Villa Real: Del Topos al Logos (XXIV)

José RiveroEl debate sobre el crecimiento de la ciu­dad seguía lastrando cualquier propuesta tendente a enmendar la problemática del alojamiento.  De aquí que frente a la visión urbana de los grupos ‘Vicente Galiana’, ‘José Antonio’ y ‘Generalísimo Franco’, las restantes actuaciones se van a  produ­cir en enclaves marginales de una periferia degradada y carente de los míni­mos servicios. La ciudad era vista pues, como un grupo de fragmentos inconexos que se agregaban sin un criterio global y unitario; realizando en el mejor de los casos tareas de recomposición parcial como todo compendio de la técnica urbanizadora. Los orígenes de estos crecimientos espontáneos, dictados por la urgente necesidad de resolver el alojamiento iban a configurar una secuencia decrecimientos urbanos ficticios.

r_1956-FOLLETO  Frente a este procedimiento de suturas parciales interiores, hay que contraponer como modelo alternativo, las realizaciones del Instituto Nacional de Colonización, que parten de una visión de globalidad cerrada. Son las actuaciones de los Pueblos de Colonización desde Villanueva de Franco, de Roldán Palomo (1949), hasta Villalba de Calatrava de Fernández del Amo (1965) [1]. Diferencias estilísticas aparte, la experiencia de los Poblados de Colonización va a permitir la apertura organizativa a esquemas de racionalidad distributiva y de racionalidad en las organiza­ciones espaciales, todo ello al amparo de las transformaciones impuestas a la eco­nomía agraria. “La provincia de grandes llanuras, de las tierras de cuarci­tas y pizarras y de las grandes oscilaciones térmicas, ve aumentar el número de sus pueblos con los nuevos nombres de Santa Quitarla, Bulla­que, Villanueva de Franco, Bazán, Villalba, Umbría de Fresneda, Mirones, Llanos del Caudillo y Cinco Casas. Ven así la luz casi 1.000 nuevas vivien­das y más de 20 escuelas[2].

La puesta a punto del aparato productivo pasaba forzosamente por la racionalización de las estructuras agrarias, al tiempo que se daba cumplida cuenta de la dignificación de la vida rural tan querida por el Fuero del Trabajo. La dignificación de la vida urbana sería una cuestión diferente pese a los intentos de realizar una ordenación glo­bal de las ciudades, primero a través de la Comisión Superior de Ordena­ción Urbana de 1950 y luego a través de las Comisiones Provinciales de 1954. La Comisión de Ciudad Real contaba, en 1954, con Luis Mosteiro como responsable técnico y con López Mateos como representante de la Dirección General de Arquitectura. El informe del año 1956 reflejaba que se habían formulado ya los Planes de Ciudad Real, y que se hallan en estudio los rela­tivos a Alcázar, Tomelloso, Almagro y Valdepeñas. Aún, en 1957, en el trabajo ‘Un trienio de gestión municipal’[3] se daba cuenta de que “El ayuntamiento ha prestado su colaboración al Plan de Ensanche que redactó la Comisión prov9ncial y que hoy pende de la aprobación superior”. Documento que aún retrasaría su aprobación hasta 1963. Mientras tanto, se estaban produciendo operaciones de Reforma Interior de calado e intensidad variable. En tal saldo aparecían los sectores Morería /Antonio Blázquez; Morería/Ronda y el de Avenida del Rey Santo/Pozo Dulce. El resto de actuaciones publicitadas podían ubicarse en operaciones de ‘embellecimiento urbano’.

r_FERIAS1956CPORTADAOperaciones de embellecimiento como las que se narraban en el Boletín de Ferias de 1959: “Encierra Ciudad Real sorpresas incontables para el que, ausente de ella algún tiempo, sabe ver en ella la urbe que aspira a ser tal. Es la jovencita, ayer niña, que de la noche a la mañana despierta su naturaleza de mujer y, poco a poco, insensiblemente, se va trans­formando en un emporio de belleza. Viven aún quienes conocieron un lugarón rústico, de casas bajas y pueblerinas, amontonamiento de adobes mal hechos, de calles sucias y mal pavimentadas y estrechas, que se convertían en cenagosos arroyos y pestilentes lagunas, en cuanto llovía con alguna abundancia. No está muy lejos la estampa del viejo agua­dor acarreando cántaros para el consumo casero, procedente de El Arzoyar y otros pozos y manantiales cercanos a la Capital. Hoy la transformación es sensible. Calles amplias, soleadas, alegres y con bellos establecimientos de traza moderna, es la ca­racterística de la parte céntrica, del que constituye el llamado ‘centro comercial’. La mayoría de las vías urbanas, están dotadas de servicios de alcantarillado y abastecimiento de agua, así como se está llevando a cabo una ingente labor por el Municipio, a pe­sar de los exiguos medios con que cuenta, en relación con la pa­vimentación y acerado de buen número de ellas. Es Ciudad Real una de las Capitales de España que cuenta con mejor y más mo­derno alumbrado público, en relación con su extensión y número de habitantes. La mayoría de las mortecinas luces que antes trata­ban de iluminar las calles, son sustituidas en las vías más céntri­cas por puntos de luz de mercurio.

