El 9% de los pacientes tratados en un hospital tienen un evento adverso, la mayoría relacionados con la medicación o con infecciones, según se desprende de varios estudios a nivel nacional (como el APEAS, ENEAS, ARCAS o EVADUR). Aunque, afortunadamente, muy pocos de esos eventos se consideran como graves, se concluye que al menos la mitad de ellos se podría evitar.
Estos datos fueron dados a conocer por el responsable de Seguridad del Paciente del Hospital Virgen de Altagracia de Manzanares, Agustín Sánchez, durante una sesión clínica destinada a dar a conocer al resto de profesionales del centro el SiNASP (Sistema de Notificación y Aprendizaje para la Seguridad del Paciente).
Se trata de una herramienta creada por los responsables del Ministerio de Sanidad, dentro del Plan de Calidad del Sistema Nacional de Salud, con el objetivo de mejorar la Seguridad de los pacientes. La Seguridad Clínica es la prevención de lesiones o eventos adversos al paciente, causados como consecuencia o resultado de los procesos asistenciales.
“Todos los profesionales intentamos que la labor asistencial que hacemos día a día sea lo más segura posible, y con los mínimos eventos adversos, pero también somos conscientes de que en ese día a día ocurren incidentes, con o sin daño en el paciente, a veces ocasionados por errores no intencionados bien de acción o de omisión”, señala el doctor Sánchez Carnerero.
El responsable de Seguridad del Paciente del Hospital Virgen de Altagracia ha trasladado a sus compañeros los pasos que hay que seguir en el Sistema de Notificación y Aprendizaje para la Seguridad del Paciente.
Evitar que se vuelvan a producir
Lo primero es notificar incidentes de los que los profesionales tengan conocimiento (bien en los que ellos sean los protagonistas o sus compañeros), para que se puedan ir recopilando los datos del suceso. Posteriormente, un equipo de profesionales del área (con la Unidad de Gestión de Riesgos Clínicos) “los analizará y concluirá qué ha pasado, el porqué y qué ha influido en que sucediera, para plantear soluciones prácticas e intentar que no se vuelvan a producir”.
Su objetivo no es “buscar culpables”, sino el analizar los motivos por los que ha pasado para proponer soluciones y evitar que se repita. “Una vez propuestas e implementadas estas soluciones a largo plazo, es necesario comprobar que se sigan manteniendo”. Para ello, según Sánchez, es necesaria la implicación tanto de los profesionales, sanitarios y no sanitarios, como de la propia Administración.