Cuéntase que en Valladolid, en el año de 1454, un monarca “finó de fiebre, ca (que) mucho le apretó” [1], el día anterior a la festividad de la Magdalena (22 de julio)…
Si en el artículo anterior nos centrábamos en el fundador de la localidad hoy conocida como Ciudad Real, a él, sin ningún género de dudas, se debe unir en importancia otro rey en relación a la historia de esta ciudad: Juan II de Castilla, pues a él se debe que la otrora Villa Real adquiriese la condición de “Ciudad”, y desde ese momento fuera conocida con su denominación actual.
Fiel reflejo de que esta vinculación con el monarca va más allá del título de ciudad adquirido, son la existencia de una calle con su nombre – que antes tuvo la denominación de Calle de las Oliveras en la II República – y de una estatua ecuestre con su figura presidiendo ufana los Jardines del Torreón, obra del escultor – y más aún conocido cantante – Sergio Blanco.
Centrémonos, pues, en el aspecto biográfico del monarca castellano y su vinculación con nuestra ciudad.
Allá por 1405 nacía el futuro Juan II de Castilla en la localidad de Toro, provincia de Zamora, concretamente en el Palacio del Monasterio de San Fernando, siendo rey desde 1406, momento en el cual había fallecido su padre Enrique III de Castilla, quedando – dada la situación de minoridad – la regencia en manos de su madre Catalina de Lancaster (de 1406 a 1418) y de su tío paterno, Fernando “de Antequera” (de 1406 a 1416), bicefalia que propiciaría la división del reino en dos partes, y que tendría como mediador al Consejo Real, siendo efectiva desde el 15 de enero de 1407, y prestando ambos juramento en las Cortes de Segovia. La custodia de Juan corría a cargo de don Diego López de Estúñiga y don Juan Fernández de Velasco, y su educación, por parte del obispo de Burgos, Pablo de Santa María.
Para definir el reinado de este monarca en relación con nuestra ciudad, citamos al historiador Luis Rafael Villegas Díaz [2], el cual nos señala lo siguiente:
“El largo y también conflictivo período del reinado de Juan II, heredero del trono castellano, va a generar abundante documentación, a través de la cual se deja ver una Villa Real pletórica y llena de fuerza, que mantendrá casi hasta las últimas décadas del siglo XV. Ha sido labor paciente de siglo y medio de existencia – recordemos la fundación alfonsina de 1255 – pero que se puede decir que el siglo XV, hasta los primeros años del reinado de los Reyes Católicos, es el siglo de mayor esplendor de la villa, que bien pronto se tornará en ciudad”.
Así pues, la documentación de la época ya nos reflejaba el esplendor de esta villa y su nueva condición de ciudad, siendo testimonio de ello los muy mermados documentos que hoy en día aparecen en el Archivo Municipal de Ciudad Real – sólo se poseen de esta época los números 20 al 23, cuya relación corresponde a Manuel Romero Fernández [3] – , tal como sigue:
- 1427, Julio, 29 Valladolid. Pergamino, 64 X 40; Bueno. Juan II concede y confirma el privilegio dado por Alfonso X en el año 1261, por el cual se otorgó a Villa Real el Fuero Real y ciertos excusados a los caballeros que mantuvieran armas y caballeros.
- 1442, Febrero, 13, Todo. Papel; 22 X 30; Bueno, 2 folios. Traslado fechado en julio, 29 de 1447, en que Juan II revoca la donación de Ciudad Real, que tenía hecha a la princesa Doña Blanca, mujer del Príncipe Don Enrique.
- 1449, Noviembre, 8, Valladolid. Papel; 31 X 21; Regular; 4 folios. Juan II concede el perdón a Ciudad Real por las muertes y robos que hubo en esta ciudad el día 7 de julio de 1449 contra los conversos.
- 1435, Junio, 13, Valladolid. Papel; 27 X 34; Regular. Provisión de Juan II para que los escribanos guarden las ordenanzas sobre sus derechos.
A ellos habría que unir los inventarios anteriores de Emilio Bernabeu Novalvos y de Isabel Pérez Varela [4], mencionando – mostrando el maltrato sufrido por esta documentación – la relación que hace el primero de los citados de otros documentos ya inexistentes, tal como sigue:
Preuilegio Enque da auillarreal al rrey dearmeria Vnprevillegio del rrey don juan En pergamino y con sello rreal de plomo En que dio auillarreal al rrey dearmeria sudacta enlas cortes desegouia açinco dias de octubre hera de 1421 asº, diosela por sus dias y promete y da su palabrarreal que de alliadelante noseradado aotro sino queserade la corona rrealsiempre.
Para queuillarreal buelba ala corona rreal Vn previllegio del rrey don Enrique tercero deste nombre En que confirma la merçed ffecha a Villarreal por don juan su padre para que despues delos dias de larreyna doña beatriz su madrebuelba ala corona de castilla y no se pueda Enagenar della perpetuamente su dacta año de 1396.
Ordenanças del vino Vn previllegio de la rreyna doña beatriz donde confirma çiertas ordenanças quel conçejo de uillarreal hiço sobre El vender del vino En bodegones su dacta En El año de 1405.
