Las declaraciones de la Alcaldesa, Rosa Romero, en la entrega de los Premios Taurinos de la Feria de Agosto de 2013, no deja lugar a dudas del pedigrí de su apellido vegetal, pero de hondo calado taurino. Que puede que lo emparente con otros apellidos más, de profundo arraigo en el albero, tales como Ordoñez, Paula o Camino. Pura coherencia nominal. Aunque la coherencia sea más política que patronímica. Si puede afirmarse con énfasis no menos taurino que: “Como alcaldesa de una ciudad taurina pero especialmente como aficionada a los toros y defensora a ultranza de la fiesta…manifiesto una vez más mi compromiso por apoyar e impulsar la fiesta en nuestra ciudad”; lo que realiza la Alcaldesa capitalina, es un ejercicio de autobiografía personal, con otro más de coherencia política; para resolver el último tercio, el más arriesgado, con otro más, de incoherencia social.
Lo primero, el primer tercio, queda claro, breve y nítido (“pero especialmente como aficionada a los toros”). El segundo tercio, bebe de las particulares posiciones de la Política ¿Cultural? del Partido Popular, revitalizadas desde, no tanto la taurofilia militante, cuanto del efecto catalán de su prohibición. Si el separatismo ‘tribarrado’ y nacionalista, rechaza los toros desde la españolidad de su pertenencia; el Neo patriotismo de nuevo cuño, afirmará la españolidad de la Fiesta Taurina, desde su contraria; esto es desde su defensa última. Política ¿Cultural? del Partido Popular, que en este asunto ha desplegado una acción conjunta de clara visibilidad. Confundiendo los toros con la unidad territorial del Estado.
Así podemos recordar, que la Presidenta Cospedal en su discurso de Investidura como Presidenta de Castilla-La Mancha, a finales de junio de 2011 se comprometió a propiciar la defensa de los toros. “Una promesa cumplida con diligencia y celeridad, iniciándose el procedimiento de declaración el 18 de agosto de 2011”; según apuntó el Presidente de las Cortes Regionales, Vicente Tirado. Bien cierta es la celeridad legislativa castellano-manchega en la defensa taurina, frente a la parsimonia titubeante y asustadiza de otros asuntos de mayor importancia social y económica. Añadiendo el citado Tirado que tal medida desplegada “se trata de una decisión que parte del hecho de que la Fiesta de los Toros, como manifestación del patrimonio inmaterial en Castilla-La Mancha, es susceptible de ser declarada como BIC por confluir en la misma los valores históricos, artísticos y etnológicos que la hacen merecedora de protección”. El expediente promovido desde la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, resaltaba que “según una encuesta de 2007, el 48% de los castellano-manchegos se define aficionado a los toros, el 37% acude al menos una vez al año a una plaza de toros y hasta un 89% está de acuerdo con que la fiesta de los toros forma parte de la cultura española”. Véase que el porcentaje de aficionados declarados, no llega a la mitad de la población regional, Circunstancia que, pese a ello, no impidió la Resolución de 18 de agosto de 2011, de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, por la que se determinaba “Incoar expediente para la declaración como Bien de Interés Cultural la Fiesta de los Toros en Castilla-La Mancha”.
