Si bien la transparencia en la gestión pública ha estado presente en cada uno de los debates que se han realizado dentro del Foro Ciudad Real 2014 organizado por el PSOE municipal, en la jornada de ayer fue el concepto central del mismo.
En esta ocasión, el que fuera Presidente de la Junta de Comunidades, José MA Barreda, acompañado por el Vicesecretario General del PSOE, Mateo Gómez Aparicio y la Portavoz socialista en el Ayuntamiento, Fátima Serrano, ofrecieron sus reflexiones sobre el significado de un gobierno transparente, para dar paso a continuación al debate.
El Vicesecretario General del PSOE en la localidad, Mateo Gómez Aparicio, definió la «transparencia» como un valor democrático, ligado a la verdad, la honradez, la confianza, la generosidad, el consenso y la participación, también, relacionada con la accesibilidad y oportunidad de la información.
Para Gómez Aparicio, los hechos que sobre corrupción o desinformación se vienen produciendo, la impunidad de muchos de ellos, las dificultades para acceder a la información, la persistencia de áreas de decisión fuera del control público, están caracterizando, el manejo de la cosa pública en nuestro país, “pero, también sería un error meter a todos en el mismo saco”. El antídoto a todo ello, es la transparencia, dijo, que debe ser el eje fundamental de toda acción política.
“Porque los ciudadanos, debemos ser capaces de tomar decisiones responsables, deseamos ser escuchados y que se nos diga la verdad, poder hablar de todo, de lo público y de lo privado y porque nos estamos dando cuenta de que la democracia NO garantiza la honradez en la gestión pública, NI TAMPOCO EN LA PRIVADA”, reclamaba un marco normativo, compartido y consensuado y conformar un proceder claro basado en un código ético de conducta, con instrumentos y mecanismos que lo avalen.
Fátima Serrano, portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento, centró su intervención en éste ámbito, en el que se vive a diario, según sus palabras, una manera de gobernar en la que prima el autoritarismo, la prepotencia, la manipulación y la ocultación. Para Serrano, Rosa Romero y el PP día tras día consiguen que Ciudad Real sea más opaca, y lo hacen premeditadamente porque eso les permite confundir intencionadamente a los ciudadanos, gobernar a golpe de ocurrencia, diciendo ahora una cosa y luego la contraria, improvisando y saliendo al quite de lo que acontece en la ciudad más por presión de la oposición y de los vecinos que porque dispongan de una hoja de ruta de la que carecen.
Recordó que según la Agencia de Transparencia Internacional, Ciudad Real está entre las ciudades menos transparentes de España, entre las que menos información pública ofrecen a cerca de sus cargos públicos y de confianza, sus contrataciones, su economía, sobre cuestiones urbanísticas, con una relación poco fluida con sus vecinos.
Ofreció otros ejemplos que sitúan al ayuntamiento y a sus dirigentes en una posición poco transparente, como el uso que hace el equipo de gobierno de la TV municipal “tele Rosa” o de la página web, en la que en lugar un espacio principal la información de utilidad para los ciudadanos, es la cara de la alcaldesa la que ocupa la mayor parte del espacio, o que no se publiquen las listas con los seleccionados para los planes de empleo, que no se consulte con los ciudadanos el presupuesto municipal o las obras prioritarias a realizar en la ciudad, y un largo etcétera.
Contrapuso el suspenso en transparencia del Ayuntamiento de Ciudad Real con el aprobado más que holgado de la Diputación Provincial, gobernada por el PSOE.
Para la portavoz, gestionar de forma transparente es un proceso posiblemente menos cómodo, un compromiso continuado, una nueva cultura de la gerencia pública consciente de una serie de deberes hacia la sociedad civil, para conseguirlo, propuso establecer unos indicadores de transparencia de obligado cumplimiento, hacer de ellos la guía de nuestro comportamiento, “un relato que sepa y que huela a verdad” y hacer que los ciudadanos los conozcan estableciendo un firme compromiso con ellos.
José Mª Barreda, quiso establecer desde el primer momento la relación entre transparencia, conocimiento y verdad. De este modo, recordó que “el secreto” fue la clave del poder durante siglos, sin embargo, con el desarrollo de la democracia, todo cambia, “porque uno de sus valores inherentes es la transparencia”.
Así, explicó que la transparencia es una de las grandes diferencias entre las democracias y los totalitarismos, porque se relaciona directamente con el derecho a la información. “El Watergate no hubiera sido posible en la URSS”, dijo a modo de ejemplo.
Además, la información es poder, apuntó, por eso no se quiere compartir.
Destacó también la importancia de la educación y la formación de las personas en una sociedad ciertamente participativa que exige información: “la democracia requiere ciudadanos informados, con capacidad para juzgar lo que hace el gobierno”.
En otro momento, se refirió al conflicto, propio de una sociedad en evolución, dado que no hay cambio sin presión, y recordó que todo Estado vive siempre una cierta tensión entre orden y libertad, entre eficacia y controles. En este punto, se refirió a la importancia de la acción de los gobiernos para controlar a los poderosos para proteger a los ciudadanos y promover políticas favorables a la mayoría.
Por último, insistió en que si la transparencia se relaciona directamente con la verdad, es exigible en una democracia de calidad que los políticos digan la verdad “porque como diría Kant, la mentira debilita la cohesión de la sociedad humana de manera irreparable”. Se preguntaba por tanto, si nadie confiaría en un profesor que miente, en un mecánico tramposo, en ningún profesional a quien la verdad le trajera sin cuidado, ¿por qué confiaría el ciudadano en un político o una política mentiroso o mentirosa?