Nombramientos de jueçes para los pleytos deleñas Çedula delrrey donEnrrique tercero En que nombra por jueçes para los pleytos quetratan villarreal con El maestredecalatraua al obispo deçamora y al doctor viçente arias oydor desurreal conçejo sobre El cortardelaleña y otras cosas sudataentoro aonçe deoctubre de 1397 asº.
Carta de pago de doña beatriz Vna carta de pago de doña beatriz muger de alonso martinez de guzman Enque diçe que rreçiuio de juan alonso de uillamayor veçino de villarreal trese fanegas de trigo y dos y media de çeuada del terradgo de las tierras de la poblachuela en elaño de 1413.
Confirmaçion de los previllegios de uillarreal Confirmaçion del rrey don juan de todas merçedes ffechas a uillarreal ffecha en burgos adoce de agosto hera de 1417.
Preuillegio delos caualleros deuillarreal Traslado delprevillegioyfueros quel rrey donalfonso Elsabio conçedio alos caualleros que bibiesen envillarreal que mantubiesen armas ycaballo sudacta Enlahera de 1299. Estado confirmado detodos los rreyes de castilla yleon hastael rrey donjuan Elsegundo.
Otro perdón Otro perdón del rrey don juandeçiertos rrobos y muertes Escripto Enpapel que hiço alos Veçinos desta ciudad num.º 1.º.
Concordia con calatraua Vn traslado de vna concordia questa ciudad hiço con El maestre de calatraua don luis deguzman ffecha en la uilla de almagro En El año de 1424.
Concordia concalatraua sobre leñas Vna concordia entre çiudadrreal y calatraua sobre lo delas leñas en pergamino y con tres sellos deçera su ffecha En almagro a onçe días de março de 1424.
Para que los caualleros de sierra paguen ciertos maravedís Vn mandamiento y librança dada por El Conçejo justicia y rregimiento dela dichaÇiudad En El año de mill y quatrocientos y veinte y cinco En que manda que los caualleros de sierra que a la raçon heran En Esta ciudad den a maestro juan çirujano veçino della dos mill y ochoçientos yveinte y cinco maravedís queauia de auer por vna sentencia arbitraria que se les rreciuira En quenta delos marauedis Enque los dichos caualleros desierra tinian arrrendado Eldicho offiçio.
Salario de vn çirujano Probission del rrey don juan Enque manda se le paguen a maeçe juan çirujano El salario que conçierto con El la ciudad sudacta en El año de 1431.
Carta muy notable del príncipe don enrique Carta del prinçipe don Enrique para çiudadrreal en donde les encarga conserben El leal proposito que tienen en serviçio del rrey don juan su padre contra todos los que pretendieron enagenar Esta ciudad de la corona rreal y como prinçipe les promete conseruar sus previlegios y conçederles otros de nuevo Esnotable carta para çiudadrreal sudacta en avila a 29 de abril de 1444 asº.
Çedula de agradecimiento del rrey muy notable Vn traslado autorizado de vna carta del prinçipe don Enrrique hijo de don juan segundo En donde agradeçe a Esta ciudad rreal y el cuydado que tiene de la guarda y conservaçion Enla corona rreal por lo qual le ofrece de parte del rrey y suya haçerle una merçed su dacta en avila año de 1444.
Yden (çedula deagradecimiento del rrey) Çedula original del traslado de sevro Es muy notable en fauor desta ciudad.
Pecherias Probission del prinçipe don Enrrique que habla sobre las pecherías sudacta en çiudadrreal a 26 dias del mes de abril de 1453 años.
Para rrepartir por sisa Probission del prinçipe don Enrrique quarto para que puedan El procurador y jurados desta ciudad conynterbençion de la justicia rrepartir tres mill marauedis Entre los hombres buenos pecheros para sus necesidades de la dicha ciudad su dacta en segobia a 31 de julio de 1453 asº.
Salario del corregidor Çedula del príncipe don Enrrique, hijo del rrey don juan En que manda que se le de a gonçalo carrillo corregidor que hera desta çiudad y la de jaen natural y veinte y cuatro de cordoua quarenta mill marauedis de salario cada año por El officio de su corregimiento su dacta en segobia a 21 de jullio de 1454 asº.
Asiento de ciertos criados del rrey Çedula del rrey don juan El segundo para sus contadores En donde manda asentar por sus criados, a gonçalo de Oviedo y a otros su ffecha a 6 de octubre de1455 as. (Esta equivocada la fecha pues don Juan II murio en 21 de Julio 1454).