Resolución que, por otra parte, es una fuente de datos históricos y de una sorprendente y llamativa ‘Justificación cultural’. “La Ley 4/1990 del Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha establece en su preámbulo que ‘el Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha atesora las experiencias culturales que generaciones sucesivas nos han legado como testimonio de sus inquietudes, y como estímulo para la creatividad contemporánea’. En líneas sucesivas se insiste en que es la acción social de los ciudadanos la que configura los bienes patrimoniales. De esta manera, la justificación para la declaración como Bien de Interés Cultural de la Fiesta de los Toros se encuentra implícita en el primer párrafo del preámbulo de la Ley 4/1990”. Es decir la ‘Justificación cultural’, que acompaña la propuesta, es la anotación estricta del pasado y su disolución. Igual que es sorprendente y estetizante la ‘Justificación artística’, al establecer categorías del más puro Idealismo romántico. “La asistencia a un festejo taurino no debe hacerse desde una postura meramente contemplativa, sino que para su correcta comprensión exige ser asumida como una experiencia vital intensa, plena de sensibilidad, que permite gozar con todos los sentidos de un ritual cargado de sentido simbólico, en el que técnica, arte e inspiración se entremezclan dando resultados novedosos y sorprendentes en función de cada torero y cada momento, que se convierte así en único”. La sensación de estar transitando por un territorio resbaladizo y movedizo, se desprende, finalmente, del apartado ‘Justificación social y económica’: “La tauromaquia no está exenta de generar cierta controversia, hecho que está presente desde sus inicios y que suele reforzarse en ciertos momentos, como en los últimos tiempos, lo cual no deja de ser una clara muestra de la pasión que despierta la Fiesta. Con un enfoque libre y respetuoso consideramos que debemos implicarnos con decisión en defender la evocación con orgullo de nuestra historia y tradiciones, sin perder contacto con la modernidad”. Para concluir. Como argumento de hierro con los porcentajes anteriormente citados.
Por todo ello, la presidenta de la Junta de Castilla La Mancha, Dolores de Cospedal, declaró no menos solemne y campanuda que nuestra Alcaldesa, que la incoación de la fiesta de los toros como Bien de Interés Cultural (BIC) en la comunidad autónoma permitirá “su protección y su defensa ante cualquier intromisión”. A todo ello, habría que añadirle, el posterior remate de la declaración de la Fiesta de los Toros, como ‘Patrimonio Cultural Inmaterial de España’, en noviembre de 2013, tras la presentación de la Iniciativa Legislativa Popular, para la declaración de la citada Fiesta como Bien de Interés Cultural.
Y con ello bordearíamos el tercio de la incoherencia social de nuestra Alcaldesa, en sus declaraciones. Ya que, pese a todo, no debe olvidar que tal universo recreativo-cultural, ganadero, lidiador, o lo que se quiera, interesa a menos de la mitad de la población, para suscitar los desvelos de las administraciones públicas y las celeridades legislativas. Circunstancias que se olvidan, al afirmar que “manifiesto una vez más mi compromiso por apoyar e impulsar la fiesta en nuestra ciudad”. Incluso la extrañeza del protagonismo municipal, al destacar que “el balance cuantitativo y cualitativo que la feria de la capital ha experimentado en los últimos cuatro años desde que el Ayuntamiento decidió gestionar los festejos taurinos”.
Por ello, más difícil será para algunos, seguir manteniendo el estatuto cultural de los Toros, pese a las declaraciones realizadas como como ‘Bien de Interés Cultural en Castilla-La Mancha’ y como ‘Patrimonio Cultural Inmaterial de España’. Toda vez que tales declaraciones, operan desde el caudal tópico de una mitología romántico costumbrista, incapaz de sintonizar con una contemporaneidad muda y sorda para ciertos valores. Además, el vínculo de sangre y brillo, de pasiones elementales y de simbologías perdidas, se produce en los límites imperceptibles entre la barbarie y el juego. Por ello, resulta arriesgado apostar por los Toros como ‘Bien Cultural’ o como ‘Patrimonio Inmaterial’. desde la coexistencia con el Románico de Guadalajara, con los Castillos y Fortalezas regionales y con los cuadros del El Greco.
