Ciudad Real: El abono utilizado en las proximidades de la calle Rusia podría haber infestado la finca en la que se esparció

Eusebio Gª del Castillo Jerez.– La bióloga Pilar Ruiz López explica que el olor pestilente que hace unas semanas se percibía en Ciudad Real era debido a que el estiércol utilizado en la finca que ha protagonizado este episodio estaba demasiado fresco, es decir, no habría sido sometido a un proceso de compostaje,una circunstancia que provocará inconvenientes para el agricultor, además de las «desagradables» molestias que ha causado a los vecinos y que podrían haberse evitado.

Pilar Ruiz subraya que, en cuanto a la aplicación del estiércol en agricultura, nadie discute ya que es «muchísimo más ventajoso» el abonado orgánico que el químico. «Eso está claro, todo el mundo aboga por la agricultura ecológica». Sin embargo, puntualiza, «el abono tiene que estar debidamente hecho. El abono fresco, recién sacado de las cuadras, tiene mucha humedad y volatiliza muchos elementos que provocan  el olor».

Advierte de que se está echando al campo un producto que pierde más del 10% del nitrógeno por evaporación. «Y luego está el tema de los infectos – recuerda esta bióloga-; ese estiércol está lleno de las semillas que esos animales han comido, lo que provocará en la zona abonada la proliferación de malas hierbas. Como no han pasado por un proceso de fermentación, gran parte de esas semillas van a germinar y, a la larga, el agricultor se encontrará con un campo al que tendrá que aplicarle muchísimo herbicida para atajar el problema de las malas hierbas». Por estos motivos, Ruiz López considera que es aconsejable utilizar el estiércol en las condiciones apropiadas.. “La elaboración del compostaje de un estiércol lleva su preparación. La maduración del estiercol implica tiempo y manejo, riegos, volteos, hasta  alcanzar una temperatura aproximada de 90 grados para que toda esa materia orgánica se esterilice y llegue a perder el olor. Justo la pérdida de olor nos da idea de la maduración del estiércol”, añade.

Por otra parte, recuerda que el estiércol, en esas condiciones inapropiadas, incluye los parásitos y bacterias del propio sistema intestinal del animal y de su contaminación en la cuadras.  “Al agricultor le perjudica porque algunos parásitos pueden afectar a las raices de las  plantas y acabará teniendo un suelo infectado”, asegura. Y, desde otro punto de vista, comenta que,al igual que es posible que los trabajadores de los estercoleros contraigan la solitaria, no se puede descartar que, dándose una serie de circunstancias concretas, la presencia de huevos o partes de este parásito y el paso de perros al terreno, pudiera afectar al ser humano.

En cuanto a que las autoridades municipales hayan asegurado la legalidad de esta práctica agrícola, recuerda que, si la finca recibiera ayudas de la Política Agraria Común, estaría sujeta a unas normas de Condicionalidad vinculadas a esas ayudas. «Esa Condicionalidad va dirigida a unas medidas agroambientales, de mejoras agroambientales y de buenas prácticas agrícolas». El agricultor está obligao a anotar el abono utilizado en un libro registro y no superar, en cualquier caso, las cantidades de nitrógeno que puede asumir el suelo por fertilizantes orgánicos.

Según Pilar Ruiz, un uso inadecuado de estos abonos puede ocasionar contaminación orgánica por exceso de nitratos. «El porcino es altamente contaminante para los acuíferos; los purines (orina mezclada con el lixiviado -el líquido que suelta el excremento-) son muy perjudiciales, especialmente en las zonas vulnerables, en acuíferos o en cercanías de ríos».

«Todo ello es nitrógeno, y el nitrógeno es muy bueno para las plantas, y más si está aplicado de forma orgánica, sin productos químicos, pero es contaminante para el suelo a partir de un determinado porcentaje», aclara. «Se habla de que los suelos del Valle de Alcudia, una de las joyas ecológicas de la provincia, están contaminadísimos y altamente cargados de nitrógeno por la cantidad de ganadería que lleva soportando a lo largo de los siglos, y eso que es extensiva».

Esta bióloga cree que la finca en cuestión ha podido abonarse con alpechín y porcino, lo que coincidiría con las manifestaciones de los vecinos de la calle Rusia, quienes declararon que, tal y como les habrían informado los trabajadores de la explotación agraria, además del estiércol, se habrían “vertido cubas de orín de cerdo” en la finca.

Pilar Ruiz explica que hace dos años esto no se podría haber hecho. En agosto de 2012 el Gobierno de Castilla-La Mancha derogaba la orden que regulaba la gestión de estiércoles de las explotaciones porcinas. «Esta normativa, que establecía las condiciones para el uso del estiércol como abono orgánico-mineral, tenía en cuenta a los vecinos», apunta. Prohibía, por ejemplo, su utilización a menos de 1 kilómetro de núcleos urbanos, tiendo en cuenta, incluso, la dirección de los vientos dominantes para minimizar las molestias que pudiera causar. Tampoco podrían haberse aplicado a menos de 25 metros de cualquier vía pública, ni haber permanecido sobre el suelo sin ser enterrado más de 24 horas.

Por último, esta bióloga llama la atención sobre que el hecho de la derogación de esta orden, o más recientemente del Reglamento de actividades insalubres, nocivas y peligrosas, con el argumento de mejorar la competitividad de la actividad empresarial, pueda, a la larga, afectar de forma negativa al medio ambiente y a los ciudadanos, como ha ocurrido con este caso de los malos olores que aún son claramente perceptibles en la calle Rusia. «Los ciudadanos no tenemos por qué soportar unas condiciones tan adversas que se podían haber evitado», concluye.