Hasta marzo de 1419 asistiremos a un período de minoridad del futuro Juan II de Castilla, época que viene a estar definida por algunos acontecimientos de interés, como son:
a) La reanunación de la guerra con el reino nazarí de Granada, en los años 1410 a 1411, pues – a iniciativa de don Fernando – tras el infructuoso cerco a Setenil y la posterior tregua de 1408 a 1410, se atacaría en este año la plaza de Antequera, tomándose dicha plaza, adquiriendo el apelativo “de Antequera” desde aquél entonces. En esta época –1410 – pasaría a formar parte del futuro monarca a modo de paje Álvaro de Luna, de quien hablaremos más adelante.
b) El acercamiento con naciones europeas como Inglaterra – en 1410 se firmaría un acuerdo en el que se contemplaba la libertad de comercio entre ambos reinos – y Portugal – en 1411 se firmaron unas treguas.
c) La regencia en manos de la madre del heredero, doña Catalina de Lancaster – de 1406 a 1418 –, y de su tío don Fernando de Antequera – que desde 1412 con motivo del Compromiso de Caspe también se convertiría en rey de la Corona de Aragón con el nombre de Fernando I, delegando sus responsabilidades en Castilla en sus lugartenientes el obispo Juan de Sigüenza, el obispo Pablo de Santa María de Cartagena, Enrique Manuel de Villena, y Per Afán de Ribera el viejo, adelantado mayor de Andalucía; además de establecer una política matrimonial de sus vástagos que asegurase un futuro preeminente en el reino castellano: Juan obtiene el ducado de Peñafiel, Enrique y Sancho serán los maestres de las Órdenes Militares de Santiago y Alcántara, y María sería la futura esposa del propio Juan II de Castilla –, y
d) Con motivo del fallecimiento de su madre el 2 de junio de 1418, el heredero se convertiría en el rey Juan II de Castilla desde marzo de 1419, al ser declarado en las Cortes de Madrid como mayor de edad cuando aún contaba la edad de 14 años, siendo descrito este acto por el historiador Julio Valdeón [5] de esta guisa: “Asi comenzo su discurso Sancho de Rojas, arzobispo de Toledo: ≪Muy Poderoso Senor: Los de Vuestros Reynos e Senorios son aqui ayuntados en estas vuestras Cortes, oyendo que es complida vuestra edad de catorce anos, para vos entregar el regimiento de vuestros Reynos, como las leyes dellos lo disponen e mandan≫. Despues hablo, en representacion de la alta nobleza, el almirante Alfonso Enriquez: ≪Muy Excelente Principe, Rey e Senor: pues a Nuestro Senor ha placido de vos traer en la edad en que vos, Senor, podais regir e governar vuestros Reynos e Senorios, todos con aquella reverencia que debemos vos entregamos el regimiento e governacion dellos≫. El rey Juan II contesto dando gracias a Dios”. Poco después contraería matrimonio con María de Aragón, hija de su tío Fernando I “de Antequera”, el 4 de agosto de 1420.
A pesar de que Juan se convirtiera en rey, la bicefalia antes descrita mostraría una situación conflictiva definida por las luchas de poder entre dos bandos: el monárquico, encabezado por el propio Juan II y su valido don Álvaro de Luna, y los vástagos del monarca aragonés Fernando de Antequera, los conocidos como infantes de Aragón; a ellos se unirían los grandes linajes de la nobleza castellana. De estos actores en el reinado de Juan II, Julio Valdeón [6]nos apunta algunos rasgos, tal como indicamos a continuación:
a) De Álvaro de Luna cabe destacar que fuera bastardo de un sobrino de Benedicto XIII y que iniciaba su contacto con la corte del monarca Juan en 1410 como paje, acercándose paulatinamente al monarca castellano – el citado autor refiere incluso el posible enamoramiento del monarca por don Álvaro –, e incluso entroncaría con un linaje nobiliario al contraer matrimonio con Elvira de Portocarrero, su primera esposa.
b) En cuanto a los infantes de Aragón, estaban dotados de un poder tanto político como económico, aunque contando con el apoyo de su hermano Alfonso V de Aragón, o que Juan casase con Blanca de Navarra “en las tierras de Castilla y León se veía a los infantes de Aragón como si constituyeran un partido extranjero”.
c) Y, en cuanto a la alta nobleza, no se trataría de un grupo homogéneo sino más bien que se fueron moviendo en apoyo de ambos bandos.
En este período de minoridad del futuro Juan II, existen acontecimientos que se dan en Villa Real, nuestra actual Ciudad Real, y de estos podemos citar los siguientes:
a) El futuro heredero – bien asesorado por el regente don Fernando – atisbará la importancia estratégica de nuestra ciudad dentro de las relaciones comerciales, sobre todo en lo que atañe al comercio lanero. Consecuencia de ello sería la confirmación de los privilegios condedidos a la villa por Alfonso el Sabio y ratificado por Sancho IV, en diciembre de 1408.
