Rosa Romero Sánchez. Alcaldesa de Ciudad Real.- Este es el lema del Parlamento Europeo elegido este año para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, al que como Alcaldesa de Ciudad Real y como mujer me sumo, para reivindicar el respeto y la dignidad de las mujeres en el proceso de conciencia de su valor humano dentro de la sociedad.
Sólo en Europa, 62 millones de mujeres han sufrido o sufren alguna forma de violencia, y de forma especial las niñas y mujeres discapacitadas, una expresión estadística de un problema común y global en los cinco continentes que es un vasto abuso de los Derechos Humanos que no podemos permitirnos ignorar.
Es una realidad, y como tal, no solo debe reconocerse, sino que debe llevar un compromiso tácito por parte de los gobiernos de trabajar intensamente amparando con leyes, con programas y con servicios asistenciales a las mujeres que necesitan nuestra protección y nuestra ayuda.
Yo, como mujer, pero desde mi responsabilidad de cargo público, manifiesto públicamente que la defensa de los derechos, la dignidad y la igualdad de las mujeres, SÍ es mi competencia, una competencia que, más allá de lo que dictan las leyes y las normas, se traduce en una competencia moral basada en el respeto y la justicia, sin planteamientos sexistas o de empatía y mucho menos sin posicionamientos ideológicos.
Las mujeres no conseguiremos nada si dejamos nuestra defensa y protección en manos de teóricos demagogos que desde el púlpito lanzan bonitas arengas, pero que cuando de verdad tienen que defender nuestros derechos, dan el paso atrás. A estas alturas las mujeres no podemos consentir ser moneda de cambio de viles intereses políticos y mucho menos las víctimas de su abandono, desamparo y desinterés, porque si no toda una lucha de décadas habrá sido en vano.
A estas alturas, no podemos consentir que, tras los logros obtenidos, las mujeres no estén a salvo y protegidas de la violencia, que no se respeten y amparen nuestros derechos y que no gocemos de la igualdad de oportunidades porque quienes tienen la obligación legal y moral de protegernos y ayudarnos se desentiendan.
Hoy, reitero mi compromiso con las causas de la mujer y pido el mismo compromiso de todos los que por decisión ciudadana nos han dado la confianza para que les defendamos y protejamos.
No se puede entender, en pleno siglo XXI, que todavía haya responsables políticos que sean capaces de mirar para otro lado y desde una visión miope y sesgada no quieran darse cuenta que las mujeres que son la mitad de la población mundial, son uno de los colectivos más vulnerables a la violencia y ante eso solo cabe la responsabilidad y la obligación moral de hacer todo lo posible para estén a salvo.
Si reflexionamos acerca de esto y de verdad hacemos efectivo el compromiso, entonces podremos celebrar la valentía y la determinación de que realmente sí estamos comprometidos con la defensa de las mujeres.
Demostremos nuestra grandeza, demos la vuelta a la historia y apostemos por la justicia porque como decía Ghandi, si la no violencia es la ley de nuestro ser, el futuro está con la mujer.