Mi experiencia con asociaciones, clubes, partidos y otras manadas de gente con pin identificante es desastrosa. No me identifico, no llevo móvil, no me visto de alguien, no me aforo, no me afilio, no me protegen, y en todo caso me dan de leches. Ni quiero, ni me quieren, ni se me espera, ni espero nada de esos potajes. No me integro o no me integran; eso sí, lo corriente es que me expulsen o me expulse. Pero no debo ser tan inhumano por no compulsarme y por darme gratis; algunos cuerpos todavía no me han echado (del todo), ni siquiera de menos, ya que estoy de más, como una sobra o un derelicto detritescente. Por demás, expresiones como «expulsar del cuerpo» denigran que no veas: sugieren que uno es materia oscura, que ha salido de un agujero negro o en todo caso que no es estrella de primera magnitud, sino una enana marrón. Otra acepción sugiere que soy malo para la salud y contaminante, para la salud de todos y para la del sistema inmunitario. Que soy infeccioso y hereje luterano, como dicen los amigos. Es lo que tienen los sistemas. Yo creo que lo que más me falta para ser demás es dejar de estar de más. Negarme a mí mismo, como una oveja cristiana. Ser un hoyo o un no-yo, ser otro que yo, que no soy nada (si dejamos la concordancia de polaridad propia de una lengua tan románica como esta, podríamos decir que soy nada o no soy). Hablo de mí como si fuese un ello porque soy quien me tengo más a mano y la persona que más conozco y, como dice Whitman, hablando de mí hablo también de él. Son cosas del mundo escrito. Pero no Montaigne, un fulanés tan narcisista que, en vez de dejar un incordatorio ultratumbante a sus amigos, les dejó unos ensayos maestosos y llenos de meandros «por si alguna vez echan de menos mi conversación y consejo». Véase El único y su propiedad, de Max Stirner, muy suyo, muy propio.
La gente vacía como yo procura llenarse de todo, y de vez en cuando vomita, porque la digestión no es fácil. El mundo está muy gordo y yo también, pero de nada, pues, si no, no podría llenarme ni vaciarme de vez en cuando. Tal vez es orgánico; quien no tiene cabello rubio o de bote, barriga tabletaria y no filosolfa del tiempo o del fútbol sin duda es un enfermo rencoroso, malo para una sociedad de consumibles y consumidores. Soy común, pero me falta algo para serlo del todo, quizá al martillazo que le dieron a Trotsky, no sé. Dicen que si la serotonina y los neurotransmisores relacionados con la mala leche. Un lío gordiano de erratas de ADN que, en vez de producir un espécimen reproductible y reproductivo, produce un tumor diferenciado y rebelde solo tratable con cirugía y veneno. Ya me puedo afeitar con saña que me salen espinas hasta en los ojos. Creo que también tengo cara de sospechoso; no por paranoia, que es saludable para la prosa, el arte y otros sistemas delirantes de velludas castañas. Pero, eso sí, siempre me preguntaré por qué no tienen cara de sospechoso Pujol, Rajoy, Cospe, marido de la Cospe etcétera.
Contornos
Ángel Romera
http://diariodelendriago.blogspot.com.es/
Jolín macho, menos mal que no eres Papillon, si no que Dios nos cogiera confesados. Me gustó más el artículo de tus peripecias tipo periquillo sarniento en el Sescam. ¿Por qué lo borraste?
Me disgusta que te guste un artículo mío; eso demuestra que estoy bajando de nivel. Así que voy a tener que dejar de escribir aquí. Para detestar mis escritos, los lees demasiado, pero descuida, ya no escribiré más aquí. Borré el artículo porque una persona afectada que aparecía me dijo que no quería que mencionase su caso con el SESCAM. Así que adiós para siempre, majo; escribe tú en mi lugar, seguro que lo haces mejor.
Vaya, una vez dejaste escrito que escribías porque te parecía divertido. Parece que ya no te divierte tanto. Ah, y dijiste que no me ibas a hablar para no consumir tu precioso tiempo. Sigue escribiendo, hombre, que tendrás muchos fans doblados que querrán que les pasees por los hocicos tu cátedra de académico argamasillesco. ¡Ay, qué mal rasque tienes! De una paja mueves un granzón. Necesitan descansar tus sufridas neuronas. Anda, no trabajes tanto y vete a tomar un delicioso llaollao a las traseras de San Pedro. Allí podrás estudiar desde primera línea la vida y milagros de los lagartitos que reptan por la fachada en estas jornadas caniculares.
«No hay necio que no me hable| ni vieja que no me quiera| ni pobre que no me pida| ni rico que no me ofenda (…). Leyendo tu artículo he recordado esos versos de Quevedo.
Ángel, por favor te lo pido: sigue escribiendo y publicando aquí. Por favor.
Buen agosto.
Está bien, Carmen. Seguiré escribiendo mientras haya algunos que me lo pidan y sean más que los que no. Gracias por los ánimos.
Romera, eres de lo poquito decente que hay en la prensa provincial. NI SE TE OCURRA DEJAR DE ESCRIBIR POR FAVOR.
