El sesenta y siete (Auto dedicatoria a un jubilado que hoy cumple los 65)

Fermín Gassol Peco.- Qué diferencia más grande existe entre el 65, el 67 y el 69. Este último se antoja mucho más agradable aunque también más difícil de conseguir, porque oye, cuatro años más de vida sana en una persona a esa edad, suponen algo más que ese tiempo. Lo cierto es que nunca tres números tan próximos tuvieron connotaciones y finalidades tan distintas y lejanas.

El sesenta y nueve resultará familiar e íntimo a aquellos y aquellas que estén aún “activos” aunque para esa edad ya se encuentren jubilados. El sesenta y cinco, número esperado por casi todos laboralmente hablando hasta ahora, puede ser que pase dentro de poco a mucha peor vida.

Hoy sin embargo el número que está de moda es el sesenta y siete, un guarismo que nunca había sido significativo de nada, salvo para los nacidos, matrimoniados o fallecidos en ese año. Ahí estaba hasta hace poco en su sitio pero era un número de paso, indivisible, primo como él solo, olvidado tras el sesenta y cinco, un número mucho más deseado e importante hasta ahora en nuestras vidas.

El sesenta y siete era como una de esas escenas de cine que el director coloca a continuación de otra anterior e importante en la trama para que el espectador serene su ánimo después de permanecer agitado en la butaca, en este caso en la de nuestra existencia. Sin embargo, las circunstancias económicas actuales han hecho que lo tengamos ahí como futuro protagonista de todas nuestras vidas, sobre todo de las de nuestros hijos. Dos añitos más de trabajo…para no perder lo conquistado.

La verdad es que como todo en esta vida es relativo habrá personas con el curro asegurado para los que esta medida no tendrá ninguna aceptación y sin embargo para los que no tienen trabajo no supondrá sino una coletilla sin la menor importancia a la hora de firmar el añorado contrato. Una vez más la realidad vista desde perspectivas distintas.

Curiosa paradoja ésta de aumentar la edad de jubilación en unos momentos en los que todo está en rebajas y en los que cuesta mucho más encontrar empleo. El sesenta y siete me recuerda a esos parajes recónditos y poco accesibles a los que una autovía o una vía férrea los hace protagonistas y obligado sitio de paso o final del recorrido.

Y es que la vida es como un continuo devenir en donde nadie se baña dos veces en el mismo rio como dijo hace ya muchos siglos Heráclito. El problema es que la vida como los ríos solamente discurre hacia adelante. En el caso de vivir más años siempre supondrá una agradable noticia, sin embargo para el caso de jubilarse también a una edad más avanzada no lo será tanto, sobre todo sabiendo que el siguiente número primo al sesenta y siete es el setenta y uno. Y como en esto de las loterías existen muchas manías a la hora de jugar determinados números y terminaciones seguro estoy que todo el mundo preferirá que su número jugado siga acabando en sesenta y cinco. Aunque solo les toque el reintegro, o sea, no perder lo ya jugado.