“Cuando el trabajo es un placer la vida es bella. Pero cuando nos viene impuesto, la vida es una esclavitud”. Máximo Gorky. En estos momentos de crisis en muchas cosas pero especialmente de crisis económica profunda en los que el trabajo se ha convertido en un preciado tesoro muy difícil de encontrar, ¡cómo ha cambiado la vida de muchas familias en poco tiempo!, en una época en la que se nos obliga a trabajar más años para poder jubilarnos, existen unos curiosos personajes que pese a su avanzada edad siguen trabajando todavía, viviendo felices al pié del cañón.
¿Quiénes son estos veteranos que se niegan a pasar a la “reserva”? ¿Qué les mueve para que pese a tener los setenta años cumplidos continúen ejerciendo actividades profesionales?
La respuesta, el secreto de esta pervivencia está en la felicidad que el trabajo produce cuando se traduce en una labor creativa. Por supuesto que estos perseverantes trabajadores no representan a la generalidad, ni de los trabajadores ni de las profesiones. Son privilegiados que en su día bien estudiaron una carrera vocacional o crearon negocios y empresas de manera acertada y exitosa. Los primeros son aquellos a los que la ilusión por una profesión les hace identificarse tanto con ella, que profesión y vida se funden en una misma vocación que cada día crece y crece. Los segundos son los emprendedores, los que a base de inteligencia y arrojo alumbran ideas viendo cómo crecen también cual hijos agradecidos.
En ambos casos trabajo y placer, trabajo y creación, trabajo y vida resultan como un matrimonio indisoluble. Porque el trabajo para el ser humano se convierte en un necesario compañero diario al que acabas apreciando o al que terminas odiando. El escritor ruso vivió en la misma época del último zar cuando la mayoría trabajaba penosamente para poder sobrevivir. De ahí la definición del trabajo impuesto como esclavitud. El mismo supo lo que esto era. Cuando se dedicó a escribir, el trabajo se tornó liberación porque pasó de ser una penalidad a un placer.
En la sociedad actual no existe tanta extrapolación entre trabajos como hace dos siglos, sin embargo el trabajo se convierte en la mayoría de los casos en una mera forma de ganarse la vida sin pretensiones de crear nada, solamente una manera, no ya de sobrevivir, que en muchos casos continua siéndolo, sino de vivir mejor. Los afortunados a los que la vida les ha proporcionado la dote de gustarles un tipo de trabajo creativo y después la posibilidad de poder ejercerlo con suficientes garantías, disfrutar trabajando como es el caso de los creadores, sean artistas, arquitectos, filósofos, profesores, empresarios o investigadores, aquellos que aprovechan cada día que amanece para poder crear, para gozar. Por eso es frecuente ver a directores de orquesta, actores, pintores, escritores que ejercitan su vocación hasta el límite que su naturaleza les permite. La fortuna de poder ejercer y vivir de la vocación lo expresó atinadamente el actor inglés Jim Fox: “Mi padre siempre me decía: encuentra un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar un solo día de tu vida”.
¿Trabajar para vivir o vivir para trabajar?
«That´s the question»!
Vivir para trabajar…en ningún caso. Trabajar para vivir, en casi todos los casos.
Y disfrutar viviendo con el trabajo…rara síntesis existencial.
La cuestión es tener trabajo o rentas o una pensión. si no tienes ninguna de esas tres cosas , malo malo
En un ayuntamiento de la provincia de cuyo nombre sí me acuerdo pero no digo, un arquitecto se reincorporó a su puesto con 67 tacos tras superar un cancer y un funcionario encargado de de obras a su servicio dijo con mucha pachorra que los que no doblan el espinazo no tienen prisa en jubilarse.
Yo creo que lo importante-casi imposible es encontrar el equilibro. Mis comienzos laborales fueron por cuenta ajena. Ayudé a otros a ganar mucho dinero a cambio de una nómina. Un día dije hasta aquí y empecé por mi cuenta. Ahora trabajo a mi ritmo, no tengo 20 minutos para el café, las vacaciones y los dìas de asuntos propios las decido yo.
Lo malo, que el negocio lo tienes en la cabeza 24 horas. Lo bueno, que el negocio es interesante y divertido, y los socios amigos equiparables a familia. Esto significa que la atención a los clientes la podemos llevar cualquier socio en cualquier momento y así no estamos sujetos al horario laboral-comercial.
En esto debo decir que, tras muchos años de darle mi vida a otros, he encontrado un punto de equilibrio para disfrutar de la vida-familia y del trabajo. Y es cierto que me siento privilegiado cuando visito otras empresas y veo operarios de cadenas de montaje, administrativos, secretarias etc etc cuyos trabajos son absolutamente monótonos y automáticos, pero de todo tiene que haber.
En cualquier caso, doy gracias por haber podido dedicarme a algo que me gusta y ser dueño de mis tiempos, alguno de los cuales dedico a opinar por aquí y tan a gusto. A pesar del escozor de algún troll.
PD: lo de disfrutar viviendo en el trabajo es de aquellos incapaces de tener vida personal. Y lo malo que tiene es que, cuando llegan a jefes, pretenden que sus subordinados hagan lo mismo. He conocido a muchos y es lo peor. Acaban fastidiando a las familias de los demás a base de tiempos muertos, reuniones improductivas, trabajos inservibles y todo para no tener que irse a casa solos o solas. Una pena.
Blisterr,como siempre, !Nikelao»