Un día sin «liberados»: El anarcosindicalismo hace suyo el 1º de Mayo en Ciudad Real

Eusebio Gª del Castillo Jerez.– Trescientas personas, según estimaciones de la policía y los propios manifestantes, recorrían esta mañana las calles de Ciudad Real convocadas por la Confederación Nacional del Trabajo y con motivo del 1º de Mayo. La marcha, al margen de la gran movilización promovida por sindicatos mayoritarios en Puertollano, ha discurrido con similar participación a la del año pasado y manteniendo la misma dinámica, intercalando en el recorrido la lectura de diferentes manifiestos.

Ricardo López, miembro del sindicato, señalaba que este 1 de mayo es especialmente importante porque CNT es la única organización sindical que ha convocado una manifestación en Ciudad Real. Subrayaba, además, que «estamos en un proceso paulatino de precarización del mercado laboral, con una situación terrible a nivel de desempleo y un deterioro de todos los servicios públicos».  Según López, CNT pretende dar una respuesta «distinta a las que dan las entidades sindicales mayoritarias y que implicaría un cambio de sistema».

Por su parte, Matilde Castilla, explicaba que la Intersindical de Castilla-La Mancha, organizadora de una comida popular como miembro de las Marchas de la Dignidad en el Parque de Gasset, se había sumado, en esta ocasión, a la convocatoria realizada por la CNT. «Creemos que 1 de mayo es una fecha en la que los trabajadores tenemos que estar unidos en un frente común», añadía, a la par que abogaba por un nuevo sindicalismo, «un sindicalismo asambleario, de a pie de tajo y en la calle».

En cuanto los manifiestos a los que se dio lectura a lo largo de la marcha, en ellos se reivindicaba el significado del 1º de Mayo, jornada que, consideran, debe ser algo más que un día festivo. Reclamaban «la justa aspiración a un mundo mejor, a través de un cambio radical y profundo de la sociedad y de la economía que debe ser protagonizado por la clase trabajadora». Aseguraban que todos lo problemas forman parte de uno solo: el sistema capitalista. «Desde CNT afirmamos que la vía electoral es un camino sin salida, que la baraja y las normas las pone el poder y que no hay manera de ganarles a su juego». Manifestaban no perder de vista el 22M, «un punto de inflexión» organizado al margen de las grandes organizaciones políticas y sindicales.  «Hemos empezado a despertar y nuestros sueños son sus pesadillas».

«Solo pueden aparecer brotes verdes en proyectos autogestionados que traten de ser integrales, en los que nos empoderemos y nos hagamos cargo por nosotros mismos de todos los aspectos de nuestras vidas, creando una sociedad solidaria y convivencial al margen el poder y las instituciones», añadían. Ponían en valor la importancia de las relaciones horizontales, como las que se llevan a cabo en las actividades realizadas en el Centro Social Autogestionado La Purga, en el proyecto del grupo de producción del Colectivo de Organización Local, en la Asamblea de Parados de Piedrabuena o en la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad de Ciudad Real.

Respecto a la reforma de la Ley del Aborto, denunciaban que «el Gobierno del Partido Popular pretende abocarnos a la maternidad obligatoria impuesta, cuyo objetivo es desproveernos de nuestro derecho identitario y nuestra condición de ciudadanas conscientes, libres y electoras de nuestra propia búsqueda de la felicidad».

Asimismo, se hizo referencia al sistema sanitario, que se estaría pervirtiendo al extremo de «premiar al que gasta menos y no al que mejor lo hace por menos dinero».  Alertaban sobre la situación de un sistema en el que «ya no importa negar la asistencia a cualquier ser humano que lo necesite», lo que demostraría que nuestra sanidad «ya no es ni universal ni tan gratuita».

Advertían de situaciones que se estarían produciendo en Ciudad Real, como la derivación de pacientes a clínicas privadas madrileñas para intervenciones que hasta ahora se resolvían localmente o en centros públicos, las reducciones de jornada del personal de limpieza, la política de sustitución cero para el personal sanitario, la eliminación de camas hospitalarias o la reducción de las plantillas. «Muestras -decían- de que hay un interés claro en deteriorar y destruir nuestro sistema público de salud».

No se olvidaban de exigir transparencia y participación al afirmar que «los que financiamos la sanidad debemos controlar su funcionamiento y ser parte en su gestión».

Por último, se abordaron cuestiones relativas al medio ambiente. «Las delirantes recetas para combatir el déficit público persiguen desposeer de sus funciones y mandar al paro a los agentes de medio ambiente, a las brigadas contraincendios, a biólogas y veterinarias de centros de recuperación de fauna salvaje, a monitores de educación ambiental, etc.»

Finalizaban con referencias al cementerio nuclear de Villar de Cañas, a la fractura hidráulica en el Campo de Montiel, a los campos de experimentación de maíz transgénico de Daimiel, a la amnistía de pozos ilegales «que esquilman los acuíferos» o la orden del viñedo de 2002.