b) La venida de San Vicente Ferrer a Villa Real, uno de los acontecimientos que acreditan la significación y alcance del elemento hebreo en la villa. Delgado Merchán [7] señala que “el 9 de Mayo movíase de vuelta a Alcaraz, pero detenido allí por impertinente dolencia, solo á 14 de Junio pudo trasladarse á Ciudad Real, llegando al fin á Toledo en 30 del mismo…
Extiéndese en otros detalles nuestros cronistas acerca de lo ocurrido en los días que duró la misión de San Vicente, hechos milagrosos que llevó á cabo, profecía que hizo de la decadencia de nuestro pueblo, y otros á este tenor que no mencionamos por carecer de prueba documental. Lo cierto é indudable es que estuvo aquí y que dio su misión á los conversos predicando al aire libre, como solía hacerlo allí donde la concurrencia de éstos podía ser muy numerosa, y que el sitio elegido en la calle de la Mata, frontero á la Sinagoga Mayor, ya á la sazón consagrada al culto católico é instalada la Orden de Predicadores, era por esta circunstancia y por la amplitud y holgura de dicha vía pública, el más llamado al objeto, y que el tiempo de su estancia no debió bajar de trece á catorce dias, plazo razonable para su obra regeneradora. Desde aquí encaminóse á Toledo, donde ya había estado en 1407…
…Grandes y verdaderamente extraordinarios fueron los frutos obtenidos por el entusiasta y santo predicador en otras partes: en Villa-Real apenas se dejaron sentir á menos que los convertidos prevaricaran de nuevo, relapsos y apóstatas, que continuaran viviendo entre los cristianos en sus moradas de Barrionuevo al débil amparo que ya desde esa época siguieron prestándole los sucesores de Enrique el Doliente. Ello es que muy en breve brotan á la superficie en tiempos de Juan II y Enrique IV y promueven alteraciones y conflictos, valiéndose de medios arteros al fin de recabar los puestos del Concejo y así poder hacer de las suyas á mansalva, ayudados siempre, no hay por qué decirlo, de los grandes recursos pecuniarios que estaban a su merced.”
c) En el año 1412 Villa Real seguía teniendo por señora a la reina doña Beatriz, tal como se observa en el hecho de que el fonsario judío fuese donado a su criado Juan Alfonso [8], lo que nos indica el aumento de la población de esta villa, y de su actividad mercantil. Su propietario se vería obligado un año después a vender el mencionado fonsario por la trabas interpuestas por el concejo municipal, siendo sus nuevos dueños la cofradía de Todos los Santos, San Juan y San Miguel.
Tras la minoridad de Juan, comienza su reinado en el que las luchas de poder quedan perfectamente definidas entre los bandos encabezados por el valido don Álvaro de Luna y el que constituían los infantes de Aragón, y como aliados tendrían a los nobles castellanos, tal como ocurre en el episodio del fracasado golpe – también denominado <atraco> – de Tordesillas de 1420, que nos describe don Joaquín Gómez de la siguiente forma:
“…Salió el Rey de Tordesillas, donde estubo cercado por el Infante Don Enrique, y notando varias parcialidades fingió irse á caza, y se retiró al Castillo de Montalban con Don Alvaro de Luna, su confidente con el conde de Benabente y otros caballeros de confianza. Tan desprevenido estaba el Fuerte que solo hallaron ocho panes, una fanega de arina, dos de cebada, y dos cantaros de vino. Noticioso el Infante Don Enrique cercó el Castillo de Montalban para impedir la entrada de sustento. En tan apuradas circunstancias se acordó el Rey de la Hermandad de Villa-real, y pidiendo socorros, salieron armas y comestibles.
Hubo algunos engaños por los sitiadores para entretener, pero a los tres días consiguieron entrar en el Castillo, donde sirvieron al Rey, que se encontraba oprimido en terminos de haber mandado matar los Caballos, y el suyo el primero para poder ir atendiendo al preciso sustento de los que le servían, porque no hubo mas viveres que los que entraron los de Villa-real, y una gallina, un pan, y un pequeño jarro de vino, que el Infante Don Enrique enbiaba para el rey, habiendo ocurrido por entonces, el que un pastor, que por allí apacentaba ganados, quiso ver al Rey, y le entregó una perdiz, de que se dio por muy servido, premiandole debidamente. Concurrieron las Hermandades, y con su auxilio salió el rey del Castillo de Montalban, que existe destrozado en la proviancia de Toledo; y los de Villa-Real pidieron al rey de merced, que por el servicio prestado, se dignase hacer Ciudad a Villa-Real. Accedió muy gustoso á la demanda y en Diciembre de 1420, la dio el Título de Muy Noble, y Muy Leal Ciudad de Ciudad Real, fiandose de ella asi en paz como en guerras”[9]. Esta nueva condición nos viene reflejada en el rótulo posterior de la estatua ecuestre del monarca que aparece en los Jardines del Torreón – obsérvese en la fotografía –, tal como sigue:
“… e los de Villareal suplicaron al rey que la hiciese cibdad, e al Rey plugo dello, en mandó que dende en adelante se llamase Cibdad real”
Año de 1420 [10]
De este modo se estrecha aún más el vínculo de este monarca con nuestra ciudad, pero no queda aquí la cosa, pues durante su reinado no ya sólo porque en 1430 confirmase sus ordenanzas, sino porque honró la ciudad con varias visitas, alguna de ellas de singular recuerdo.
El auge de los negocios de la ciudad alimentaría la codicia de los nobles, y, por ende, del propio valido, don Álvaro de Luna, pues en 1421 recibirá el almojarifazgo de Ciudad Real y en 1424 su escribanía, bienes que posteriormente – 1434 – serían trocados a la Orden de Calatrava por otras heredades. Además supondría una necesaria reorganización administrativa, y como consecuencia de ello la elaboración de unas ordenanzas – quizá las mismas que mandó hacer Alfonso XI según nos indica L. R. Villegas – por parte de concejo y que el propio monarca confirmaría en 1430, y que en 1435 ordenaría a los escribanos de la ciudad que las cumpliesen.
