Los organizadores de la Feria de Ciudad Real quieren cortar por lo sano con las críticas que, año tras año, les aguan la fiesta. Para ello, han anunciado la firma de un contrato con una empresa de tanatoingeniería de la provincia que desarrollará a escala pandorgruélica la ‘Euthanasia Coaster’, una montaña rusa diseñada por Julijonas Urbonas para matar a sus veinticuatro pasajeros en poco más de un minuto en un viaje tan emocionante como inolvidable.
Esta atracción arranca con un ascenso casi vertical hasta una altura de 510 metros para, a continuación, caer en picado a una velocidad de 360 kilómetros por hora y lanzar a los pasajeros a una secuencia de siete loopings de diámetro decreciente. Una divertida montaña rusa que provoca que la presión sea inasumible por el cuerpo humano, dejando al cerebro sin oxígeno y, en consecuencia, sobreviviendo la muerte, sin posibilidad de recurso administrativo, después de haber perdido la conciencia instantes antes.
Urbonas ha accedido a modificar el diseño original, añadiendo al final del recorrido un lebrillo «monstruo» que se llenará de limoná y donde se recogerá a los afortunados y, a la vez, desdichados ocupantes de los vagones. Además, al tren de la montaña rusa se le añadirá, a modo de mascarón, una cabeza de toro de fibra de carbono, en homenaje a la fiesta nacional. Por último, la banda sonora de esta atracción será una seguidilla manchega mortal, especialmente compuesta para la ocasión, aprovechando que el Gobierno regional declarará próximamente esta manifestación cultural como Bien de Interés Cultural (BIC).
El plazo de inscripciones se ha abierto en período voluntario, aunque, según se ha anunciado, se llevará a vía ejecutiva para algunos comentaristas de este diario y para los criticones que despotrican en las terrazas. Para el viaje inaugural se ha remitido invitaciones a las más notables autoridades del terruño, pero la participación de todas ellas aún está por confirmar.
No hará falta, entre las ramas que se caen, las tuberías que revientan, las plazas de que se hunden etc etc, esto ya es Port Aventura II. y ya se sabe, segundas partes…
Jajajaja, me encanta, sobre todo lo del lebrillo «monstruo».
No me lo creo el día que se inaugure avisarme que iré de propio a ciudad real aunque solo sea para verla en primera persona y si mi presupuesto alcanza, comprarme unos trajes especiales como los de la nasa para que la sangre no baje a las extremidades y pueda regresar la sangre a su sitio, y una bombona de oxigeno (mini) para poder sobrevivir en tanta altura
Aun así nunca lo harán esto es una broma