Javier Fisac Seco. Historiador, analista y caricaturista político.- Una victoria pírrica. Ese fue el resultado de la votación en el Congreso a favor de la Monarquía por parte del PSOE, PP Y UPD, confesos enemigos de la República. Si sólo existieran los medios de comunicación de papel, los de siempre, y las televisiones y radios de siempre, este país sería el de las maravillas y la coronación un cuento de hadas filmado por Disneylandia.
La realidad, no la recogen esos medios pero sin embargo existe. Existe en los movimientos sociales, existe en las manifestaciones republicanas, existe en los parados, desahuciados, feministas…y existe en una Cataluña que lucha por manifestar su voluntad y no la que le imponen. Esta realidad es contra la que se va a establecer en España la restauración monárquica, gracias al PSOE. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Pero por mucho que miren hacia otro lado, la realidad no es la de los cuentos de hadas sino la que es. Decía Kant, sobreponiéndose a su idealismo moral, que la razón, más bien imaginación, no puede convertir un objeto de sí misma en un fenómeno real. Del deseo no puede deducirse su existencia. Del apoyo a la Monarquía contra la República no puede deducirse que la voluntad republicana no exista. Existe. Pero tampoco fue afirmarse que del deseo del PP/PSOE por mantener la Monarquía ésta vaya a existir siempre. Entre el deseo y la realidad existe un abismo. Y ese es el problema, grave problema, contra el que se va a instalar la corona en la cabeza de Felipe VI. Qué triste que la Iglesia no esté presente a su lado porque es la segunda fuerza que apoya la Monarquía. El tercer pilar es, imprescindiblemente, el Ejército. Por todo esto esta monarquía nace desequilibrada. Pende de un hilo.
Excepto los partidos citados, todas las fuerzas políticas están en contra de esta restauración silenciosa en nombre de una Constitución desprestigiada porque con su consentimiento se están destruyendo y privatizando los bienes públicos. Una Constitución que sólo protege el interés de la propiedad privada de los bancos y oligarquía financiera no está en condiciones de reivindicarse como la de todos los ciudadanos. Ya no existe consenso. Ni entre el pueblo y los partidos políticos, ni entre todos los partidos políticos y la Corona.
Primer problema del primer reinado de Felipe VI ¿qué respuesta va a dar a la “cuestión catalana”? Sólo de este problema, de su solución, penden la Monarquía y la Constitución. Si la única solución, y es la única que tiene el Gobierno para contener la marea republicana e independentista en Cataluña, es vestir a Felipe VI con el traje de Jefe Supremo de todos los Ejércitos e intervenir militarmente en Cataluña, es que han firmado su propia sentencia.
La invasión de Cataluña tendría, como paradójica consecuencia, el reconocimiento de Cataluña como nación ante todos los Estados europeos y del resto del mundo. Un gobierno catalán en el exilio, en París por ejemplo, ¿cómo sería contemplado por la opinión pública? ¿Resistiría la Unión Europea tener en su propio seno exiliados políticos procedentes de Cataluña, como si fueran exiliados de una república bananera?