El presidente de la Asociación de Periodistas de Ciudad Real (APCR), Wenceslao Montarroso, presentó ayer su dimisión después de informar de ello a los asociados. En un breve mensaje en las redes sociales, Montarroso confiesa que «ha sido difícil dar este paso», pero se siente «incapaz de seguir luchando». «Muchas gracias a todos los que me habéis apoyado», concluye.
La marcha de Montarroso y de su junta directiva se produce en un contexto de enfrentamientos y presiones, tanto dentro de la propia asociación como desde la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), ante la postura de la directiva de la APCR sobre el futuro Colegio Profesional de Periodistas de Castilla-La Mancha, cuyo proyecto de Ley está ahora paralizado en las Cortes regionales.
La despedida de Wencesalo Montarroso culmina la crisis iniciada el pasado 26 de abril, cuando la Junta Directiva de la FAPE acordó iniciar expediente informativo a la Asociación de la Prensa de Ciudad Real en relación con el “incumplimiento de los acuerdos adoptados por la FAPE sobre la creación de colegios profesionales de periodistas en España a instancias de las asociaciones federadas”, después de tener conocimiento de que la asociación ciudadrealeña emprendió una campaña para evitar que “informadores” sin titulación entren a formar parte del futuro colegio profesional de periodistas.
Por su parte, FAPE defiende que entren en el órgano colegial, de manera excepcional y durante un plazo corto, todos los periodistas pertenecientes a cualquiera de las asociaciones integradas en FAPE que no tuviesen título universitario pero que estuviesen inscritos en el Registro de Periodistas de FAPE. De hecho, y una vez aprobado el proyecto de Ley del Colegio Profesional por el Consejo de Gobierno de Castilla-La Mancha, la Federación de Asociaciones de Periodistas de Castilla-La Mancha, presentó una enmienda para que todos los periodistas pertenecientes a cualquiera de las asociaciones integradas en FAPE, que no tuviesen título universitario pero que estuviesen inscritos en el Registro de Periodistas de FAPE, pudieran integrarse en el futuro Colegio, de manera excepcional y durante un plazo corto que concluiría en el mismo momento de la entrada en vigor de la constitución formal del Colegio.
La FAPE denunciaba entonces que la Junta Directiva de la Asociación de la Prensa de Ciudad Real, «de forma unilateral, y en contra de los acuerdos adoptados por la Federación de Asociaciones de Periodistas de Castilla-La Mancha y por la propia FAPE, acordó solicitar que no se tuviera en cuenta la enmienda presentada, iniciando al mismo tiempo lo que se puede calificar de campaña mediática en orden a conseguir su propósito”.
La APCR respondía señalando que con la apertura del expediente informativo, «la actual junta directiva de FAPE demuestra que ni ha defendido, ni defiende, ni defenderá la titulación universitaria como única vía de acceso a la profesión periodística, ya que, en el caso que acontece, pretende dar acceso al futuro Colegio Profesional de Periodistas de Castilla-La Mancha a todas aquellas personas que formen parte del registro de asociados, tengan o no titulación».
A juicio de la APCR, un carnet de asociado a una federación, en este caso de la FAPE, “no puede equivaler a un título universitario y por ello es necesario empezar a sentar las bases para una regularización total del periodismo como profesión, definiendo el camino a seguir para luchar contra el imparable acceso a las redacciones de personas que carecen de formación o que se han formado en otros campos que nada tienen que ver con la comunicación”.
La tensión entre los propios socios y las dos instituciones siguió creciendo hasta llegar al clímax esta semana, cuando la presidenta de la FAPE dio de plazo hasta el 8 de noviembre a la APCR «para llegar a un acuerdo» sobre el asunto o, de lo contrario, sería expulsada de la federación. La crisis, de momento, se ha saldado con la dimisión del presidente de los periodistas ciudadrealeños.
Para que yo me entere. Si yo soy Ingeniero Industrial y se crea el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales, podrían colegiarse ciudadanos con conocimientos en Mecánica o electrónica pero sin ser titulado. Es decir, cualquiera que acreditase que ha puesto un motor a un coche de madera para su sobrino.
Ver para creer. No me extraña que dimita.