Cuando uno se acerca, sea cual fuere el medio informativo, a las noticias sobre tráfico y seguridad vial lo primero que resalta como un formidable y sangriento bofetón es la desmesurada cifra de muertos en las carreteras. La tendencia bajista que ha permitido en 2013 estar por debajo de la psicológica cantidad del millar de fallecidos, tendencia que seguía este pasado mes de Enero, con otro resultado esperanzador, ha sido echa añicos con los desastrosos números de Marzo 2014 y, aún más, el pasado fin de semana que iniciaba un mes en donde se sitúa una de las fechas con mayor movimiento de vehículos: Semana Santa.
Como si los halos malignos hubieran teledirigido todas las coincidencias, por estos días se anunciaba la campaña de la Dirección General de Tráfico (DGT) de aumentar los controles de velocidad con radar, facultando a los Ayuntamientos a que hicieran lo propio en vías urbanas. También estos días ha sido aprobada la nueva Ley de Seguridad Vial que no lleva ni cuarenta ocho horas publicada en el BOE y entrará en vigor los primeros días de Mayo. Mientras las desdichadas cifras de siniestros y víctimas iban bajando y los índices nos llevaban por la calle del optimismo, nuestros gobernantes se ufanaban (como lo hacen casi siempre, precipitadamente) en que sus medidas eran las correctas: multa, sanción, y euros al morral; el incremento de la cuantía en sanciones dejo entrever la cantidad astronómica puesta allí, en medio de cualquier calzada, para que el regidor de turno se colgara la medalla y, sangrando al usuario, engordar el Erario Público, ese del que se enriquecen demasiados gobernantes. Nótese que en 2013 se impusieron medio millón de multas menos y la recaudación fue exactamente la misma.
Viendo el gobernante que el radar era más rentable que un puesto de golosinas en la puerta de un colegio, y contemplando que muchos usuarios ajustaban su velocidad a la marcada por la vía, se pasó al plan “B”: poner el límite muy bajo, muy cerca o muy escondido para que todo el mundo cayera en la trampa: límites a 40 y 60 aparecen por nuestras carreteras y nos fotografían “in fraganti” con la certeza de la culpabilidad por delante (ningún infractor de tráfico es “presunto”) y, sin poner en peligro vida alguna, nuestros euros y puntos se marchan a otros bolsillos y engrosan otras cifras pero, para desgracia del gobernante, y como ese no era el problema, no es tampoco la solución, con lo que a nuestro democrático manirroto sólo le queda una solución y es comprarse más juguetes para “joder” a más gente con la excusa de querer salvar vidas. ¿Cuáles?
Nuevos radares que cuestan unos 70.000 €, complementan casi diariamente el parque de la DGT y los Ayuntamientos, conocedores ambas instituciones su rápida amortización a base de 200 € el “pelotazo” y su ubicación, como siempre, es casi clandestina, opaca y recuerda mucho los métodos del “sheriff” de Nottingham, lo malo es que a nosotros no vendrá un Robin Hood que nos ayude. Véase como ejemplo los dos “mapitas” descargados de la Red con la prosaica frase “radares en Ciudad Real” y “puntos negros de tráfico” en la misma y muy querida nuestra provincia. Compruébese que si superponemos ambos mapas, radares y sitios peligrosos ocupan distintas ubicaciones, salvo uno ligeramente cercano al sur de Valdepeñas. Los expertos de diversos organismos (Ponle Freno, RACE, Conductores Europeos, etc) no dejan de advertir de que la bondad disuasoria del radar está infrautilizada y que si estos mecanismos fueran más visibles y su presencia anunciada, todos los usuarios de la vía pública moderarían su díscolo comportamiento, si a eso se le añadiese la colocación perentoria en lugares peligrosos, es posible que se redujeran las víctimas en esas siniestras coordenadas. Pero no, la iniciativa de Ponle Freno dispone de un formulario para apuntarse a favor de una colocación útil de los radares no la mera recaudatoria que parece aconsejar a nuestros ávidos gobernantes-recaudadores.
Leído, cortado y pegado desde la página citada:
“NO CUMPLE SU PRINCIPAL OBJETIVO”
El radar más recaudador no es el más efectivo
Se encuentra en Cataluña y ha conseguido cinco millones de euros en multas en sólo tres años, cuando la media ronda los 160.000 euros anuales. Sin embargo, no logra reducir víctimas.”
El “sheriff” de Nottingham aprendería mucho de este personal.
http://www.antena3.com/ponlefreno/radares/
Juanma Núñez
A41- Todo Motor
Estamos ante un estado totalmente recaudatorio y el claro ejemplo está en nuestras carreteras.Hay muchas de ellas que merecen una remodelación y eliminar tramos en mal estado, pero eso a los que mandan les da igual, solo quieren la pasta.Para ellos solo somos números.
Gracias A-41