Ya a finales de abril de 1424 el monarca había estado en Ciudad Real, donde permaneciese al menos unos días, aunque sería en su viaje de ida y vuelta de 1431 cuando mayores recuerdos cabe resaltar.
Así, en el viaje de ida del 24 de abril nos recuerdan Joaquín Gómez y Luis Delgado Merchán el siguiente episodio:
“Hallandose en su Alcazar cuyas ruinas hoy se llaman Torreon el martes 24 de Abril del año 1431 a la hora de visperas se sintió un terremoto, y calleron algunas almenas del Alcazar, y muchas tejas; se abrió una pared en el convento de San Francisco; y se desplomaron dos piedras de la Bobeda de la Iglesia parroquial llamada San Pedro. El rey estaba durmiendo, y como sintió el terremoto salió apresurado al patio del Alcazar, y sin detenerse al Campo”[11]
“…mención de la visita y estancia que en el año siguiente de 1431 hizo este rey á su paso para Andalucía, hecho relatado por su crónica en el capítulo XIII, que llevva por epígrafe –De cómo estando el Rey en Cibdad Real hizo un terremoto asaz grande, en que cayeron algunas almenas del alcázar- en esta forma: <Estando el Rey en su Alcázar en Martes á veinte y quatro días del mes de Abril del dicho año (1431) quanto a hora de visperas hizo un terremoto en que cayeron algunas almenas del Alcázar, e muchas tejas, e abrióse una pared en el monasterio de San Francisco desa cibdad, e cayeron dos piedras de la bóveda de la capilla de la iglesia de San Pedro. El Rey estaba dormiendo, e como sintió el terremoto, salió a muy gran prisa al patio del Alcázar, e dende al campo>.”[12]
El regreso de este viaje a Andalucía se produciría el 16 de agosto, mas en este intervalo se daría la campaña contra el musulmán en Granada cuyo cénit sería la victoria cristiana en La Higueruela o de Sierra Elvira el 29 de junio de 1431, cuya participación del monarca Juan aparece majestuosa en los Jardines del Torreón de nuestra ciudad en la estatua ecuestre de Sergio Blanco de unos 4 metros de altura, inaugurada el 13 de abril de 2007.
En esta década de 1430 don Álvaro de Luna estaba acumulando tal poder que despertó las reticencias de las casas nobiliarias castellanas (los Manrique, los Pimentel y los Enríquez), auge del valido que a finales de esta década entraría en retroceso al ser desterrado, momento en el que los infantes de Aragón recuperarían la buena situación económica de la que anteriormente gozaban. En estos momentos entraría en escena el príncipe heredero Enrique, apoyado por Juan Pacheco; y, en 1441, los infantes de Aragón conseguirían un nuevo destierro del condestable de Luna.
La importancia de este núcleo castellano lo atestiguará su susceptibilidad de comerciar con él y ser objeto de donaciones y dotes, tal como ocurría al desposarse el príncipe Enrique con doña Blanca, hija de Juan I de Navarra.
La inclusión de Ciudad Real dentro de la dote del heredero entre otras ciudades y villas, generaría un gran malestar en la población y este sentimiento se hizo extensible a otras ciudades realengas. Consecuencia de ello sería la pronta reacción del monarca, el cual acabaría revocando tal donación tal como se observa en un documento de 1442, pasando el señorío de la ciudad al infante don Enrique.
Esta ambivalencia de la corona sería aprovechada por otras fuerzas políticas para reivindicar la dote de doña Blanca, presión ejercida que generaba reservar en los de Ciudad Real respecto al monarca y que serían ejemplificadas en julio de 1447, momento en el que el concejo de la ciudad pediría se hiciera un traslado de la revocación hecha en 1442 – que constituye el documento número 21 del Archivo Municipal de Ciudad Real descrito anteriormente –, hecho que había sido precedido por el agradecimiento del infante don Enrique a la ciudad por el cuidado que demostraban sobre los derechos de la corona y que generó una promesa de una nueva merced en 1444, mencionada esta última en el Inventario de Emilio Bernabeu de esta guisa:
“Carta muy notable del príncipe don enrique Carta del prinçipe don Enrique para çiudadrreal en donde les encarga conserben El leal proposito que tienen en serviçio del rrey don juan su padre contra todos los que pretendieron enagenar Esta ciudad de la corona rreal y como prinçipe les promete conseruar sus previlegios y conçederles otros de nuevo Esnotable carta para çiudadrreal sudacta en avila a 29 de abril de 1444 asº”.
En 1445 María de Aragón fallecía y Juan II de Castilla contraería matrimonio en segundas nupcias con Isabel de Portugal, matrimonio celebrado el 17 de Agosto de 1447 en Madrigal de las Altas Torres.
