De Casa de la Caridad a Rectorado de la UCLM

DiegoPerisEl edificio construido por Lorenzana,  como Casa de la Caridad, apenas se utilizó unos años para el uso proyectado. La invasión francesa inicia un uso militar del edificio que durará hasta finales del siglo XX. Y para ello son necesarias reformas, adaptaciones y adecuaciones a los diferentes cambios de cada época. Vida Manchega publicaba en el número 242, de 1919, un reportaje sobre las obras del Cuartel de la Misericordia. Obras de remodelación de sus patios, de las grandes salas preparadas para las compañías y de una zona de cuadras con estructura de cubierta de madera. “Ciudad Real se remoza, Por eso Ciudad Real sabrá agradecer en lo que vale esta mejora importantísima, que hará cambiar por completo su vida monótona y gris. ¡Ahora será azul y roja¡. Como los uniformes de los artilleros”. En sus últimos años será un RAIL (Regimiento de Artillería Información y Localización) al que los alumnos e Bachillerato íbamos a ver el radar que obtenía la distancia desde el patio del cuarte a la torre de la catedral como gran avance tecnológico.

En 1995, el Ayuntamiento de Ciudad Real acuerda ceder a la Universidad de Castilla – La Mancha el edificio del antiguo Hospital de la Misericordia y una parcela de casi 50.000 metros cuadrados en la que se sitúa el mismo. La Universidad rehabilita el conjunto para ubicar allí el Rectorado y los servicios administrativos generales. El proyecto de rehabilitación se adjudicó en 1996 realizándose las obras a lo largo de 1997 y primeros meses del 98. Las obras han supuesto una recuperación integral de la fábrica construida y el inicio de la revitalización de la ciudad en su entorno.

rectorado01La recuperación estructural y organizativa.
La primera recuperación necesaria para su rehabilitación ha sido la estructural. A pesar de los cambios y adaptaciones que se han producido a lo largo del tiempo, el edificio presenta algunas patologías importantes en su estructura, especialmente en los forjados.

El segundo aspecto importante en el proceso de la obra ha sido el tratamiento de las fachadas. El edificio, con su importante volumetría, ha sido concebido como un edificio sencillo enfoscado en todas sus superficies y encalado para su conservación y mantenimiento de las condiciones sanitarias e higiénicas del edificio dado el uso que ha mantenido a lo largo de dos siglos. En el proyecto de rehabilitación se plantea el mantenimiento de la imagen externa en su sencillez volumétrica y compositiva pero con un diferente tratamiento de la piel exterior e interior del mismo. La fachada principal había sido objeto de una importante alteración con la colocación de un aplacado de ladrillo visto de un color rojo carmín en los paños comprendidos entre las ventanas recercadas de piedra. Las obras fueron realizadas entre 1967 y 1968 por el maestro albañil D. Clemente Sánchez García siendo alcalde D. Luis Martínez Gutiérrez. En la rehabilitación se elimina el aplacado de ladrillo, chapando estos paños con una piedra de color similar a la mampostería existente que, manteniendo el carácter significativo de la fachada, establece una diferencia sutil con los recercados de huecos y zócalos conservando la imagen de un gran plano unitario en su conjunto. En este contexto destaca ahora el escudo de Carlos III con la fecha de construcción.

La fachada posterior ha recuperado su importancia como punto de acceso al edificio que había perdido por el tratamiento que se le había dado y por su ubicación en el interior del gran solar utilizado por los militares. Se ha descubierto el recercado de piedra que marca el acceso central y se coloca en su parte superior una copia del escudo del cardenal Lorenzana existente en el edificio de la Universidad del cardenal en Toledo como homenaje al promotor de la obra. El edificio mantiene así en su  exterior la imagen de una volumetría sencilla y rotunda con un ritmo de huecos regular en sus dos plantas con una coloración suave y una nueva imagen de edificio civil significativo en la trama urbana.

Interiormente los dos grandes patios repiten este esquema formal. En el primero de ellos, las columnas y arcos se mantienen enfoscados con mortero y los huecos de los arcos cerrados con una carpintería apenas visible sobre la que apoyan los cristales de cerramiento. En el segundo patio ha sido posible recuperar las columnas de piedra caliza que habían sido tapadas debido a la alteración de la caliza, después de numerosos intentos de reparaciones parciales. Se han mantenido tal y como se encontraban con las piezas de diferentes colores o texturas introducidas a lo largo del tiempo reparando aquellas alteraciones importantes que afectaban a su propia estabilidad. Este segundo patio se mantiene también abierto con un tratamiento de jardinería, mientras que en el primero se realiza un solado en toda la superficie con algunos alcorques en los que se plantan olivos y cipreses.

