Para quienes somos de Puertollano la masiva respuesta popular a la manifestación del 10 de julio no nos sorprende. Cuando las circunstancias han llamado a la puerta de la pequeña gran historia local los ciudadanos siempre han respondido, siempre, de manera ejemplar, unánime, pacífica y contestataria. Que la ciudad salga a la calle con el reloj de la reivindicación masiva no es una novedad en un pueblo que lo lleva en la genética trabajadora que se inició con los primeros balbuceos del carbón hasta convertir Puertollano en un islote insólito de industria en el páramo manchego. Por eso, el día 10 de julio, otra vez, y ya van unas cuantas, miles de hombres, mujeres y niños se convirtieron en un solo cuerpo moral reclamando soluciones, medidas y alternativas contra el anunciado cierre de Elcogas, la entrada en coma del carbón autóctono, y el regreso al paisaje humano de una ciudadanía unida umbilicalmente a Repsol, y sólo a Repsol. Por eso, lo más destacable fue la respuesta general de los puertollaneros a la llamada de los sindicatos, tan denostados últimanente, (en ocasiones con razón), al margen de otras presencias rutilantes de la política regional. No así la de la alcaldesa, que convertida en la representante de todos acudió a la cita. Lo mejor de la gran concentración del 10 de julio fue la presencia masiva, madura, experta de la población en defensa de la supervivencia industrial de una ciudad hasta ayer puntera pero que tras los últimos cierres de Solaria y Cilicio ha iniciado un peligroso recorrido que puede llevarnos hasta el pretérito pasado de los paños.
Los ciudadanos de Puertollano tienen un largo historial de lucha, de respuesta cívica y de contestación firme cuando se les ha convocado. El jueves lo fue contra este decaimiento crítico y crónico de la ciudad. Por eso, los ciudadanos volvieron a dar un ejemplo de vecindad solidaria, aunque haya habido voces que se lamentaran de que no hubiera tal respuesta cuando le tocó la china a Solaria y Silicio. Tal vez porque el anunciado, si no se evita, cierre de Elcogas y su efecto dominó sobre Encasur, puede ser la puntilla a no ser que a alguna gran Corporación multinacional, nacional o mediopensionista se le ocurra montar un nuevo emporio de componentes informáticos o robóticos como una suerte de Sillicon Valley. Pero digresiones aparte, lo del 10 de julio, fue el primer aviso, masivo, pacífico, civilizado, experto. La ejemplar disposición ciudadana sin más interés que el general, tanto los trabajadores de Elcogas, como los de Repsol y cuantos se ocupan en el sector de contratas, servicios, autónomos, y en general, quien tenga la suerte de tener un empleo, será el magma para futuras acciones. La manifestación de ayer, todo un éxito convocada por los trabajadores de Elcogas y respaldada por los sindicatos y todas las fuerzas políticas y sociales de la ciudad es el inicio de una agenda plagada de capítulos venideros, porque.habrá más capítulos en este pulso contra el desmantelamiento de un faro industrial que lleva camino de convertirse en una bombilla de 20 watios. Puertollano y sus vecinos de la comarca responderán. Como siempre han hecho. Los responsables de Elcogas, y el Gobierno central y en lo que le toque la Junta deberían tenerlo muy en cuenta.
Manuel Valero
Una cosa más
¡Bien Manolo! Apelando a la resistencia digna de un pueblo. Ojalá llegue a buen puerto.