El futuro urbano de nuestra Capital se encauza sensiblemente por caminos de belleza y modernidad indiscutibles. Ejemplo de ello es la nueva Avenida del Imperio, ayer destartalada calle, y la futura Avenida del Rey Santo, que ya ha iniciado su trazado en la parte más céntrica. Otra de las facetas notables en el progreso urbano de Ciudad Real, se ob­serva en la transformación y renovación, paulatina pero constante de sus edificios. De aquellas casitas de una planta, con más aspecto rústico que urbano, ya van quedando pocas que disfrazan su vejez con afeites de periódicos jalbiegos. En casi todas las calles existen ya nuevas edificaciones más mo­dernas y de mayor altura, que contribuyen con su airoso trazado al mejor aspecto urbano de la Capital. De pocos años a esta parte, se aprecia una mejoría considerable en cuanto a construcción se refiere. Dejando a un lado las edificaciones par­ticulares, muy numerosas y bellas en su mayoría, la construcción de edifi­cios públicos y oficiales ha sido y es contribución muy considerable al progreso urbanístico de nuestra Ciudad”.

r_FERIAS1956PORTADA La aparición ese año de 1956 de la Ley de Régimen del Suelo y Ordenación Urbana, venía a crear un marco jurídico unitario a las actuaciones urbanísticas, frente a la disper­sión legislativa anterior. Conjuntamente con ello la pretendida institucionalización de la administración urbanística no pasaría de ser un empeño qui­mérico. El desfase entre la formulación de los planes y su puesta en fun­cionamiento (Ciudad Real lo aprobaría en 1963 y Puertollano en 1969) supondría de entrada una de las grandes limitaciones de partida, al pre­tender organizar procesos que en buena medida estaban ya encauzados.

La técnica urbanizadora vigente hasta el momento, estaba caracterizada por los denominados Planes de Ensanche, que como el de Ciudad Real de 1958 no deja de ser un documento de soluciones parciales: ordenaciones de manzanas, aperturas de nuevas vías y trazado de alineaciones. La producción teórica sobre la ciudad que se realiza en estos años plantea distintas cuestiones que requerirían un estudio detallado: la obsesión por perder el aire provinciano, la pasión por el incremento urbanizador y la defensa de las realizaciones modernizadoras, componen el tríptico sobre el que gravitada filosofía de la renovación. “Habrá quien añore, con sus razones, la vida pasada; habrá quien censure, también con las suyas, la vida actual. Lo que no puede sostenerse es el criterio del inmovilismo de nuestra ciudad… En el centro y calles de acceso, el ruido de tráfico de motor es constante. Por la noche no cantan los serenos, pero nos despier­tan las masas que salen de los cines[4].



[1] . J. L. FERNANDEZ DEL AMO, «Mis pueblos de La Mancha», Punto y plano n° 4 (1987).

[2] A. REUS GARCIA DE BEDOYA, «Actuaciones del IRYDA en Ciudad Real», INFOR­MACIONES, monográfico 2 de abril de 1974.

[3] Un trienio de gestión municipal. 1955-1957. Ciudad Real, 1958.

[4] A. BALLESTER FERNANDEZ, «Cambios en Ciudad Real», Boletín de Información Municipal n.° 14 (1964).

Periferia sentimental
José Rivero

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3 COMENTARIOS

  1. La ley de suelo, uno de los pocos monumentos legislativos de este país, quedó , efectivamente, en humo de paja, por ese desfase entre la formulación de los planes y su puesta en funcionamiento.Una pena.

    «Encierra Ciudad Real sorpresas incontables para el que, ausente de ella algún tiempo, sabe ver en ella la urbe que aspira a ser tal. Es la jovencita, ayer niña, que de la noche a la mañana despierta su naturaleza de mujer y, poco a poco, insensiblemente, se va trans­formando en un emporio de belleza». Jaajaa, cuánta cursilería encierran esos boletines de feria. Para reirse un rato largo. Magníficos documentos para mirar el pasado, no obstante.

  2. A ese tono y tranco de los Boletines de Feria, Boletines Municipales y otros productos complacidos y complacientes, los llamo Bazar del Sentimentalismo Urbano.

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