelo si son para consumo o llevándosela entera si es con intenciones investigadoras o de exposición, “cuidando en este caso de tapar el micelio del que procede para que permita nuevos brotes”. Sobre lo anterior siempre una máxima, “ser siempre respetuoso con el campo y el medio ambiente”, en palabras de Valentín Rubio.
La componente educativa para los más pequeños ha sido otra de las notas exitosas de esta iniciativa. Por un lado, a través del concurso de dibujo ‘Las setas y el otoño’ que se organizó para los tres colegios de la localidad, estableciéndose tres premios correspondientes, respectivamente, a cada uno de los tres ciclos y dotados cada uno de ellos con 20 euros en material escolar.
Así, este domingo se entregaban los premios, correspondiendo el de primer ciclo a María Espinosa Álvarez; el de segundo, a Marta Romero Sánchez; y el de tercer ciclo correspondió a Lorena San José Solís. En el acto, por cierto, se aprovechó para dar los respectivos de los ejemplares más grande y más raro localizados en la salida a Fuencaliente, una seta nido y un boletus que respectivamente cosecharon Ascensión Morena y Juan Morales.
Por otro lado, las jornadas daban inicio en la tarde del viernes con una actividad de cuentacuentos que reunió a casi medio centenar de pequeños de al menos 3 años de edad, “que quedaron encantados con la posibilidad de colorear dibujos de setas y dejarse atrapar por la historia que les contamos” indica María José Sendarrubias haciendo también referencia a su compañera Yolanda de Gregorio.
García-Minguillán considera un “factor importante concienciar a nuestros niños sobre nuestra tierra, que todos sabemos que es una de ganaderos y de agricultores, pero también existen otros productos complementarios como puede ser el mundo de la micología y las setas, menos conocido, pero que a los niños les es muy fácil asimilar a través de cuentos infantiles con seres fantásticos, como los gnomos tan vinculados a este mundo”.