Nos han enseñado que democracia es un sistema político donde la gente vota y se hace lo más votado; que democracia es cuando se hace la voluntad de la mayoría; en definitiva, que «la democracia es la dictadura de la mayoría».
Es mentira.
Podría tratar de demostrarlo dando argumentos racionales. Pero la razón suele perder la batalla, prácticamente siempre, frente al muy eficaz adoctrinamiento (lavado de cerebro) al que nos han sometido.
Así que, como se dice que una imagen vale más que mil palabras, voy a probar con una imagen…. y un pequeño cuento que la acompaña.
Cenicienta y la democracia
Érase una vez una bondadosa y bella joven que vivía con su madrastra y sus dos hermanastras en la mansión de su padre, fallecido tiempo atrás. Su madrastra, Doña Francisca, era conocida por ser déspota y cruel, especialmente con la pobre Cenicienta, que así se llamaba la joven.
Cuando su madrastra falleció en un accidente de tráfico, Cenicienta y sus dos hermanastras coincidieron en que ya estaban hartas de tanta tiranía y acordaron que regirían su nueva vida en común por la más estricta democracia.
Así, cuando llegó el momento de repartir las tareas y responsabilidades del hogar, Cenicienta y sus hermanastras se dispusieron a efectuar el reparto de una forma plenamente democrática:
-Propongo que de la limpieza de la mansión se encargue Cenicienta.- Dijo una de las hermanastras.
-Secundo la propuesta.- Continuó la otra.
Cenicienta protestó, pero tras votar, se aprobó la propuesta por mayoría absoluta: 2 votos contra 1.
-Propongo que de cocinar se encargue Cenicienta.- Reiteró la primera hermanastra.
-Lo secundo.- Dijo la otra.
Y le asignaron la cocina a Cenicienta por mayoría de 2 a 1.
Y como podéis imaginar, también le asignaron la colada, la plancha, la compra… y todo lo que suponía algún trabajo en el hogar de las tres jóvenes.
En otras palabras, las hermanastras de Cenicienta la declararon esclava… por democratísima mayoría absoluta.
Cenicienta, desolada, se preguntó entonces: ¿Democracia? ¿Cómo puede ser esto una democracia?
¿Se ve claro?
Si democracia es gobierno del pueblo, en este pequeño “pueblo” de tres personas, sólo gobiernan dos… y tiranizan a la otra: Cenicienta es una minoría que, aunque vota, no tiene el menor grado de poder. No pinta absolutamente nada. Para Cenicienta, no existe la democracia.
Y la democracia, o es para todos, minorías incluidas, o no es democracia.
Podríamos sacar dos moralejas de este cuento:
La primera, que lo de que “la democracia es la dictadura de la mayoría”, es un camelo.
La segunda, que el hecho de que en un sistema político haya votaciones, y vote todo el mundo, incluso aunque todas las decisiones se adopten por mayoría… todo ello no garantiza que ese sistema sea democrático.
Para que haya democracia, hace falta algo más que votar y decidir por mayorías.
Todo lo cual, una vez asumido, abre el camino para la siguiente pregunta:
¿Qué hace falta para que un sistema político sea democrático?
Gonzalo Plaza
Ciudadano en blanco
Veía hoy al «Luisma» del PP en Málaga y, de verdad que no se puede ser más tontico. Su discurso de «hay que dejar gobernar al más votado y evitar que gobiernen aquellos que se reparten el poder en los despachos» es para vomitar.
Cómo se le olvida a algunos los pactos con PNV y CIU para poder gobernar con tranquilidad mientras que se le hacíael caldo gordo a ETA o e miraba hacia otro lado cuando CIU se hacía con el famoso 3%.
La verdad es que hay derrotas tan curradas como la del PP en las próximas elecciones. Viven en un mundo paralelo, creado por sus maravillosos ideólogos, que también viven en un mundo paralelo y se dan de leches contra cualquier mínimo sentido común.
A ver qué diferencia hay entre que vote el individuo más votado o el individuo al que apoyen más formaciones políticas. Al final son votos. Unos directos y otros a través de coalición ¿No es democracia en los dos casos?
Jamás habría pensado que el PP puediera tener una actitud tan cínica ante una realidad aplastante: Están hundidos.
No, Blisterr, lo que trato de reflejar con esta historia es que no es democracia en ninguno de los dos casos.
Aunque uno es peor que el otro, evidentemente.
Soy yo el que no se ha explicado, puesto que venía a decir los mismo pero al revés. Tan democrático es que gane un partido, como que lo haga una coalición de partidos.
O tan antidemocrático es que gane un partido, como que gane una coalición de partidos.
Lo que no es de recibo es que ahora nos quieran aleccionar estos del PP para que comamos «mierda» y creamos que es caviar (y pido disculpas por la grosería).
Que los que vienen aún tienen TODO por demostrar y que seguramente podrán hacer poco en este sistema corrupto y rígido, pues me quedan pocas dudas, pero si no lo intentamos, nos quedaremos para siempre con la pregunta.ç
Total, como comentábamos hace unos días, peor no podemos estar. Tenemos en el Gobierno a un partido podrido por la corrupción y en la oposición a otro partido que la lidera en las mismas condiciones.
Así es que, por mi parte, probemos. No creo que opciones como Ganemos deba tener menos oportunidades. Son jóvenes, tienen ilusión y preparación académica y no vienen de «familias» de toda la vida como estos que tenemos ahora y que, cuando ven peligrar su estatus, llaman a todo quisqui perroflauta con una facilidad pasmosa.
Independientemente de las posibilidades de cambiar las cosas «desde dentro» que puedan tener «Ganemos» o cualquier otro, que ya lo hemos comentado otras veces, lo mínimo que yo exigiría a esas opciones alternativas es que sean diferentes a lo que ya hay, esto es, para empezar, que sean opciones que defiendan y practiquen realmente la democracia.
Y si en su praxis interna o en sus propuestas está el repetir los mismos vicios que hay ahora mismo en el Sistema, como este de pretender que la democracia es votar e imponer la voluntad de la mayoría, pues… qué quieres que te diga, no veo necesario probar para saber que va a ser más de lo mismo.
Las mismas acciones conllevarán los mismos resultados.
Procurar el consenso (en respuesta a la pregunta del articulista).
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