Tal ubicación, otorga un peso específico, un criterio de valor cultural al mundo de los Toros, que quizá no tengan o que tal vez muchos discutan. El encomio advertido, de Goya a Picasso, los esfuerzos de Hemingway y Bergamín, no impiden que escuchemos otras voces discrepantes sobre el valor y el significado del planeta de los toros. “Miles de toros van a ser torturados públicamente hasta el degüello final, pero lejos de la plaza donde se celebra semejante miseria, la corrida impregna la vida nacional desde hace siglos. Tauromaquia es todo lo pinturero, patriótico y grasiento que palpita bajo el rabo de Alá sin desollar: el ajo como cultura, la sequía como mística, el garrote vil como sacramento y el descabello como desplante”. (Manuel Vicent, ‘A favor del placer’).
Y es que el mundo de los toros, va camino (si no ha llegado ya) de convertirse en un ámbito de confrontación cerrada donde no caben posiciones intermedias. Antes los partidos taurinos dividían la vida nacional entre ‘lagartijistas’ y ‘frascuelistas’, luego fue Joselito o Belmonte, después Ordóñez frente a Luis Miguel y más recientemente Romero versus Paula; ahora, simplemente, se es partidario del espectáculo festivo o se está en contra de la barbarie. El enfrentamiento entre partidarios y detractores de una figura u otra, se ha desplazado al fútbol que reúne rasgos de economía simbólica y modernidad representativa de los que carece el toreo.
Quizá la explicación del pretendido valor cultural de los Toros, no sea la espiritualidad beatífica descubierta por Bergamín, sino su perfecta inutilidad. Esta inutilidad del gesto gratuito y de la mirada redundante, produce (o eso defienden los partidarios de su ‘Excepción Cultural’) en el espectador un goce similar (¿…?) al de aquel que mira un Carpaccio u observa las ruinas del Castillo de Calatrava: sumergirse en un pasado que no existe ya más que en esos objetos. Tan superfluos para la eficiencia productiva contemporánea son las pinceladas del veneciano como el juego de brazos de Belmonte. Y es que, el tránsito histórico, social y cultural explicitado por Bleu en ‘Antes y después del Guerra’, del toreo heroico (Lagartijo y Frascuelo) al toreo industrial (post Reverte) hasta llegar al torero de arte (Belmonte), quizá sea similar al proceso de disolución de la creación artística: del mito heroico y genuino a la producción seriada y anónima. Sea similar también al hundimiento de muchos valores del pasado, incluso del mundo taurino. Toda vez que el estatuto de la Fiesta Brava, Fiesta Nacional, Fiesta de los Toros, o como quiera denominarse, es pura irrealidad y bastante fantasmagoría.
Ni desde el tratamiento cultural último, ni desde la legislación de competencias administrativas en asuntos taurinos, ni desde la Unión de Criadores del Toro de Lidia, ni desde la Comisión Nacional asesora para asuntos taurinos, ni desde el escalafón de matadores censados puede aportarse un gramo de realidad que justifique el desvelo de un empeño de sociología taurina. Como si se pudiera agrupar alegremente lo social y lo taurino. Lo taurino, antes, tenía algunas conexiones con la sociedad como espectáculo emblemático; hoy la afición a los toros es una enfermedad del espíritu. El simbolismo que resta en el ruedo es un acontecer de otro tiempo que los aficionados tratan de conservar en una memoria que se debilita pausadamente. Y es que hoy la tauromaquia -al igual que la esgrima o los duelos de honor con cualquier tipo de arma- es un subproducto de los cánones taurinos del pasado y de sociedades inexistentes.
Periferia sentimental
José Rivero
Brillante, Rivero.
Un saludo.
Buen, extenso y documentado artículo, compañero Pepe.
Yo me declaro solemnemente anti taurino, para que todo el mundo me entienda, auqneu últimamente estoy oyendo y leyendo mucho la expresión: anti tauricida, que aunque menos conocida, acierta más en su sentido más etimológico que la anterior.
En cualquier caso, lamento que haya personas que sean capacen de llamar «arte y cultura» a lo que es tortura, denigración, humillación y muerte de un animal como es el toro. Y lo que es peor, que haya legislación que ampare esto.
