Con el gusto y hondura que caracteriza los actos culturales que tienen a la poesía como protagonista, el pasado sábado 21 de junio el solanero Centro Cultural ‘Don Diego’ acogía la presentación del último poemario de Luis Díaz-Cacho que ve la luz hasta el momento. Todo un acontecimiento, multitudinario, que invitaba a la común reflexión pues, como reza el título de esta obra editada por Ediciones C&G, ‘Nos debemos la Paz’.
El propio autor, tras haber procedido con el capítulo de agradecimientos a quienes habían contribuido primero a hacer realidad la obra y a aquellos otros que iban a intervenir en el acto, dejó bien claro lo a flor de piel que tenía los sentimientos al inicio del acto. “Hoy es un día complicado para mí, de sentimientos encontrados”, aseguraba. Y es que más allá de que el santoral honrara a quienes se llaman Luis, “hoy también es el aniversario de la muerte de mi padre”, hace ya 29 años.
También confesó Luis Díaz-Cacho a cuantas personas le acompañaron en el acto, que su vocación creativa “debía ocupar un espacio más privado”, una decisión personal “porque siempre he creído que debía ser así”. Sin embargo, confesó que el proyecto de ‘Nos debemos la Paz’ “me venía golpeando la cabeza desde hace un par de años y no he tenido más opción que vencerme a mí mismo para que viese la luz”.
El autor, sentado junto a la prologuista de la obra, Carmina Casala y el editor Julio Criado, refirió del poemario objeto del acto que “recoge en veinte poemas y dos textos en prosa todo el dolor y toda la esperanza que yo he sentido y siento cada día” en torno a una cuestión común a la práctica totalidad de los mortales: “Jamás podré entender que una persona pueda quitarle la vida a otra persona”, aseveró.
Por eso confesó odiar armas y guerras, hasta el punto de que “me lloran los ojos de rabia y de dolor cuando todos los días leo y escucho cómo somos capaces de causarnos dolor, daño e incluso la muerte los unos a los otros”. Y fue más allá Díaz-Cacho cuando confesó a los presentes que “me duele mucho más el corazón cuando surge la violencia en un contexto de democracia y libertad”.
Por eso estos poemas que emanaron un día del sentimiento y que han estado en su memoria personal hasta ahora. “Poemas que escribí y oculté en mi corazón dolorido después de violentos atentados de ETA o de las atrocidades más crueles ocurridas en la guerra de los Balcanes”.
Composiciones que calificó su autor “de sangre y de desesperanza ante un mundo incapaz de saber entenderse, respetando las diferencias que tanto deberían enriquecernos”, abundó Díaz-Cacho.
En contraposición a estas situaciones de esa otra naturaleza humana, el poeta solanero aboga por la palabra, “esa magnífica posibilidad que nos da el lenguaje para poder dialogar y discutir hasta lograr entendernos o, al menos, respetarnos”.
De esta manera, el autor de ‘Nos debemos la paz’ considera que “este país, esta sociedad, este mundo global e indiferente necesita, ahora más que nunca, de la voz y de la palabra de todas aquellas personas que soñamos cada día con vivir en paz y en convivencia desde el respeto a las diferencias”. Y en pos de ello, en pos de lo que denominó “odisea que he emprendido”, el autor reconoció que “necesito de todos y cada uno de vosotros y vosotras”.
Música y declamaciones
Tras estas palabras y de quienes en la mesa le acompañaban, se daba paso a un acto que combinó diez interpretaciones musicales a cargo de un cuarteto de saxofones integrado por Cayetano Serrano de la Cruz, Ángel Sancho, Lourdes Moreno y Ana María Alcaide, con declamaciones de algunos de los poemas contenidos en el libro.
De ello se encargarían Luis Romero de Ávila, presente en el acto también en su doble condición de concejal de Cultura y poeta, Paqui González-Horcajo, Nemesio de Lara, Mariví de la Hoz, Jesús Salcedo y Manuela Castaño.