«Pararse ante la situación de la mujer para interiorizarla y para que surja el compromiso de intentar cambiarla», éste es el mensaje que subyace en el Manifiesto que publica Mujeres y Teología de Ciudad Real, este año, en su revista bimensual Sororidad.
Desde las páginas de esta publicación se hace un llamamiento a la reflexión sobre algunos datos sobrecogedores. Así, según la ONU, la mayoría de los 1.500 millones de personas que viven con un dólar o menos al día, son mujeres. También, de los mil millones de personas atrapadas en la pobreza absoluta, el 70% son mujeres. Del mismo modo, se constata que siete de cada diez personas que mueren de hambre en el mundo son mujeres y niñas.
Por eso, desde el Manifiesto por el 8 de marzo quieren reflejar que, a lo largo de la Historia, la organización de la sociedad se ha cebado con las mujeres. Y remarcan cómo, en la mayoría de los casos, este segmento de la población no es reconocido como sujeto de derechos y deberes en igualdad de condiciones que los varones.
Aunque la propuesta de Mujeres y Teología es hacer visible la situación de la mujer más allá del 8 de marzo, en este documento reivindicativo también hacen un ejercicio de memoria para traer hasta el presente a esas 110 mujeres que, en 1857, murieron en una fábrica textil de Nueva York por reclamar sus derechos laborales.
Tanto el Manifiesto del 8 de marzo como la revista Sororidad son parte de las reflexiones que surgen en los encuentros que Mujeres y Teología de Ciudad Real lleva a cabo quincenalmente para compartir sus experiencias desde su ser mujeres y cristianas, comprometidas con otras mujeres empobrecidas del mundo.
Reproducimos el manifiesto en su integridad:
Toca pararnos de nuevo ante la realidad que viven las mujeres. Pero, ¿por qué toca? ¿Porque es Marzo? La realidad de desigualdad que viven las mujeres no sólo la viven en marzo, como es de imaginar, y todos los días, o al menos un día de cada mes, todas las personas tendríamos que pararnos ante esta realidad, mirarla, interiorizarla y comprometernos para intentar cambiarla. De cualquier forma nosotras, el grupo de Mujeres y Teología de Ciudad Real, queremos aprovechar el 8 marzo, no porque toca, no, sino porque es un día que tiene visibilidad social, así que hay que aprovecharlo.
Históricamente, nos encontramos que el 8 de Marzo de 1857, en una fábrica textil de la ciudad de Nueva York 110 mujeres murieron abrasadas. Estas mujeres estaban en huelga para reclamar la reducción de su jornada laboral en 10 horas, el patrón cerró la fábrica con todas las trabajadoras dentro e incendió el edificio. También cuentan que el color morado, que las
feministas utilizan como algo simbólico, viene de que estas mujeres estaban cosiendo en telas de este color cuando ocurrió este suceso. De ahí nace este día tan emblemático para las mujeres.
Si nos trasladamos a la actualidad, y según la ONU, la mayoría de los 1.500 millones de personas que viven con un dólar o menos al día, son mujeres. El Fondo de las Naciones Unidas nos dice que hay más de mil millones de personas atrapadas en la pobreza absoluta. En torno al 70% son mujeres. Las mujeres y las niñas son las más perjudicadas. Se estima que siete de
cada diez personas que mueren de hambre en el mundo son mujeres y niñas.
Los datos que nos revela la crisis mundial nos dicen que las mujeres, los jóvenes y los inmigrantes son los colectivos más empobrecidos por la crisis, por el tipo de empleo que tienen; más vulnerable, más temporal, y peor pagado. Además las mujeres cobran el 16,2% menos que los hombres realizando el mismo trabajo, según la Comisión Europea.
A todo esto hay que sumarle la realidad de la mujer trabajadora y su doble jornada, en casa y fuera, lo que apenas le permite tener tiempo para otras cosas, además, las mujeres sufren en sus carnes las consecuencias de ser madres, de poder serlo, de querer serlo. Y muchos a su alrededor las miran como un mero recipiente.
Las mujeres siempre estamos cuestionadas; por nuestro comportamiento sexual, por nuestro rol de madres, por nuestra capacidad de crear vida, por cuidar o no a las personas que nos rodean, por no quedarnos en la esfera privada, por…
Nosotras, queremos gritar hoy que: ¡Ser mujer es un regalo de Dios!, por eso nos duele en el alma que la organización de la sociedad se haya cebado, a lo largo de la historia, con la mujer.
Nos duele que haya tantas hermanas en el Tercer Mundo pobres, enterrando a sus hijos por no tener para darles de comer. Nos duele que las mujeres inmigrantes en nuestros países, “desarrollados” tengan que levantarse a las 6 de la mañana para ir a llevar a los hijos de otras al colegio mientras los suyos tienen que ir solos. Nos duele que muchas mujeres trabajen fuera y cuando llegan a casa tienen que continuar con su trabajo en la familia, sin apenas tener un ratito para descansar.
En este día, y ojalá que todos los días, queremos hacer palpable y visible esta realidad y recordar que la mujer no es un instrumento, que es una persona en igualdad de derechos y deberes al varón, por lo que tenemos la suficiente capacidad para decidir, pensar, trabajar y ser personas plenas, eso es lo que Dios quiere, que seamos sus hijas, que seamos felices, que
nadie nos quite nuestros derechos, que nos paguen igual que a los varones por hacer el mismo trabajo… eso es lo que Dios quiere y eso es lo que nosotras hoy reivindicamos, porque “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” (1Ga 3:28)