El Padre Toño: “Podría haber sido un desenlace peor, temía encontrarme un balazo en cualquier esquina”

Daimiel Noticias.- El sacerdote daimieleño, Antonio Rodríguez, ha reconocido en Radio Daimiel que lo que ha sufrido este último mes y medio en El Salvador podía haber tenido “un desenlace peor” ya que estaba preparado para encontrarse con “un balazo en cualquier esquina”. “He tocado mucho al ejército y al narcotráfico, que ha penetrado en estructuras estatales”, resume.
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En la entrevista, el Padre Toño, que ya ha trasladado a España el apelativo por el que se lo conocía en el país centroamericano, asegura haber vivido “días muy duros sobre todo en el plano psicológico”, aunque también le han hecho mella en su físico al perder “casi 10 kilos”. “No me esperaba que me girasen una orden de captura” y “vivir un proceso tan absurdo” que, según sus palabras, “más que una acusación ha sido un acoso fiscal”.

El sacerdote pasionista cree que las acusaciones que le han imputado, una en una red de narcotraficantes y otra en una red de extorsionadores, buscaban intimidarle y parar su trabajo de reinserción. Un juicio que, entiende, se ha librado más en la esfera de la opinión pública y que, por tanto, “no tenía lógica, “la inocencia hay está, hubiera sido ridículo que me mantuvieran seis meses en la cárcel”. Aquí, añade, entraría en juego lo que ha calificado de “persecución personal, incluso en su Twitter”, del Fiscal General de El Salvador. “Me ha llamado traidor de la patria, una acusación que solo puede hacer a los militares, era un deschongue, como se dice allí”, relataba.

Una forma, cree Antonio Rodríguez, de empezar su campaña para la reelección, prevista para dentro de ocho meses. “El fiscal tiene que buscar votos y mediatiza conmigo dos estructuras que no tenían repercusión”, señala. Además de esta primera causa, el Padre Toño ve otras dos explicaciones más detrás de su encarcelación: su colaboración con el partido que gobierna ahora mismo en El Salvador y la incomodidad que genera su trabajo en ciertas fuerzas económicas y políticas. “Yo molesto a los que han convertido la violencia en un negocio”, dice sin tapujos.

Con esa misma claridad afirma que no se arrepiente de nada de lo que ha hecho y que, incluso, a veces piensa que debería haber ido más allá porque “me da mucha tristeza que 12 ó 14 jóvenes mueran cada día por armas de fuego”, muchos de ellos “niños que se incorporan a las pandillas con 8 años”. Por ello seguirá dando batalla por las políticas de prevención, unas políticas que todavía no han encontrado en El Salvador un verdadero interés para ponerlas en marcha. “Inaugurar una cancha de 1.000 dólares para prevenir es infantilismo”, recalca. En ese sentido, el sacerdote daimieleño opina que no necesita “tener el cuerpo dentro” del país para tener incidencia en el cuarto país violento del mundo, un territorio con una extensión parecida a la provincia de Ciudad Real donde “cada año se asesinan más de 4.000 personas”. Un escenario que pone los pelos de punta y cuya solución, propone, pasar por pensar con la cabeza fría porque si no “terminas cayendo en el populismo punitivo”. Ese no es el camino, “hay que cambiar la maldad poniendo bondad”, subraya.

Con esas ideas nació el Servicio Social Pasionista que dirige y que continuará su labor. “Es una organización estable, con 80 personas identificadas con el trabajo que se hace y que cuenta con financiación”, un dinero que entre otras vías llegará, según apuntaba, de la Agencia de Cooperación Española que aportará en los próximos cuatro años 2,5 millones de euros.

A partir ahora, Antonio Rodríguez quiere aprovechar este año para descansar, dedicarse a él y a escribir junto algunos periodistas su experiencia de casi 15 años en El Salvador. Un relato que además pronto se podrá ver en imágenes gracias a una exposición que, de la mano de un fotógrafo alemán, traerá hasta Europa. A la pregunta de si sentiría motivado para liderar algún proyecto de cooperación en España, el Padre Toño comentaba que le entristece el debilitamiento que padece la democracia en el país, pero también atisbaba un “florecimiento de la solidaridad” en estos años de crisis. “Me consta que mucha gente lo está pasando mal, pero la pobreza, aunque nadie la desea, también educa”, reflexionaba. “El principal desarrollo de una sociedad no es la economía, lo que la desarrolla son los valores. Es un proceso lento y por eso todavía falta tiempo para fortalecer la España de los valores, la que posibilita el buenvivir”, añadía.

Así se expresa Antonio Rodríguez, cinco días después de aterrizar y de dejar atrás un encarcelamiento que “no hubiera aguantado mucho más”. De ahí que la única solución pasase por la negociación de su confesión, un salida que agradecía a sus abogados, al embajador y a la diplomacia española; “me he sentido muy arropado”, destacaba. No obstante, al Padre Toño parece que esta dura experiencia no le va a cambiar nada su forma de hacer y pensar. “No estoy ahuevado…como dice el Papa Francisco prefiero una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma”, concluía.

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