Este hecho, unido al reforzamiento de la Corona surgido de la batalla y las Cortes de Olmedo en el que el príncipe Enrique tendría ya participación manifiesta, cambiaría, sin duda, la polítíca seguida en Castilla, puesto que la nueva reina no tenía en tan alta estima al Condestable don Álvaro de Luna, siendo consecuencia de ello que en la persona del monarca castellano se infundiese un desapego creciente hacia su valido, el cual sería arrestado, juzgado y ejecutado por degollamiento en la Plaza Mayor de Valladolid el 3 de Junio de 1453.
El convulso reinado de Juan II pareciera que hubiese provocado el debilitamiento de la monarquía, no más lejos de la realidad sería tal afirmación, puesto que el poder regio crecería, aumentaría el papel de los letrados, el número de corregidores a modo de delegados del monarca que controlaban ciudades y villas y mejoraría la máquina recaudatoria. Por el contrario, existen revueltas sociales como las de Galicia –la revuelta irmandiña- y el País Vasco –“los herejes de Durango”-, en las que no nos detendremos por estar lejos de nuestro objeto de interés, y otros conflictos de índole religiosa, como acaesció en 1449 – fecha en la que el monarca pareció otorgar a la ciudad su voto en Cortes –, tal como nos relata Julio Valdeón:
“El acontecimiento más llamativo de aqueños años fue la actitud popular que estalló contra los conversos en Toledo, en el año 1449. El punto de arranque fue la protesta por un impuesto exigido a los pecheros, de cuya recaudación se encargó Alonso de Cota, un cristiano nuevo. Al frente de aquel movimiento anticonverso se situó Pero Sarmiento, alcaide del alcázar de Toledo. En la Sentencia-Estatuto, aprobada por los enemigos de los cristianos nuevos, se decía de estos que <han fecho, oprimido, destruido, robado e astragado todas las más de las casas antiguas e faciendas de los christianos viejos de esta cibdad e su tierra e jurisdiccion>. Por su parte, el bachiller Marcos García de Mora escribió un memorial en el que acusaba a los conversos de estar <sorviendo por logros y usuras la sangre y sudor del pobre xenero christiano>. No llegó a decir Marcos García de Mora que los judeoconversos procedían de un ruin linaje. A la postre, aquella revuelta contra los conversos fue sofocada, mas la actitud contra los cristianos nuevos proseguía en las tierras de la Corona de Castilla” [13]
Y, ya en la localidad de Ciudad Real, Delgado Merchán nos relata lo siguiente:
“Preparadas las cosas en la forma dicha, llegaban á Ciudad Real por Junio de 1449 los resplandores de la hoguera encendida por cristianos y conversos dentro de los muros de Toledo, suceso de capital importancia y que influyó poderosamente en las escenas de sangre habidas á continuación en las calles de nuestro pueblo. Las causas del ruidoso motín toledano, aunque el motivo del momento para su explosión fuera otro, eran en su origen las mismas, el odio y la desconfianza entre ellos iguales, el deseo de venganza idéntico, las demasías y excesos preliminares parecidos en un todo. Arrendadores de las rentas reales y recaudadores de tributos é individuos del concejo en su mayor parte eran allí los neófitos, …; y recaudador era aquí el ricacho Juan González, quemado más tarde enlas hogueras de la Inquisición, y Corregidor Pedro Barba y el alcalde el Bachiller Rodrigo, jefes del movimiento, que llevó a la consternación á los hogares manchegos: …y las Escribanías y los oficios concejiles, puestos en manos de los avaros conversos, fueron en Ciudad Real punto de la discordia y blanco al que se encaminaban los tiros de la sangrienta asonada. …y dueñas también aquí, y envalentonadas con el auxilio de los comendadores calatravos, de antiguos irreconciliables enemigos trocados en esta sazón en defensores de los realengos, cristianos de cepa, corrían con Albar García de Villaquiran y Antón Martínez á Barrionuevo centro de la judería entregándose á los mismos horribles excesos: …arrastrados fueron aquí, después de muertos á lanzadas, saetazos y cuchilladas, por varias calles de la ciudad, y conducidos á la plaza pública, aforcados por las piernas y por semejante, y puestos en la picota el célebre Bachiller Arias Díaz, Gonzalo Alfon de Siles, Juan García Eseno, e Pedro Díaz Trapero, e Diego Dine, Martín el Calvo, la mujer de Ferrando Moxito, Fernando Colmenero, Juan López Cerero, é Gonzalo fixo de Fernando García de la Mata etc. Por último, y para que la semejanza fuera en lo sustancial completa, … é impunes y perdonados por el rey fueron los perpetrados en Cibdad Real según el documento, de donde extraemos estos datos el más luminoso, para conocer la historia de nuestro pueblo durante el siglo XV, de cuantos se han conservado á través del tiempo.
