Ciudad Real también está en la ruta del lujo de las tarjetas opacas de Caja Madrid, usadas en su mayor parte para pagar restaurantes, caprichos y viajes. El catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense y cronista taurino nacido en Fernán Caballero, Juan Gómez Castañeda, fue uno de los miembros de la Comisión de Control de Caja Madrid por Izquierda Unida. Generó unos gastos de 128.100 euros con las tarjetas “black”, en su mayor parte destinados a compras en supermercados y abultadas cuentas en restaurantes. Estos son los destinos favoritos del consejero de Caja Madrid en Ciudad Real, según los extractos facilitados al juez por Bankia.
Juan Gómez Casteñeda asegura que ha tenido la “certeza de no haber cometido ninguna irregularidad”, pero de lo que no cabe duda es de que tampoco pasó hambre. Buena parte de los 128.000 euros gastados entre 2006 y 2011 se los llevaron las cuentas en los más lujosos restaurantes (en algunos caso, con facturas de más 400 euros) y. por supuesto, los de su tierra natal, Ciudad Real. Destaca entre todos ellos Casa Pitoñi, con un continuo goteo de facturas que rondan los 150 euros de media. Castañeda también demostró gran debilidad por casas como Adolfo, en Toledo, pero en Ciudad Real se queda con Pago del Vicario, Casa Pepe, Restaurante San Huberto, Miami o el Palacio de la Serna.
El resto de gasto se lo llevan mayoritariamente marisquerías de otros puntos de España, supermercados, grandes superficies, tiendas de productos gourmets y delicatessen, tiendas de electrodomésticos, viajes, hoteles y joyerías.
Gómez Castañeda siempre ha sostenido que no cometió ninguna irregularidad. El catedrático y periodista asegura que siempre cumplió “rigurosamente” las limitaciones y condiciones impuestas por la caja, y reiteró “a veces su interés por conocer el cumplimiento de las obligaciones fiscales. “Ante mi insistencia, se me informó que la Inspección de Hacienda estaba al tanto y daba su conformidad a ese modelo de tributación. No creo, por tanto, que haya que hacer una causa general de esto. Hay casos muy diferentes y responsabilidades diversas. Por mi parte, tengo la certeza de no haber cometido ninguna irregularidad y, en conciencia, sólo puedo admitir que, aun conociendo la anuencia entonces de la Inspección Fiscal, en el caso de que pudiera existir alguna discrepancia acerca de la forma en que se liquidaron aquellos impuestos y esa discrepancia me afectara, estaría dispuesto a subsanarla al instante”, asegura.
“Cuando un consejero toma posesión de su puesto se le entrega la tarjeta. En ese momento, en mi caso concreto, se me hacen dos advertencias: no sobrepase el límite establecido (variable según los casos, al menos hay tres supuestos diferentes entre los 86: directivos, consejeros de administración y comisión de control) y no saque dinero del cajero. La pregunta inmediata en mi caso fue, ¿cómo se resuelve la tributación de estos gastos? La respuesta fue: la fiscalidad es asumida directamente por la entidad, estos gastos, al incorporarse a las cuentas de la entidad, son directamente tributados por la caja. Fiscalmente os corresponde incluir en el IRPF los ingresos recogidos en el certificado de haberes que anualmente se envía desde la entidad”, señalaba en un artículo publicado recientemente en el diario Lanza de Ciudad Real.
Micr.es debería poner el enlace del diario El País para que todos conozcan la praxis de este teórico de la economía.
86 criminales 86 era el título taurino del artículo publicado en Lanza por esta figura del ruedo de las finanzas.
No sé, debió bastarle hacerse el izquierdista semana o semana y media para que los de IU le nombraran su representante en el consejo de Caja Madrid. Claro, que un minero asturiano del no va más de la lucha obrera, parece que también se gustaba en sus ratos libre en el papel del zorro enmascarado y llenarse la buchaca.
Total, como siempre, el Spain tururú, situación pasada, presente y, ojalá que no, futura del estado español.
…en todos los sitios mas caros de ciudad real.