Ramón Aguirre. Profesor y escritor de Puertollano.-
Disparan improperios a mis pies
y el eco soterrado del abismo
invita a mi atribulado corazón
a que detenga su pálpito.
Mientras la noche,
la eterna noche de tu ausencia,
dibuja en mi interior
un cuadro propio de Munch
aún sin grito.
Mientras,
continuaré escribiendo
versos indómitos
con mi pluma desgarrada,
hasta que las telarañas expropien
terrenos vedados
a otras metamorfosis,
aunque no hayamos leído a Kafka
ni a Lovecraft ni a Baudelaire…
aunque no hayamos escuchado a Orff
in crescendo; ni a Pachelbel o Smetana…
Cuando la anhelada catarsis
de un demiurgo exento
del sabor de tus labios,
se adentre en una bruma
que lo envuelva todo
y ya sólo existas
en mis sueños más remotos…
Cuando tu alma impoluta
me muestre un camino
tejido con los arpegios de lo eterno,
en el punto medio
de un corazón expectante
que anhela la realidad
de encontrarte
entre la niebla que todo lo oculta…
Cuando el futuro sea como deseamos
sin que se diluya en cada ocaso efímero.
Cuando avancemos juntos
en todas las noches de luna llena
evitando el ostracismo
de la soledad incompleta.
Cuando por fin encontremos
donde se halla oculto…
El origen de todos los poemas.