Manuela López.- En nuestro partido nos llenamos la boca de limpieza y calidad democrática para, a renglón seguido, aplicar el reglamento y el libre albedrío en función de si nos gusta o no «tanta» democracia. Tras una Conferencia Política impecablemente estructurada y elaborada, deberíamos tenerlo muy claro. Pues esta visto que “Quien hace la ley hace la trampa” por que cuando todos los mecanismos democráticos se agotan, sigue existiendo la potestad del individuo para hacer un uso subjetivo del dedazo.
Mal que nos pese, nos queda mucho camino por recorrer para convencer a los ciudadanos de que realmente somos el partido democrático por definición. En algún momento tendremos que reajustar nuestro visor y tener en cuenta que ya no van a regresar los tiempos en los que, un buen candidato era aquel que ganaba las elecciones y al que había que seguir postulando hasta la saciedad, la limitación de mandatos es precisa.
Con los tiempos que corren y los movimientos sociales que están surgiendo, es obvio que esta sociedad esta evolucionando y busca soluciones reales a sus problemas, consensos y políticas de altura y, todo indica, que todos aquellos que han adulterado la política destrozando la imagen del dialogo y del rigor, no tienen cabida en la visión actual de la sociedad en general y en los partidos que sueñan con la plena democracia en particular.
Escuchemos a los ciudadanos por que sino todos los reglamentos, códigos éticos y buenas intenciones no serán suficientes, si el pueblo soberano no se siente representado. En la actualidad a la mayoría nos repugnan aquellos que se afanan a un cómodo sillón, un sueldo privilegiado y un estatus social impresionante. Se imponen reflexiones muy serias al respecto.
No sigamos cometiendo los mismos errores. Los análisis posteriores son siempre infructuosos y tardíos.