Lo curioso y paradójico es como oigo a personas «toreras» decir que aman a los animales y no soportan que sus perros, gatos o canarios sufran lo más mínimo… No lo entiendo, en serio.
Artículo merecedor de dos orejas y rabo….
¡ojo¡… que no menciono que las orejas y el rabo tengan que ser del toro.
¡Menos mal! ¿ Si no cobró del morlaco, a ver a quien rebano los apéndices?
Me dan ganas de darte nombres…..para rebanar apéndices…aunque no sé si tendrán…Porque mucho lirili y poco larala.
En cuanto a lo de BIC para los toros…en fin, las leyes se pueden cambiar y, de hecho, seguro que se cambian y que Cospedal se haga las corridas en su Cigarral. Las de toros, digo. Y se lleve a la RoRo en calesa con publicidad de alguna empresa de aguas…
Por ahora me conformo con ser quien te dé la vuelta al ruedo por este magnífico texto.
Gracias.
Sr. José, ud no tiene que rebanar nada. A usted se los tienen que entregar…. je je je. Ya veremos si encontramos alguna forma cultural de rebanamiento de apéndices para hacérselos llegar.
Bueno como parece ser, que los que soys antitauricidas, perteneceis al rojerio politico, voy a poner equilibrio ya que yo me considero antirojerio (solo en politica). Para que no parezca que solo hay antitauricidas a la izquierda.
A mi tambien me parece un asesinato en circo romano de un animal, que si, que tambien matamos animales para comer, pero esto es un espectaculo anterior a la edad media. Tortura pura y dura a un bello animal.
Hoy he oido aun politico, que me parace coherente, pero que en esto ha patinado bajo mi punto de vista. Ha dicho que la fiesta Taurina trasmite valores….entre otras cosas como BIC etc etc etc.
De verdad, que me gustaria saber, cuales son los valores que trasmite la llamada Fiesta Nacional. Muchas gracias.
Sr. Rivero. Los mayores antitaurinos están dentro. Los toros son algo más: Literatura, , pintura, etc. ensalzando y viviendo nuestra Fiesta por doquier , aunque últimamente parece ser que lo que se lleva es ir contra este mundo y los que creemos en él.
Cómo estará la cosa que hasta «los conductores de la Junta abandonan el encierro, anuncian paros y amenazan con acudir a los tribunales si no se negocia una solución». Poca afición va quedando ya.
Poca afición. Abandonar un encierro. Hay que aguantar hasta que el último bicho. Suerte y al toro.
Ya sabía yo que los antitaurinos estan dentro, aunque sean parte del negocio. Siempre es cierto, que el enemigo duerme a tu lado.
La otra visión de los toros, desde la pintura, la literatura o el cine, es siempre una visión externa y ajena a muchos padecimientos, pesares y fruto de ciertas idealizaciones.
Visión poética que contribuyeron a ensalzar algún poema de Lorca, la Tauromaquia de Goya, la biografía de Belmonte de Chaves Nogales o el libro de Bergamín ‘La música callada del toreo’.
Pero todo eso es Mitología y hoy lo que pesa y manda es la Sociología. Ciertamente hoy la Fiesta de los toros, se asemeja a una Numancia resistente, más que a un Patrimonio Cultural Inmaterial de España.
Excesiva condensación y síntesis antitaurina.
El «asunto», tradición secular ,lo deja Ud. reducidísimo siendo más amplio.
¿Todo es mitología? ¿Numancia?
¿ Hoy pesa y manda la sociología?.¿Sólo?
Habría mucho que matizar, pero con un antitaurino es difícil de llegar a un acuerdo.
Hoy lo que priva es la progrez y lo anti y no me refiero sólo al mundo de los toros.
Así nos va.
Resistiremos . Las legiones romanas nos cercan .
Y si no , siempre nos quedará Francia.