Ignorada de nuestros piadosos cronistas la historia de los judíos aquí avecindados, no es de extrañar que no hayan parado mientes, aun aquellos que indican algo sobre sucesos profanos, en el trascendental é importantísimo, que nos ocupa. …que las diferencias entre conversos y cristianos viejos, ahondadas por las arbitrariedades y abusos de los primeros, arbitrariedades y abusos que pasando del radio de la población hacen teatro de dolorosas escenas algunos lugares de la Orden, son las que en hora de exacerbación suprema producen la sangrienta colisión de que se trata, y explican á su vez la intervención directa de comendadores y caballeros en la contienda…
Dividida la ciudad en dos poderosos bandos, que se disputaban el mangoneo de los negocios públicos, …, halagos de la fortuna é influencias cortesanas habilidosamente obtenidas por Juan González, corifeo principal del movimiento, Secretario de Juan II y de Enrique IV según el texto de sus declaraciones ante el Santo Oficio, Recaudador de los tributos del rey á la fecha del suceso, habían puesto en mano de los conversos, entre los cuales se contaban los opulentos hermanos, sobrinos y parientes de dicho recaudador, las riendas del gobierno de la nueva ciudad, situación que les permitía hacer y deshacer á su antojo con harta mengua de los cristianos de abolengo. Hasta donde llegaran las violencias de su caciquismo, como hoy llamaríamos, lo dicen los agredidos en su demanda de perdón al rey, siquiera como parte interesada, á quien tanto importaba la probanza de su inocencia, exageraran algo los sucesos…
¿Quiénes provocaron el conflicto? ¿A quiénes alcanza la responsabilidad de los horribles atentados que historiamos? ¿Sobre quién debe pesar la sangre que salpicó las calles de Ciudad Real? Fray Alonso de Oropesa, varón de reconocida virtud y saber y enérgico defensor, en su libro Lumen Dei ad revelationem gentium, de la unión de cristianos nuevos y cristianos viejos, haciendo pesquisas en Toledo por encargo del Arzobispo Carrillo, conposterioridad al levantamiento de que dejamos hecha mención, halló (según declara en su Historia de la Orden de San Gerónimo el P. Sigüenza) <de una y otra parte mucha culpa: los cristianos viejos pecaban de atrevidos, temerarios, facinerosos; los nuevos, de malicia y de inconstancia en la fé>. Acaso y sin acaso, si Fr. Alfonso de Oropesa hubiera extendido su misión de inquirir á lo sucedido en Ciudad Real, dijera lo mismo, y á tal parecer someto yo la contestación de dichas preguntas. Cierto que allí invocaban los toledanos para justificar su persecución contra los conversos un privilegio de D. Alfonso (sin decir de cuál Alfonso), por el cual eran exhonerados éstos de los cargos públicos oficiales, y aquí no hallaron á mano, como hallaran después reinando Enrique IV, privilegio semejante, pero en cambio sin tener necesidad de apelar á este inventado recurso, atenúa no poco la culpabilidad de los autores de la sedición ciudarrealeña, en la parte que corresponde á los cristianos viejos, el hecho positivo de que no fueron ellos los primeros desmandados en la lucha, á creer el relato que para el otorgamiento del perdón elevan á los piés del trono.
Amago de muerte fue para Ciudad Real aquella guerra intestina y causa de una despoblación tal que hizo temer á los fautores de uno y otro bando por su total desolación y ruina. Los moradores de Barrionuevo, conversos ricos en su mayoría, ante el despojo violento de sus intereses, ante la amenaza de sus vidas, sin garantía ni salvaguardia para lo porvenir, determinaron abandonar la ciudad, y muchos salieron resueltos á no volver en tanto que la autoridad real no restableciera y consolidara el orden público. Agravada por tanto extremo la situación del vecindario el Concejo hubo de acudir al Rey con carta de súplica refiriendo lo ocurrido á designando un individuo de cada bando, que lo fueron de parte de los conversos Juan González, Regidor, de los Calatravos el Dr. Frey Andrés, y de los cristianos viejos Juan Fernández Treviño, Contador, á los cuales, decía en la carta, damos por la presente todo nuestro poder complido para presentar á V. A, esta nuestra sumisión é impetración de la carta de perdón por Nos demandada e toda otra cualquier provisión que á vuestra señoría pluguiera facer á los vecinos nuestros, etc., etc. Lleva este documento fecha de 15 de Setiembre de 1449 (Apéndices).
Merece leerse con esquisito cuidado para poder formar juicio de las horribles escenas que aquí tuvieron lugar y de los medios puestos en juego para haber de conjurar uno de los mayores conflictos que registra la historia de Ciudad Real, no sin haber quedado hongo reguero de sangre (veinte y dos muertos y muchos heridos, dice en su portada el documento trascrito)por vivo testimonio de lo que es capaz un pueblo de natural apacible, de suyo quieto y pacífico, cuando rivalidades de raza é intereses de religión sirven de estímulo á su conducta.
Menciónase por duplicado en el Inventario de Escrituras y Privilegios del archivo municipal dicho instrumento público á los folios 3 y 72 vtos., en el primero sin fecha y en el segundo de esta manera:
<Perdón quel rrey don Juan el segundo otorgó á Ciudad Real en rrazón de las muertes y robos que se hicieron en ella contra los conversos en siete días de Julio del año de 1449. Es notable Escritura>.” [14]
La dificil situación de la ciudad vendría como consecuencia del recelo que despertaban los fugados, y por ello el infante Enrique haría una merced para que su concejo pudiera recibir por vecinos a cualquier persona que lo solicitase, concediéndoles exención de pechos por algunos años para atraer nuevos pobladores. Este hecho viene a corroborarse por el avecindamiento de personas en 1452, hecho conflictivo que resolvería el príncipe con la expedición de un documento que explicaba el asunto de las pecherías, aparecido en el Inventario de Emilio Bernabeu de esta guisa:
“Pecherías Probission del prinçipe don Enrrique que habla sobre las pecherías sudacta en çiudadrreal a 26 dias del mes de abril de 1453 años”.