La rehabilitación ha permitido la recuperación de los espacios interiores y exteriores del conjunto edificado. La liberación de divisiones y acabados definidos por las nuevas funciones ha contribuido básicamente a recuperar la imagen y el valor del interior del edificio. Las galerías de circulación tanto longitudinales (con unos 80 metros de longitud) y las transversales (con unos 40 metros) recuperan el interés de sus ritmos marcados por la luz de los huecos y el espesor de los muros  al verse liberadas en su totalidad. Las diferentes alturas de planta baja y planta primera así como los espacios a los que se abren en sus recorridos cualifican estos espacios servidores en cada una de las plantas.

Los dos patios han recuperado la dignidad de espacio público de comunicación y circulación. Las columnas de piedra caliza recuperadas en su primitiva imagen y los zócalos de piedra de los grandes ventanales recuperan los elementos singulares existentes en su concepción inicial al igual que ocurre con el recercado de piedra de los huecos de acceso a la capilla y a la salida del edificio. Los dos grandes espacios articuladores del interior del edificio recuperan así un valor que los configura como ejes que vertebran las circulaciones y recorridos dentro del conjunto. En el patio segundo se ha situado en uno de sus laterales un arco mudéjar del siglo XV que aparece en una vivienda situada en la confluencia de las calles Estrella y San Antonio del barrio del Perchel.

rectorado02 Organización y proporciones.
El edificio ha recuperado la claridad de su estructura de organización y de proporciones. La belleza de los espacios procede del ritmo de los recorridos, de las proporciones de un espacio que vuelve a su concepción original. La arquitectura se define así desde la sencillez de un volumen generado por la proporción y la armonía, por los espacios equilibrados y las visiones diversas generadas desde un esquema tipológico tradicional pero de resultados formales ricos.

Se produce un doble recorrido interior del mismo: el funcional y el ideal. El recorrido funcional está marcado  por los dos grandes pasillos longitudinales que dan acceso a los espacios situados en el perímetro exterior del edificio. La comunicación ideal se produce en el gran eje lineal que permite recorrer visualmente el edificio desde la fachada principal a la posterior. La vista atraviesa el zaguán de entrada, el primer patio, penetra en la iglesia, el segundo patio y llega a la fachada posterior en su punto central continuando a lo largo del nuevo paseo posterior en ese intento de captura del infinito.

Hay espacios singulares que se recuperan con la simple presencia de los materiales y de la recuperación originaria de su estructura. El zaguán de acceso tiene un zócalo con cerámica de Ruiz de Luna y motivos militares que quedaban perdidos entre las pinturas de las paredes que anunciaban su antiguo uso militar.  En el espacio de la iglesia la primera operación obvia ha sido la recuperación de la volumetría original retirando el forjado intermedio construido en época reciente. Al limpiar y eliminar los numerosos añadidos de épocas recientes aparece el zócalo de piedra y las formas de las pilastras verticales que marcan el ritmo del espacio.

La posición de la iglesia en el centro del edificio coincidiendo con el eje longitudinal contrasta de alguna manera con la forma en que se inserta en el conjunto dividiendo las dos áreas del edificio articuladas en torno a los patios. En su uso original era el punto de unión de las zonas utilizadas por los hombres y por las mujeres. Su presencia central divide el conjunto en dos sobresaliendo volumétricamente del conjunto del edificio como pieza central simbólica. Pero junto a ello define la estructura lineal de la fábrica.
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El edificio en la ciudad.
El edificio ocupaba una amplia superficie de unos ochenta mil metros cuadrados vallados en su perímetro. En su fachada principal formaba una unidad con las “Tahonas” que Domingo Clemente identifica como Cuartel de Infantería. Allí se fabricaba el pan para el Hospicio. Con una fachada de huecos regulares y uniformes conformaba una unidad de imagen a la actual plaza de España que a mediados del XIX era la plazuela del Hospicio.

El uso militar del conjunto había definido un espacio rodeado de muros y aislado, por razones de seguridad, del resto de la ciudad. Con la rehabilitación de la Real Casa de la Caridad se ha configurado  un nuevo espacio en la ciudad que comienza a construirse a partir de la presencia del Hospital de la Misericordia rehabilitado. En los terrenos próximos se han comenzado a construir un primer grupo de viviendas. Y en la parcela propiedad de la Universidad se ha desarrollado un plan que propone la construcción de un conjunto de edificios que ocuparán los 50.000 metros cuadrados en su totalidad. Un eje viario abre el Hospital hacia la Ronda a través de un gran paseo ajardinado que comunica esta zona universitaria nueva con la ya existente tanto visual como físicamente.

El edificio del Rectorado rehabilitado sirve así de elemento dinamizador de la ciudad reconvirtiendo una zona de borde con una imagen cerrada en un espacio abierto y revitalizado con la presencia de edificios administrativos y docentes. El nuevo uso compatible con la arquitectura inicial es la mejor garantía de conservación y mantenimiento de un patrimonio sencillo que recuerda nuestra historia y mantiene viva la memoria de la ciudad.

Espacios
Diego Peris Sánchez

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