Una Constitución del Pueblo, por el Pueblo, para el Pueblo, y elaborada por el Pueblo*. Es una parte de lo que necesitamos para salir del pozo de inmundicia política y miseria social en el que estamos metidos.
Elaborada por el Pueblo.
Pero… ¿por quiénes concretamente?
Podríamos escoger personas por medio de un proceso electoral específico. Por ejemplo, dividiendo España en distritos de aproximadamente 100.000 ciudadanos con derecho a voto, eligiendo a un ciudadano en cada distrito, saldrían 350 ciudadanos que tendrían la misión de para elaborar una nueva Constitución.
Sería una manera.
Personalmente, estoy convencido de que saldría mal. En este momento, después de más de 35 años de Partitocracia, lo cierto es que no doy un euro por la capacidad para elegir representantes políticos de los españoles. No hay más que ver lo que hemos elegido estos últimos 35 años.
Además, considero que la Historia demuestra sobradamente que la elección de representantes es un pésimo sistema para trasladar la voluntad de los ciudadanos a los centros de toma de decisiones. En cambio, es más bien lo contrario, un Sistema óptimo para trasladar la voluntad de las Oligarquías a los ciudadanos, que la asumirán como propia y elegirán representantes políticos que la hagan realidad.
Es hora de abrir la perspectiva. Y, en mi opinión, también lo es de mirar hacia la Historia para recuperar una práctica que, hace 2500 años, funcionó en la primera democracia, tal vez la única mínimamente digna de ese nombre: la ateniense.
Me refiero al Sorteo.
El Sorteo es una medida que nos iguala a todos. Brinda a todos los ciudadanos una absoluta igualdad de oportunidades de cara a desempeñar, por un tiempo limitado, los puestos de servicio político a la comunidad. Tiene sus inconvenientes, claro, pero… ¿y la alternativa?
En el caso que nos ocupa, la elaboración de una nueva Constitución, podríamos escoger por sorteo un ciudadano en cada distrito, entre todos los que se presenten voluntarios para ese fin.
Ciudadanos que, una vez refrendada «su» Constitución, se convertirían en ciudadanos anónimos que no podrían ocupar cargo político alguno durante los siguientes 20 años.
¿A que la propuesta «huele» a democracia?
Pero, eso sí, a democracia, de la de verdad.
En 200 años de Historia del uso del sorteo (democracia ateniense), siempre, cada día, gobernaron los pobres (había ricos, pero no gobernaban).
En 200 años de Historia del uso de la elección (democracias modernas), siempre, cada día, han gobernado los ricos.
El sorteo da el poder a los pobres, que son el 99%.
La elección da el poder a los ricos, el 1%.
¿Hasta cuando vamos a seguir defendiendo la elección?
Etienne Chouard**
Gonzalo Plaza
Ciudadano en blanco
Dando por hecho que un sorteo de los asientos del Congreso y el Senado sería un desastre (el más democrático de los desastres por culpa del desinterés y desconocimiento de la administración de la cosa pública por parte del 99,999 % de los ciudadanos) quizá se podría llegar a un término medio.
Si la partitocracia actual es tan indestructible como la monarquía impuesta por Franco en España, quizá sería interesante hacer ese sorteo a la griega dentro de los partidos entre los aspirantes que quieren sacar a sus organizaciones del agujero.
Por poner un ejemplo, entre Madina, Sánchez y Tapia. Yo, como la inmensa mayoría de los españoles no sé quién es el mejor y quién tiene la llave para que el PSOE sea el PSOE y no el PPSOE. Por lo tanto, que hagan un sorteo y, de los tres, alguno será bueno. Total, con ese sorteo van a pasar los tres por la palestra.
A ver, que también puede hacerse en el PP, pero como no he negado nunca (por eso me atacan siempre con la palabra sectario), cuanto más lejos esté este PP actual del poder, mejor. Es lo que tiene creer en cosas como la justivia distributiva y la igualdad de oportunidades para todos…que te llevan a ser un «sectario» incluso para los que no tienen ni pajolera idea de lo que significa la palabrita de marras.
Quizá, quienes más cerca están son los de IU y Podemos, con las asambleas en las que se vota casi todo. El problema es que las asambleas también son muy manipulables y, como siempre, se termina imponiendo el criterio del líder.
Pero así, de primeras, no me parece mal el sorteo. Como en las comunidades de vecinos. El problema es cuando te toca un presidente/a que está el año entero desaparecido…Al final los vecinos se organizan y eligen a quien tiene interés en mantener la finca y van saltandose a los más mayores, a los que no tienen interés o a los que se les va la mano con la caja de los «dineros».
Exacto, Blisterr, las comunidades de vecinos son un ejemplo.
Y ningún ciudadano se vería obligado a aceptar la responsabilidad (por eso hablo de sortear entre voluntarios), con lo cual se elimina el problema de los que pasan o no pueden con la tarea: el sorteo se haría entre los que tuvieran sentido de la responsabilidad sufiente como para ofrecerse voluntarios. También entre los que tuvieran «interés», claro… aunque ese problema se atenúa con la rotación obligatoria de cargos y la limitación de mandatos a menos tiempo (1 año, 6 meses, dependería de la responsabilidad a asumir).
Ah, ¿el sorteo de los asientos del congreso y senado un desastre? ¿Más que ahora?
Estamos en el peor de los casos posible, Blisterr. Los peores están gobernando ya. Sencillamente, no puede ser peor de lo que es ahora.
JAJAJA, la verdad es que no te falta razón.
Dios bendito!!!!
La singular idea de que los representantes políticos, no solo para el proceso constituyente, sean elegidos por sorteo ha sido desarrollada recientemente por un joven belga, profesor universitario, un tal David van Nosequé. Se trataría de dar carta de naturaleza al ideal aristotélico de que los representados puedan ser representantes y viceverda, de combatir, en definitiva, las taras de la democracia con más democracia.
No sé, por muy pintoresca que pueda parecer la elección por sorteo tal vez habría que leerse el tratado del profesor y someterlo a debate.
Por otro lado, es preciso recordar que la democracia ateniense se encontraba muy alejada del ideal de perfección, Gonzalo. Mujeres, metecos y esclavos no contaban para ser electores y elegibles. No lo olvidemos.
¿y? Es evidente que esos defectos de los que habla son un anacronismo. Todo es mejorable, es lo que no conviene olvidar (por mucho que a algunos les interese)
¡Exacto, Jacobel! No se trata de reproducir exactamente el modelo ateniense de hace 2500 años, con esclavos y todo. Se trata de tomar lo bueno de ese modelo, aquello que sí existía, que caracteriza a la democracia real, y aplicarlo ahora en nuestras circunstancias.
El sorteo, la rotación de cargos, la limitación de mandatos… la esencia de la democracia.
Ninguna de esas prácticas existe en nuestro Sistema político.
Y así nos va.
El rasgo más visible del hombre justo es que jamás y de ninguna manera busca gobernar a los otros, sino gobernarse a sí mismo.
Ello lo dice todo: siempre gobernarán los peores.
Emile-Auguste Chartier, «Alain»