Tampoco la hacienda concejil quedaba muy bien parada, y el infante don Enrique hubo de otorgar poder al cabildo, a través del procurador y jurados, para que pudiera repartir 3.000 maravedís entre los pecheros de dicha ciudad para sus necesidades, cuyo documento aparece igualmente citado por Emilio Bernabeu, de la siguiente manera:
“Para rrepartir por sisa Probission del prinçipe don Enrrique quarto para que puedan El procurador y jurados desta ciudad conynterbençion de la justicia rrepartir tres mill marauedis Entre los hombres buenos pecheros para sus necesidades de la dicha ciudad su dacta en segobia a 31 de julio de 1453 asº.”
En esta situación de preeminencia del infante don Enrique asistimos al languidecer del reinado del monarca y padre Juan II de Castilla, primero con la ya citada muerte de su valido don Álvaro de Luna, y un año más tarde de su soberano, Juan II de Castilla, el 22 de julio de 1454 en Valladolid.
Finalmente cabe indicarse, y no de menor importancia, que existieron personajes en el reinado de este monarca muy estrechamente vinculados con Ciudad Real, como fueron Alvar García de Villaquirán o el Bachiller Fernán Gómez de Cibdad Real, pero esa ya será otra historia.
ESTANISLAO Z. NAVAS
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[1] Pozuelo Reina, A. y Redondo Calvo, F. J.:“Juan II de Castilla, “Finó de fiebre, ca mucho le apretó”. Sobre Fernán Gómez de Ciudad Real, ¿médico del rey?”, en Apuntes de Ciencia. Boletín científico del HGUCR. 2012.
[2] VILLEGAS DÍAZ, LUIS R.: Ciudad Real en la Edad Media, la ciudad y sus hombres (1255 – 1500). Granada, 1981. Págs. 196 – 203.
[3]ROMERO FERNÁNDEZ, MANUEL: Catálogo del Archivo Histórico Municipal de Ciudad Real. Ayuntamiento de Ciudad Real. Ciudad Real, 1991.
[4] Véanse BERNABEU NOVALBOS, EMILIO: Inventario del Archivo del Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Real hecho el año 1595. Publicaciones del Instituto de Estudios Manchegos. Ciudad Real, 1952. Pgs. 33-37, y PÉREZ VARELA, ISABEL: Índice de los documentos del Archivo Municipal de Ciudad Real. 1255-1899. Publicaciones de Instituto de Estudios Manchegos. Ciudad Real, 1962. Pgs. 17 y 24.
[5] VALDEÓN BARUQUE, JULIO: La Dinastía de los Trastámara. Juan II de Castilla. Fundación IBERDROLA, Madrid, 2006. Pg. 123.
[6] VALDEÓN BARUQUE, JULIO: Op. Cit. Pgs. 126 – 129.
[7] DELGADO MERCHÁN, LUIS: Historia documentada de Ciudad Real (La Judería, la Inquisición y la Santa Hermandad). Ed. Facsímil de 2011. Ciudad Real, Establecimiento Tipográfico de Enrique Pérez, 1907. Pgs. 149-150.
[8] Veáse para un mayor detalle el artículo de Luis DELGADO MERCHÁN: “El fonsario ó cementerio de los judíos de Ciudad Real”. Boletín de la Real Academia de la Historia (BRAH), Tomo XI, 1901, Pgs. 169 – 175.
[9]Gómez Fernández, Joaquín: Historia de la Ciudad de Ciudad Real y Estracto historico de España y lista de sus Reyes, casamientos y muertes (edición facsímil y transcripción). Editado por Junta de Comunidades de Castilla – La Mancha y Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Real. Ciudad Real, 2010. Pg. 93.
[10] Tal y como nos señala LUIS DELGADO MERCHÁN: Op. Cit., pg. 152 este texto procede de la Crónica de Juan II, cap. 43, pg. 185.
[11] GÓMEZ FERNÁNDEZ, JOAQUÍN: Op. Cit., Pg. 94.
[12] DELGADO MERCHÁN, LUIS: Op. Cit., Pg. 155.
[13] VALDEÓN BARUQUE, JULIO: Ibídem Cit. Pg. 155.
[14] DELGADO MERCHÁN, LUIS: Ibídem cit. Pgs. 159 – 163.
veo que este artículo ha pillado en fechas malas, o ¿es que acaso la historia del monarca que otorgó la condición de ciudad a nuestra población no es de interés?
Veo que este artículo, cuando se publicó, fue un adelantado a su tiempo, y hoy en día parece gozar de una mejor acogida, por la efemérides que se conmemora.
Gracias por la aceptación de todos aquellos que han mostrado interés.
Espero que sirva para añadir algo de información a aquella etapa de nuestra historia.