Un partido que fundamenta su estrategia electoral en el denominado “voto útil” o “voto del miedo” no inspira confianza ni es atractivo para los ciudadanos. Tanto es así que una formación política identificada con estas características suele presentar carencias de tipo ideológico y dudas tanto en relación a la planificación del programa como al cumplimiento del mismo. La única fortaleza que puede mostrar un partido de este perfil radica en la supuesta menor virtud del resto de alternativas al poder. Y la mejor baza, sin duda, se basa en descalificar al contrincante político ante el electorado. Sería factible, por tanto, calificar a esta versión de partido político con el término de “manipulador”.
En España y desde la gran estafa de la Transición, los dos principales partidos políticos han manipulado con bastante éxito a los ciudadanos. Evidentemente, este hecho demuestra la falta de tradición y de cultura democrática de la sociedad española y constituye una prueba que certifica la decadencia de nuestro modelo bipartidista.
Actualmente, y debido a que se acercan las dos próximas citas electorales (municipales-autonómicas y nacionales), los dos partidos mayoritarios están intentando desarrollar sus estrategias políticas de manipulación a través de los medios afines.
El partido del Gobierno ha permitido que crezca y se desarrolle un monstruo denominado “Podemos” con el objetivo de movilizar a un electorado tradicional que le está dando la espalda progresivamente. El ideólogo del PP activará el departamento de marketing político a fin de ejecutar una estrategia de manipulación centrada en atemorizar a los ex-votantes de esta formación y ponerlos en guardia contra el efecto “Pablo Iglesias” y la alternativa del Frente Popular.
La estrategia manipuladora del PP está sustentada, igualmente, por otros pilares. Uno de ellos es la Reforma fiscal. En realidad, esta pseudoreforma es una operación de ingeniería política cuyo único objetivo es recuperar votantes, consecuentemente, la misma está definida en virtud de intereses electoralistas. De hecho, el espacio temporal en el que se ha presentado la citada reforma (un año antes de las elecciones) retrata la intención del Gobierno al respecto. El PP cree que la reactivación de nuestra economía puede entenderse en clave electoral pero se equivoca. Además, seguimos bajo el yugo de unos impuestos confiscatorios y la recuperación económica solo afecta a “la España subvencionada” y a todos aquellos que están dentro del “chiringuito político”.
Por último, el Gobierno está lanzando un mensaje político-económico, que ha convertido en eslogan o lema institucional, relativo a que el gasto público-político se está reduciendo. Una mentira repetida un millón de veces a lo largo de esta legislatura se convertirá en una grandísima mentira. Verdaderamente, se han reducido los servicios públicos para los ciudadanos.
Los ciudadanos no deben dejarse manipular por el PP ni tampoco por el PSOE. La sociedad española debe evolucionar y demostrarle al bipartidismo corrupto que es capaz de votar en conciencia (y no al “mal menor”), de esta manera, podríamos obligar a los partidos a cumplir sus programas electorales.
Existen en la actualidad varios partidos emergentes que apuestan por la regeneración democrática de España.
Lucio A. Muñoz.
Socio director de Eurogroup Human Resources.