El edificio importante, había comenzado a ser cuestionado nada más conocerse por su carácter nórdico o extranjerizante. Carácter que refleja con nitidez alguna publicación genérica[1] y no mediatizada en conflictos locales. “Sobre plinto de granito que se yergue en la plaza del Ayuntamiento de la ciudad. Ayuntamiento en verdad insólito. Sustituye de hace pocos años, al edificio grecorromano con estatuas, que regía la vida municipal de la ciudad. Es difícil encasillar el nuevo Ayuntamiento en un estilo determinado.. ¿Neogótico tal vez? Un estilo increíble que hace dudar de si estamos en Wells, Lincoln, Dijon o Ciudad Real. También se duda si estamos ante una estación de ferrocarril, sensación a la que podría inducirnos el gran reloj que aparece a lo alto, entre cuatro grandes caperuzas que bien podrían ser alusión a las que cortó el avisado sastre castigado por Sancho Gobernador. También es cierto que podemos encontrarnos ante un remedo del edificio Kokusai, sede de la representación en Tokio del Banco Hispano Americano o frente al edifico Eurocis de Madrid. Ha de señalarse que al Ayuntamiento le ha nacido una hijita en la misma Plaza, concretamente en el número 36 de la misma. Todo hace temer que exista un plan para, poco a poco, convertir todo el recinto en un trasunto manchego de algún recóndito condado británico o lo que sea. Tanto más de lamentar en una ciudad que apenas conserva vestigios arquitectónicos de su pasado”.
Toda esa ambigüedad estilística y formal que se desprende del edificio construido, originaría una polémica formidable entre detractores y partidarios de unas imágenes sorprendentes y sorprendidas, que resuelve finalmente López Villaseñor[2] en un alarde de protagonismo excesivo y de celo desmedido, frente a una carta dirigida a Carlos Calatayud por parte de José Luís Aguilera Bermúdez. Nótese que las posiciones histórico-artísticas, conservadoras y aún hasta retroconservadoras, defendidas por el que llegaría a ser Senador por Alianza Popular, y más tarde Fundador-Promotor de la hoy desaparecida, Asociación Cultural Quijote 2000, se realizan frente a notables y prominentes ‘compañeros de viaje’. No son opositores políticos, ni el ‘Hijo Predilecto’ López Villaseñor, ni el Alcalde Eloy Sancho García, más tarde Presidente de la Diputación Provincial en 1979 con la Unión de Centro Democrático, ni tampoco Carlos Calatayud, igualmente Senador por la misma UCD. Las disensiones manifiestas, a la altura de 1971 en el tramo final del último franquismo, tienen que ver más con el debate político soterrado, sordo y oculto entre ‘Aperturistas’ e ‘Integristas’, abierto ya por las diferentes familias del Régimen, que pugnan por su visibilidad y prevalencia; que con un problema suscitado en torno a un edificio, por muy central y simbólico que fuera.
“Querido amigo Carlos: días pasados llegó hasta mi un número atrasado de nuestro Lanza que tan entrañablemente diriges. En este número se daba publicación a una carta abierta escrita por don José Luis Aguilera Bermúdez y dirigida a don Carlos Calatayud, mi querido maestro y más querido amigo La carta en cuestión, he de decirte que causó en mí dos efectos de muy distinta índole: De alegría porque el proyecto del arquitecto señor Higueras viene a remover como piedra en estanque las aguas, hasta ahora demasiado tranquilas de Ciudad Real y de estupor que es la que más perdura en mí y que justifica estas líneas. De estupor que empieza ya a manifestarse ante el preámbulo con que el señor Aguilera comienza su carta. Sin renegar de mi ascendencia de manchego por los cuatro costados, no puedo por menos de lamentar el que a la hora de pensar en hacer una ciudad que merezca ser considerada como tal: viva, social y económicamente sana y bien plantada, se hable de que “el punto de partida podría ser la epoca de la Reconquista o el valimiento de las Órdenes Militares (sic). Digo yo que puestos así también pudiéramos remontarnos a los refugios paleolíticos de Peña Escrita”.
Hecha la excursión recreativa por la Historia, llega el momento de la verdad, por ello prosigue López Villaseñor: “Después, el señor Aguilera Bermúdez deja en paz a nuestros gloriosos antepasados entre sus armaduras, dalmáticas y castillos y se mete en harina. Esto es a juzgar el proyecto del nuevo Ayuntamiento de nuestra ciudad, cuyo autor es don Fernando Higueras, uno de los más grandes arquitectos de Europa en estos momentos. Como no quiero que estas palabras que acabo de escribir pudieran aparecer apasionadas, tengo a disposición de quien lo desee, gran parte de las publicaciones que de los mas lejanos países nos llegan sobre su obra: ‘Revista Forum’, italiana, dedicada en su número extraordinario a la obra de Higueras. Últimamente el libro editado en Japón estudiando la obra de nuestro arquitecto como precursor incluso de ciertos hallazgos del genial Kenzo Tange, con quien los tratadistas sobre la materia lo ponen a la par”. Posición ésta, ya conocida y repetida en López Villaseñor, y que prolongaba las mantenidas en la entrevistade 1972, en donde mantenía que la importancia de la obra previa de Higueras, era capaz de redimir resultados equivocados, como el Consistorio de Ciudad Real. Emprendiendo el ‘Hijo Predilecto’ una suerte de nueva batalla contra molinos contumaces y en defensa de un ‘Raro Caballero Andante’., de la Arquitectura Mundial.
[1] Atlas gráfico de Castilla la Nueva. Aguilar, 1977. Página 95.
[2] López Villaseñor M. Carta abierta sobre el proyecto del edificio para el nuevo Ayuntamiento. Lanza, 9 noviembre 1971.
Periferia sentimental
José Rivero
Muy interesante