La Asociación de Encajeras El Torreón celebró en la noche de este viernes, en el Hotel Convento Santa Clara, su tercer desfile de moda ibicenca con prendas confeccionadas todas mediante la técnica del encaje de bolillos.
Catorce mujeres y siete niñas desfilaron por la pasarela, instalada en el patio del hotel, luciendo vestidos de una y dos piezas, trajes, blusas, pantalones y hasta sandalias, todo ello de encaje y de color blanco, como corresponde al estilo ibicenco.
La presidenta del Patronato Municipal de Cultura, María Jesús Pelayo, asistió a este desfile y allí subrayó el esfuerzo que la Asociación de Encajeras El Torreón lleva a cabo para mantener la tradición del encaje de bolillos, tan propia de La Mancha, así como para fomentarla y que no se pierda, realizando para ello una importante labor de enseñar la técnica a niñas y jóvenes, algo de gran importancia desde el punto de vista cultural.
Pelayo felicitó a todas las integrantes de la asociación por el trabajo que han desarrollado durante prácticamente un año para la confección de todas las prendas que se pudieron ver en este desfile y destacó que sus 60 miembros son “artistas que hacen auténticas maravillas”. Asimismo, hizo hincapié en la variedad de piezas que se pueden confeccionar mediante el encaje de bolillos, que son prendas que perfectamente se pueden llevar por la calle, por lo que insistió en que el encaje no es sólo una tradición, sino también una aplicación actual para el mundo de la moda.
Por su parte, la presidenta de la Asociación de Encajeras El Torreón, Ángela Quiralte, se mostraba satisfecha por el éxito alcanzado en este desfile de moda en su tercera edición, lo que le llevó a asegurar su continuidad en el futuro. El objetivo, según afirmaba, es “demostrar que el encaje se puede utilizar para vestirse en cualquier ocasión”.
En este punto, recordó que han elaborado con encaje prendas para un bautizo e incluso un vestido de novia en el que todo, hasta la tiara y el ramo, era de encaje. “Es una artesanía muy bonita con la que se puede hacer lo que se quiera”, afirmaba Ángela Quiralte, quien apuntaba que el valor de las piezas es “incalculable porque se le echan muchas horas a cada cosa que se hace”.