El poder de la gente (XI)

Alba Fernández.-POR TI, POR MI Y POR TODOS MIS COMPAÑEROS. Soy española joven de 23 años y residente en un pueblo de Inglaterra, a unos días de las Elecciones Europeas me animo a escribir este artículo de opinión donde contar, desde la distancia donde los sentimientos de pertenencia a este nuestro país se acrecientan, las dificultades para ejercer el derecho fundamental de sufragio.
opinion
Para las próximas Elecciones Europeas que tendrán lugar el próximo 25 de Mayo, según la Oficina del Censo Electoral solo se han admitido algo más de 70.000 ruegos de los más de dos millones y medio de electores residentes ausentes (CERA) y electores temporalmente ausentes (ERTA). Estas estimaciones de españoles en el extranjero son cortas, pues en mi entorno todos los que tenemos la esperanza de volver somos ERTA, pues si nos inscribimos como residentes fuera de España, no dispondremos de derecho a asistencia médica hasta que volvamos a cotizar a la SS.SS, como consecuencia de la disposición adicional sexagésima quinta del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social aparecida en el BOE del jueves 26 de diciembre de 2013.

Esto supone en la mejor de las estimaciones, menos de un irrisorio 3% del electorado exterior ejercerá su derecho al voto, por lo que será la participación más baja de la historia de nuestra democracia, un ejemplo del interés del régimen en la intervención de sus ciudadanos en el ejercicio democrático del voto.

La marea granate, una red transnacional de emigrantes organizados en asambleas locales y globales a través de la Red, está denunciando que el ciudadano español fuera de su localidad el día de las elecciones, tenga que solicitar a través del Consulado mediante el voto rogado o “voto robado”, que te sea concedido el derecho a voto (en mi caso inicie el proceso en enero), y que dicho derecho se haga efectivo.

El coste mínimo de todo este proceso, descontando el tiempo empleado en solicitudes y papeleos es:

– Un día de vacaciones para poder ir al Consulado.

– Soportar una mañana de cola, pues no tenían habilitada una ventanilla especial para tal acontecimiento como sería lo sensato, mezclándonos en tres ventanillas de cinco existentes con los que iban de papeleo normal (seguramente por falta de personal en el Consulado al tener que atender al Sr. Blesa).

– Doce libras entre el transporte hasta Londres y el franqueo postal (la experiencia confirma que no se reembolsa dicho coste)

– Y lo peor de todo, agotar mi paciencia con los correos de la Junta Electoral Provincial, mediante la utilización de las más peregrinas solicitudes con el propósito de desanimar. Sin embargo, no remiten confirmación de llegada del envío postal, con la de e-mails que me enviaron solicitándome de todo.

Pasado todo el proceso, ahora toca esperar que el voto llegue dentro de plazo, pues ni en el Consulado te facilita información, ni las oficinas de correo postal de Inglaterra te aseguran que el sobre y el franqueo cumplan los requisitos impuestos para la votación.

Esta reducción de derechos, el presenciar la frustración de de tantos compatriotas, me anima a pediros a todos aquellos jóvenes que estáis en disposición de ejercer este derecho, que seas solidarios con los que no podemos votar y que lo ejerzáis repitiendo al votar:

“Por ti, por mi y por todos mis compañeros”.

No permitáis que el régimen PPSOE nos calle, ayudarnos mediante EL PODER DE LA GENTE a conseguirlo. Tu voto será nuestro voto, los de los exiliados económicos.

alba

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