Íñigo Errejón (Podemos) asegura que, en el sur de Europa, no estamos en condiciones de arrogarnos la facultad de entregar carnés de democracia

El Campus de Ciudad Real acogía esta tarde un coloquio sobre la actualidad de los procesos políticos en Latinoamérica, coincidiendo con el aniversario de la muerte de Hugo Chávez.  Íñigo Errejón ha realizado un recorrido por los cambios políticos a lo largo de las dos últimas décadas en América Latina en «diferentes procesos, cada uno con su ritmo y su propia intensidad».
Íñigo Errejon, miembro de Podemos y doctor e investigador en Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid, señalaba que, para comprender la situación de América Latina es necesario hacerse dos preguntas fundamentales. «Por una parte, qué ha pasado en un continente en el que, a la vez que todos los indicadores sociales han mejorado, se ha reducido la desigualdad social, la pobreza y se ha producido una expansión democrática, en el sentido de la capacidad de la gente para decidir sobre las cosas». Este analista político y tertuliano de medios como la Tuerka y Fort Apache se preguntaba cómo es posible que en Europa estemos «en un momento de repliegue moral de la política, en el que politizarse es sinónimo de algo negativo, que haya un masivo descrédito respecto a la cosa pública y a las élites políticas y, sin embargo, al otro lado del charco se esté viviendo un proceso al revés, de recuperación de la política como un artefacto en manos de la gente común».

Por otra parte, la segunda cuestión sería, según Errejón, saber cómo fue «la expansión de los planes de empobrecimiento y de reforma del estado en beneficio de las minorías más privilegiadas que provocaron grandes brechas sociales y procesos de descontento generalizado y que, aunque tardó mucho, finalmente precipitaron un cambio político». A pesar de las diferencias entre Europa y Latinoamérica, este analista destaca que, en política comparada, hay que analizar esas diferencias de los casos que se estudian y aislar las variables que sean similares. «Hablamos de procesos en los que se pasó del descontento generalizado al cambio político e interesa saber cómo sucedió esto, mediante qué mecanismos y qué cosas hay que aprender. No en términos de copiar modelos, que eso siempre es una cosa absurda -advertía Errejón-, pero sí en términos de importar algunas de las cuestiones que pueden ser decisivas para pensar dar ese paso y los retos actuales a los que se enfrentan los procesos de cambio político de signo popular o progresista abiertos en América Latina».

Respecto a la imagen que la opinión pública española tiene de esos procesos y de los gobiernos populares en Latinoamérica, íñigo Errejón aducía que, en nuestro país, «la comunicación es un derecho de unos pocos, de quienes tienen mucho dinero para transmitir con medios muy caros que pertenecen a muy pocas empresas. Empresas que -añadía- se beneficiaron de que aquellos países perdieran el control sobre sus recursos naturales y que hoy se ven perjudicadas por la recuperación de soberanía y la redistribución de la riqueza en esos países». Para este miembro de Podemos, es natural que estas empresas se opongan frontalmente a los «procesos democratizadores» en América Latina y de sus gobiernos. «Es normal que traben estrategias que los presenten como una broma, como un desastre, como el mal… en todo caso, no parece que en el sur de Europa estemos en condiciones, ahora mismo, de entregar carnés de lo que es democracia y lo que no, toda vez que vivimos en una situación en la que la mayoría de la población está desprovista de las condiciones para ser ciudadano. Algo que, según Errejón, empieza por no tener miedo al mañana y poder ser libre, «no teniendo miedo de si uno enferma,  de si lo desahucian de su casa o de si se queda sin empleo». Subrayaba que «están gobernando nuestros países gente que no hemos elegido. Votamos en las urnas para que luego gobierne el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la Troika europea, que no han salido de ningún proceso democrático. En esas condiciones, en el sur de Europa tiene más interés preguntar que dar lecciones de democracia a gente que, son sus diferencias, con sus muchas contradicciones y errores, avanza en un proceso de apertura democrática».

Preguntado sobre si este acto, organizado por la Unión de Juventudes Comunistas de España, sería la prueba de un encuentro entre su formación, Podemos, e Izquierda Unida, Íñigo Errejón matizaba que «esto es una prueba de que los rebeldes se buscan, lo que unas veces significa encontrarse electoralmente y otras veces significa encontrarse políticamente, que es más importante todavía. La buena gente camina junta y más temprano que tarde, toda esa buena gente y mucha que está sufriendo la crisis y que no tiene todavía como referencia las organizaciones de ruptura, va a tener que ir confluyendo porque vamos hacia un ciclo político de clara disyuntiva: o retroceder muchas décadas y perderlas para siempre, o construir soberanía popular y construir democracia para la mayoría. Ahí creo que hay muchos que estamos caminando en un sentido muy similar y nos vamos a acabar encontrando», concluía.

Por otra lado, Javier Heredia, secretario político de la UJCE en Ciudad Real, explicaba que esta actividad, organizada para debatir acerca de la situación de América Latina un año después de la muerte de Hugo Chávez, estaría en consonancia con los debates que esta formación está  llevando a cabo en la universidad. «Con esto tratamos de socializar la política, que fue uno de los grandes logros de Hugo Chávez», aseguraba.