Una cosa es que sea fan tuyo y otra, que no hay calidad como la que repartís en MCR el grupo de porsonas que voluntariamente compartís vuestros pensamientos con el resto.
Juan Vigil, te lo dije y te lo repito, sabes escribir bien, por ello es incomprensible tu comportamiento contra Romera y Rivero. No tengo el menor interés en discutir contigo pero, me parece infame la inquina que tratas de demostrarles siempre ¿Por qué no usas tus ganas de escribir para hacer artículos?
En fin Romera, yo al igual que Carmen te leo y, en más de una ocasión, te releo. Ya sé que no es motivo, pero que sepas que el que aquñi escribe disfruta con lo que escribes.
Un saludo.
Romera, tú a escribir que es lo tuyo y al envidioso saboteador que le den por donde más le duela,ya expulsó con sus insidias al tipo que escribía las cartas desde laos, que no lo consiga contigo, ese tío es una mosca cojonera. Ni caso…que es lo que le jode. Ahora me contestarás Juan Perejil y yo…ni caso. Que te jodan mosca de todas las pomadas.
Blisster, tú eres un comentarista que en lo que a mí respecta sabes responder sin arrogancia y con respeto, y yo no puedo por menos que responderte en los mismos términos… Esto es el efecto bola de nieve: les comentas algo respetuosamente, aunque sea una crítica, y te salen por peteneras y con todos los calificativos del diccionario. La soberbia conjuga mal conmigo, y como me entren por ese lado, ya se arma la zapatiesta. Y Lo digo por enésima vez: nada personal me mueve contra ellos, pero si a un texto le veo una calidad, ¿Por qué de encontrarle otra y ser un adulador por algo que no me produce placer como lector, aunque esté de por medio la paz mundial?
No creo, mi jodiente amigo, que el de Laos se fuera por mis hipotéticas insidias. Es que no se puede ir queriendo sentar cátedra de Erasmo de Rotterdam, teniendo una rabia evidentemente adquirida contra una institución como es la Iglesia Católica, peor que si fuera un contubernio judeo-masónico. Y si se cargan las tintas en este sentido, es de rechazo que no vaya a salir de rositas mediante las críticas a todas esas entelequias que se nos formaba el amigo. Por otra parte, me consta que tampoco escribe en el portal laico donde solía hacerlo, y allí ni he asomado la ceja. Es lo que trae creerse asistido de la razón universal y no querer ver otros puntos de vista. Y, hala, sigue insultándome, que pasa eso estamos, señorito.
Mira, Juan Vigil, ni he leído este párrafo que me dedicas y esta será la última vez que lo haga: me lo prohíbo. Es la última vez que te leo y que te contesto.
Eso ya me lo has dicho anteriormente, y hete aquí que vulneras tu palabra. También ayer lloriqueabas que nunca más ibas a volver a escribir en este medio, y hete aquí que vuelves a vulnerar tu palabra por medio de tus fans trucados y adecuadamente multiplicados. ¿Quién dijo que el valor de una persona reside en el cumplimiento de su palabra? A ti te gusta mucho y te divierte criticar y que te hagan además la corte. Ya no es tan divertido cuando son tus galeradas las que se ponen en la picota, ¿verdad? Te creía con mayor espíritu deportivo, aunque no por razones de movimiento. Con tus pataleos de colegial y las baladas que me endilgas, demuestras tener muy poca educación, aunque te creas asistido por la formación, dos conceptos que no siempre compatibilizan entre sí. Y si muestras este temperamento, es porque sabes en el fondo que he dado en el centro de la diana, y de ahí no podrás evitar la tentación de leer mis bazofias, vulnerando por tercera vez tu palabra. En fin, ¿no me dijiste algo de unos ajos que pican? Que pases buena sonata de estío.
PS: Reconoce que gracias a este servidor tus textos bullen de comentarios.
De nuevo, Maese Ángel, es un placer leer y deleitarme con tus palabras.
Un saludo
Mucho ánimo que eres el mejor y a los beatones que les den con el hisopo en todo el trasero, que nunca escribirán como tú porque para crear hay que tener humanidad y compasión y esta gente solo sabe destruir.
¿Humanidad y compasión? ¿No eran esos valores propios de los beatones? Caramba, no tengo ni pizca de creatividad. Iré a llorar mis penas a la orillica del mar.
Muy buen artículo…personalmente también me he sentido así en muchas ocasiones, aunque yo nunca hubiese sido capaz de expresar esa sensación de la forma tan genuina que se hace en el artículo.
Juan: Es que Ángel te quitó la novia de jóvenes o qué coño pasa contigo? Por mi experiencia en estos foros se admiten comentarios de todo tipo, y por supuesto los tuyos, pero es que tú ya vas con el cuchillo entre los dientes desde el primer comentario, eres un porculo tío!
Ängel es mi debilidad y punto redondo. A lo mejor,no lo sé «de fijo», es que yo estaba en el mismo aula que él cuando el conserje del instituto entró a decirle que su madre acababa de morir.
¡Quién sabe si ese recuerdo mediatiza mis lecturas de sus artículos!
Pero aunque así fuese…