El pasado fin de semana se estrenó en el Teatro Quijano de Ciudad Real el espectáculo “Con la mano en el corazón”, una propuesta Greco de Augusto Guzmán (música) y Manuel Valero (texto) que sorprendió por su carácter personal, intimista y poético, donde la palabra, la música y lo audiovisual conforman lo que Guzmán califica de “poema de cámara”, en torno a la figura de El Greco, el genial pintor del que se conmemora este año el cuarto centenario de muerte.
“Con la mano en el corazón” es una propuesta arriesgada pero enteramente producida en Castilla-La Mancha que indaga no tanto en la vida de Theotokópoulos como en su obra, y sobre todo, en su visión personal e instrospectiva de su estilo que fue “degenerando hacia la genialidad” pese a lo cual fue olvidado durante siglos hasta bien entrado el XIX. Un hombre sorprendente para su tiempo que es considerado hoy un verdadero revolucionario de la pintura sobre todo en su última época y sus últimos cuadros (El Aapocalipsis)
Valero y Guzman montan junto al Cuarteto de Cuerda Orfeo y el actor Pedro Morallón que da vida al Greco mediante una interpretación leída (el teatro también se lee) un espectáculo muy personal, tratando de ahondar en la reflexión y en la atmósfera del geniral pintor “toledano”, con un texto introspectivo y una música original cuyo resultado final es un espectáculo que transcurre como por ensalmo, debido a la conjunción y el ritmo que imprimen a la obra tanto la voz del Greco como la partitura y el material sonoro y audiovisual que se proyecta. “No es un viaje de Creta a Toledo, una simple cronología vital o pictórica de El Greco, es una visión analítica de un hombre extraño y enigmático”, en palabras de Valero.
Con la mano en el Corazón se vuelve a representar este sábado, 8 de febrero en Malagón, el 22 de febrero en Tomelloso y en Almagro en fecha por concretar. Al estreno de Ciudad Real le siguió la función de Campo de Criptana.
Por su originalidad, la personal visión de sus autores, tanto el texto como en la partitura, “Con la mano en el Corazón” ha tenido un magnifica recepción tanto de público como de crítica.
Enhorabuena a todos los artífices de este espectáculo, sobrio, elegante, equilibrado e ilustrativo de un personaje que plasmó su filosofía de la vida sobre lienzos. Pedro narra e interpreta de manera perfecta al personaje y el Cuarteto Orfeo hace lo propio con una música muy sugerente.Sesenta minutos de cultura…gracias.