La librería Birdy-Libertad acogía en la tarde de ayer la cuarta edición de su café filosófico, en esta ocasión dedicado a la desobediencia civil. Un grupo de unas doce personas participaron en el debate, que se inició con una frase de Henry David Thoreau de su libro Desobediencia civil: «en un Estado injusto el lugar del hombre justo es la cárcel».
A partir de ahí se abordó la cuestión de si la desobediencia civil es buena o es mala, si es útil o no, o si es o no justa. Esto dio pie a definir el significado de «bueno», «útil» y «justo» y a partir de ahí los asistentes se dividieron en dos grupos: a favor o en contra de la desobediencia civil. Surgieron conceptos como el de «legítima defensa», «utilitarismo», «kantismo», «insumisión», «conciencia», «egoísmo» y se aludió a las primaveras árabes, a Ucrania, al terrorismo, a la desobediencia fiscal y a la desobediencia civil por el asunto de la asignatura «Educación para la ciudadanía y los Derechos humanos».
Rafael, imitando tu método analítico, solo veo cerebros desconectados.
¿A que suena a idiotez?
Pues imagina lo que yo pienso cuando tú analizas la personalidad de alguien fotografiado de espaldas.
Por favor, nunca borres tu última entrada en el blog, por cierto, ¿hecha durante tu jornada laboral?
Me consta que en los blogs puede programarse previamente la hora de publicación de una entrada determinada. Una cosa es que no nos convenzan los métodos filosóficos, pedagógicos o lo que se tercie de este señor en su vertiente pública, y lo señalemos, pero otra muy distinta es sugerir maledicencias en relación a la vida particular de cada uno.
Aparte de eso, supuestamente en todos los trabajos (hasta en la construcción), hay un rato conocido en la legislación como ‘segmento de ocio’. Unos lo emplean en desayunar, otros en fumar (algunos más que otros), ¿qué problema hay en que este señor quiera publicar una entrada de blog en el tiempo de asueto que le corresponde en buena lid?
Para que luego vengan diciendo que yo ando tras la disminución y el enfrentamiento personal.
Los artículos se envían al señor director de MiCR y él lo publica cuando lo estima oportuno. Obviamente uno no se dedica a estos menesteres durante el horario laboral.
Juan Vigil: He encargado a mi librero la obra que me recomendaste de García Pavón, muchas gracias.
No es difícil encontrar las obras de García Pavón en la biblioteca. Este hombre era doctor en Filosofía, lo cual te hará doblemente grata la lectura. Humor, sensualidad, costumbrismo, sentimientos sin caer en la cursilería, disfrute de las bellezas cotidianas de la vida… Te recomiendo las novelas de Plinio, aparte de la que mencioné: ‘El reinado de Witiza’, ‘Voces en Ruidera’, ‘Las hermanas coloradas’, ‘Vendimiario de Plinio’… Hicieron una serie televisiva basada en este personaje a principios de los 70; dicen que provocó que las novelas acabaran ninguneadas, y yo creo que este país cometió una gran injusticia relegando al olvido esta literatura tan bien urdida, esmerada, inteligente y exquisita. Desde luego, con inteligencia García Pavón supo deleitar a una generación de lectores y metérsela doblada a los censores, pues le cogió en danza la época más álgida del franquismo y supo ondear el estandarte de su libertad creativa.
Gracias por la info Juan Vigil.
Espero que te piques a escribir en MCR, que también le das subidón a la calidad del foro.
Rafa, enhorabuena por el café. Que sean muchos más, pero no me abandones lo de los artículos, que te vendes caro.
Buen sábado a ambos.
Por no mezclar cosas. En cuanto a la desobediencia civil, es algo en lo que no creo a pies juntillas. Si nos dotamos de un sistema y, ese sistema se prostituye por quienes deben ser sus guardianes (democraticamente elegidos por la mayoría), la solución creo que pasa por quitar de enmedio a esos proxenetas de la política y no por desertar de nuestros deberes.
De hecho, Hacienda y la Seguridad Social están absolutamente blindadas contra cualquier tipo de desobediencia civil. No pagues una cuota o una tasa, o un impuesto y estás embargado al momento. Es más, puedes negarte a pagar algo que consideras injusto y denunciarlo ante los tribunales, pero ellos te obligan a pagar antes de que se celebre el juicio.
En el ejercicio del derecho a poder disfrutar de nuestros derechos, ir a la desobediencia civil provoca que se rompa la balanza entre ciudadanos y se generen conflictos injustos para los que cumplen con los deberes asumidos.
Como decía al principio, la solución está en convencernos de el gran poder que tiene la papeleta del voto. Que no se vota,con las pelotas, que se vota con el cerebro. Que Julio Anguita, cuando decía programa, programa, programa no hacía más que decirle a la gente que leyera lo que proponían los partidos.
No tengo idea de cuántos ciudadanos leen los programas antes de ir a votar,pero el dato debe ser penoso. Y es que son cuatro años los que hay que esperar para botar con B a quienes no cumplen el programa y prostituyen las instituciones. Y eso es mucho tiempo.
Otro sustituto de la desobediencia civil es el referendum. Tenemos tecnología suficiente y, cada vez hay más interés de los ciudadanos por que la administración les tenga en cuenta a la hora de llevar a cabo cualquier acción que tenga gran impacto. De nuevo, los proxenetas no quieren una ciudadanía que participe y que decida. Solamemte borregos que voten en masa una vez cada cuatro años. La unión de ciudadanos en organizaciones sociales aterroriza a los amos deo sistema.
En fin, este país no tendrá remedio mientras que los políticos sean, en general y con pocas excepciones, una casta de mafiosos, mentirosos, egoístas y proxenetas de la política.
Pero, si tomamos el camino de la desobediencia civil, el enfrentamiento está asegurado y el conflicto se volverá contra nosotros, por todo ese entramado de mecanismos de los que se ha dotado la administración para defenderse de sus verdaderos propietarios: NOSOTROS.
Para acabar, muy de acuerdo con la frase de Thoreau. En España son los jueces los que acaban en la cárcel o fuera de la carrera judicial, mientras los Blesa, los Gürtel o los Ere siguen tan campantes por los parlamentos. En España son los inspectores de Hacienda los perseguidos en casos como el de Pemex. En España se echa de los casos a los policías que no son de la comba del partido en el poder. Curioso, muuuy curioso.