Amigo respet-ando y Arquero, no creo que tenga nada que ver lo progre (dicho con ese desprecio que tanto se usa desde la época del ya incinerado ZP) con la evolución sociológica de España, en la que los jóvenes, en general, tienen escaso o nulo interés en un espectáculo atroz (lo dice uno que ha visto muchas veces los toros desde la barrera expulsar sangre y aire por la espalda, mientras se ahogan lentamente). Y no olvidéis que el futuro es de los jóvenes, no nuestro, nosotros somos del presente…casi.
Por razones que no vienen a cuento, he tenido que ir a los toros, y realmente hay muy poca literatura, muy poca pintura y muy poco de humanidad en ese espectáculo.
Me denomino antitauricida como Arquero, con quien coincido bastante en este tema. Como me considero anti asesinato de cualquier animal si no es por razones de alimentación y, ya que hay que matarlos, que sea de la manera más digna, cosa que influye y mucho en la calidad de la carne y el sabor, que todo hay que decirlo.
Las crónicas taurinas, llenas de arte y literatura, tienen poco que ver con esos animales torturados hasta que mueren, con toreros con las tripas o el escroto fuera de la piel y con la relación tan intensa desde hace muchos años, del mundo del toro con la dictaura. La mal denominada «España como Dios manda».
Aunque,personalmente, eso es lo que menos me importa. Lo realmente relevante es que los seres humanos evolucionamos y las cosas que antes nos parecían normales,como tirar una cabra desde un campanario, arrancarle el cuello a una oca atada a una cuerda, lancear a un toro etc etc, ahora nos parecen una salvajada. Probablemente, si el que inventó estos divertimentos tuviera un Ipad, hubiera desarrollado otro tipo de diversiones, pero era lo que había.
Imagiaos entrar ahora en algún famoso bar taurino del centro y que haya taberneras con los pechos al aire, deslenguadas, malolientes y con las enaguas dejando la flor al aire. Qué pensaríais si vais con la familia a tomar una caña? Pues yo lo mismo que con los toros, que ya ha pasado esa época.
Y, aunque me repita, yo no anularía los toros, simplemente los dejaría morir tranquilamente y sin dinero público. Si los taurinos creéis que es algo actual, seguro que sobrevive. Si, por el contrario, es algo como lo de las taberneras, pues se apagará solo. Sin ser de derechas o izquierdas.
Ahora que lo pienso….lo de las taberneras…mmmmm…conociendo la ciudad, lo mismo hasta lo harían BIC….de hecho, y con la mirada hacia otro lado de la administración del PP, cada día hay más locales de ver y beber en la ciudad. Traigo a colación el tema por el denominador común de los astados, o las astadas.
Hay que aguantar hasta que sale el último bicho. (Quería decir).
Con la tauromaquia ocurre como con los escritos de tan sapiente autor, ¡para quien le gusten y los sepan valorar!
Parece que cargas a gusto las tintas de la ironía con la señora alcaldesa, cuando antes te rasgabas las vestiduras cuando cierto humilde comentarista te dio un enjuague que no olvidarás jamás. Y es que a los lagartos ocelados (y venenosos, por añadidura) les gusta, llegado este tiempo, repantigarse al sol entre el verdor de los romeros.
«Repantingarse al sol entre el verdor de los romeros». Bonito ejercicio para el ocio primaveral próximo. Incluso, buena máxima vital.
Hum, señor Rivero, la próxima vez limítate al copy and paste. ¿»Repantingarse»? ¿Cuándo he dicho yo eso? Mi inventiva (o tal vez desconocimiento) de palabras no alcanza las alturas prístinas de vuecencia.
Por otra parte, me alegro de haberte dado una buena idea para tus dilatados y laboriosos ocios primaverales. ¿Qué quieres que te diga? Prefiero el contacto del césped doncel, levemente delicuescente, bajo el cimbreante susurro de un sauce llorón, lejos del carmesí furibundo de los estómagos agradecidos. (dicho esto con simpatía, claro está)