Quince años después de su muerte y 101 desde su nacimiento, Manzanares rinde homenaje a “su” pintor, Antonio Iniesta. El Área de Cultura del Ayuntamiento ha organizado del 5 de septiembre al 5 de octubre la exposición “Antonio Iniesta. Pintor y poeta”, en la que se podrá ver una pequeña muestra de la obra de un artista que pintó cerca de 5.000 cuadros. Será en la sala de exposiciones temporales del Museo Comarcal del Queso Manchego y Colección de Arte de Manzanares. Se inaugura el viernes a las siete de la tarde.http://www.examskip.com/
La exposición “Antonio Iniesta. Pintor y poeta” se enmarca dentro del calendario de exposiciones temporales programadas desde el Museo Comarcal del Queso Manchego y Colección de Arte de Manzanares para el año 2014. La Concejalía de Cultura ha querido con ella contribuir en el reconocimiento a la figura de Antonio Iniesta Jiménez, dada su trayectoria profesional y su labor creativa, tanto pictórica como literaria. Responde también a las peticiones de los vecinos de la localidad, entre los que se encuentran numerosos artistas locales, así como de todos aquellos que formaron parte de su vida, “y que han mostrado una gran ilusión y disponibilidad para participar en el proyecto”, según el concejal del Área, Manuel Martín-Gaitero.
Gracias a innumerables colaboraciones ha sido posible recopilar parte de la obra de uno de los artistas más importantes y prolíficos de Manzanares. Un pintor y poeta, tal y como él mismo se denominaba, que amaba su pueblo, donde nació el 3 de agosto de 1913 en el seno de una familia humilde de campesinos y murió el 27 de enero de 1999.
Antonio Iniesta, gracias al mecenazgo de la familia Corchado, pudo estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Tras la Guerra Civil se estableció en la capital de España, donde ejerció durante 40 años como profesor de la Escuela Oficial de Artes y Oficios. No olvidó Manzanares ni su estudio en la esquina de la calle Cárcel con la que hoy es calle Antonio Iniesta.
El éxito de Iniesta en exposiciones por toda España, con paisajes manchegos y naturalezas muertas, se sumó a continuos encargos en las décadas de los 40 y 50 del pasado siglo, su etapa más prolífica. En 1983 se jubiló y se instaló definitivamente en Manzanares, donde en 1985 el párroco le encargó un gran retablo para el altar mayor de la Iglesia de la Asunción, todo un reto tras dos décadas sin pintar figuras humanas.
De profunda religiosidad, su vida siempre estuvo marcada por la austeridad, la sencillez y la sobriedad. De ella hace un completo relato el escritor Juan Miguel Contreras en el catálogo de la exposición.
“Descuidó su legado como posiblemente ningún otro pintor de su generación ha descuidado y todavía hoy dudo si acaso eso realmente le importó, siquiera en sus últimos días. Niño pobre, su religiosidad íntima no le hacía atractivo para la clase política, su humildad y orgullo tampoco ayudaban. Se dejó ignorar antes que ser él el que hiciese valer su propia obra; le bastaba con poder pintar. Decenas de sonetos y escritos suyos aún siguen inéditos. Siempre se abrigó en su fe de viejo castellano, elegante y consoladora, más íntima que pública. Su obra tal vez haya sido olvidada por la crítica y permanezca casi en su totalidad en colecciones privadas, esperando a ser revisada y revindicada como merece. Quince años después de su muerte, éste es el primer paso”, concluye el texto de Contreras.1Y0-259