Lucio A. Muñoz.- ¿Aceptamos como válidos los datos mensuales relativos al paro y aportados por los Servicios Públicos de Empleo o, por el contrario, consideramos más creíbles las cifras que al respecto y de modo trimestral muestra la EPA? (Recordemos que la EPA consiste en una encuesta poblacional realizada por el INE en virtud de criterios más fidedignos).
Comparando los resultados de una y otra fuente estadística existe un desajuste contable de aproximadamente 1 millón de parados. Este desfase es producto de la exclusión en la contabilidad de los Servicios Públicos de Empleo de determinados colectivos de parados y también de aquellos desempleados no registrados en las oficinas de empleo. No olvidemos que muchos parados únicamente se registran en estas oficinas para percibir la prestación de desempleo y, una vez agotada la misma, permanecen en situación de desempleo pero sin aparecer en el registro.
Tomando como referencia los últimos y positivos datos de paro de los Servicios Públicos de Empleo, los gobernantes deberían auto formularse la siguiente pregunta: ¿España solo es capaz de crear empleo precario, temporal, de baja cualificación, retributivamente bajo y focalizado, principalmente, en la hostelería?
Los españoles medianamente informados no confían, en general, en los datos suministrados por las instituciones públicas debido a que la sombra de la manipulación político-mediática suele ser avistada por parte de la opinión pública, que se muestra cada vez más incrédula ante la información procedente del gobierno de turno. Máxime y tal como sucede actualmente, si en el corto-medio plazo los partidos políticos se juegan su futuro en los próximos procesos electorales de perfil europeo, municipal y nacional.
El mejor procedimiento de auscultación del mercado laboral español consiste en analizar a nuestro entorno personal más cercano. ¿Mi amigo, ingeniero en paro, ha encontrado trabajo de camarero? ¿Se ha marchado mi primo pequeño a Munich a trabajar? ¿Han cerrado en el último trimestre muchos negocios en mi barrio? ¿Mi ex-compañero de trabajo, afectado por un ERE, capitalizando su paro y en calidad de nuevo autónomo, ha montado un negocio engañado por el falso apoyo gubernamental a los emprendedores (que en realidad es una vía para incrementar la recaudación fiscal) y se ha arruinado?
La Comisión Europea y el BCE advierten que para luchar contra el desempleo será necesario seguir realizando ajustes y, en base a ello, animan al Gobierno a acelerar el desarrollo de algunas medidas clave, tales como la liberalización de los servicios profesionales y la reforma de las políticas activas de empleo. ¿De verdad piensa la CE y el BCE que esta es la única solución? ¿Cuánto tardarán los sindicatos (y la patronal), en connivencia con el Gobierno de turno, en “aprovecharse” nuevamente de cualquier política relacionada con el empleo o la formación si la corrupción política sigue campando a sus anchas en España?
La lucecita macroeconómica que vislumbramos al final del largo túnel de la crisis puede iluminar cada vez con mayor intensidad. Igualmente, puede haberse roto la tendencia de destrucción de empleo. Pero el desempleo en nuestro país tendrá un perfil crónico y estructural en el caso que no se acometan cambios radicales de índole político y en el corazón del sistema.
Una mínima recuperación económica se puede convertir en la escusa perfecta que necesita la oligarquía financiera y la casta político-sindical (auténticos responsables de la crisis) para blindar el sistema político actual (el tapón que aprisiona a nuestra economía) y, por tanto, condenar a varias generaciones de españoles a la pobreza y al paro.
¿Cuál es el modelo socioeconómico y laboral que se conformaría si no cambiamos la pseudodemocracia, convertida en una dictadura bipartidista, actualmente implantada en España? La desigualdad económica se aproximará a la de una república bananera. Un gran porcentaje de españoles, independientemente de la preparación educativa adquirida, alternaría periodos de desempleo con trabajos precarios. El casi mileurismo se considerará un privilegio. Aunque, paralelamente, una casta político-sindical profesionalizada y corrupta, en su mayor parte sin apenas estudios ni cualificación, se enriquecerá sin limitación alguna, contado para ello con la aquiescencia del poder económico.
De cara a las próximas elecciones europeas, el bipartidismo únicamente está lanzando a la ciudadanía mensajes en clave económica: el PP intenta transmitir a la sociedad que España se encuentra en la senda de la recuperación y el PSOE comunica todo lo contrario.
Los españoles no se deben dejar engañar, puesto que la recuperación económica de nuestro país depende del desarrollo de reformas radicales encaminadas a democratizar el corrupto sistema político actual.
Corrupción política institucionalizada, extrema polítización de la Justicia y de la Administración, arquitectura antidemocrática de los dos principales partidos políticos, un macroestado malversador…
Solo un cambio de las reglas del juego político pueden salvar a la economía española. En España y ahora más que nunca, la economía depende de la política.