A finales del siglo XVIII, el cardenal Lorenzana decide construir en Ciudad Real una Casa de Caridad para la formación y acogida de personas necesitadas, contando con la generosa donación de un vecino de Corral de Calatrava. En ese momento se plantea, en Toledo, la recuperación del Alcázar con finalidad similar (las obras para adecuarlo como Real Casa de Caridad terminarán en junio de 1776), encargando de su restauración a Ventura Rodríguez. La Real Casa de Caridad debe servir para la formación, tanto religiosa como cultural de la juventud a la que se enseñará un oficio. En un principio se fabricarán allí paños de lana, cáñamo y esparto. El edificio apenas servirá a sus objetivos unos pocos años iniciando, tras la invasión francesa, una larga etapa de uso militar que durará casi dos siglos. Su precaria situación económica hace que en 1796 se hable de destinar el edificio a cuartel militar y en 1799 a cárcel de malhechores. Con la invasión francesa será ocupado, en 1809, por sus tropas iniciándose la etapa de uso militar.
El Plano de 1810 sitúa en esta zona norte de la ciudad el edificio con una planta extraña y el entorno urbano. El rótulo del plano dice: Plano de una parte que comprende el recinto que los enemigos fortificaron… El plano identifica los espacios en torno a la Casa de la Caridad como Plaza del Fuerte, 2. Tahonas y 3. Hospicio… En la Puerta de Toledo localiza una zona de trincheras y la propia puerta fuertemente tabicada. Un entendimiento militar de la zona en la que la función social y asistencial del edificio ha desparecido en aras de su nuevo destino militar en un momento de confrontación bélica.
Cuando a mediados del siglo XIX, Coello levanta el plano de la ciudad, la plaza se denomina Plaza del Hospicio y el propio edificio aparece denominado como Cuartel y Casa fuerte del Hospicio, Casa de la Caridad y el cierre Norte aparece identificado como Cuartel de Infantería de la Casa de las Tahonas. La Universidad de Castilla-La mancha publicó un libro en 1999 dedicado al cardenal Lorenzana que recoge los orígenes del edificio de Ciudad Real y las condiciones de la Casa de la Caridad.
Desde principios del siglo XIX hasta finales del siglo XX el edificio pasa a tener usos militares con diferentes denominaciones y actividades. Los terrenos comprendidos entre el propio edificio y la Ronda van ocupándose con instalaciones menores o espacios para las prácticas, la ocupación de la caballería o zonas de huerta o cuidado de animales. Amplios espacios libres en torno al edifico identificado en el Plano de Sofi como Cuartel de la Misericordia. Todo un espacio urbano casi libre de edificaciones con grandes huertas y terrenos de labor.
Cuando el cuartel sea Regimiento de Artillería vivirá su momento de gloria por un día, el 29 de enero de 1929. Los hombres del 1º Regimiento de Artillería Ligera, ocupaban la ciudad, tomando edificios oficiales y bancos, desarmando a la Guardia Civil y a la Policía. Pero en el resto de España las guarniciones no habían seguido el levantamiento. A las cinco de la tarde, aeroplanos militares arrojaron octavillas que decían: “España entera está tranquila. Entregaos cuanto antes y volver al cuartel, pues, en caso contrario, de la misma manera que hoy os hemos arrojado estas proclamas, mañana os bombardearemos”. A las tres de la madrugada del día 30, ya se habían vuelto al cuartel y dejado el alzamiento.
La plaza de tierra con los niños jugando en la zona, el cuartel con sus garitas exteriores y el edificio de la zona norte cerrando el espacio son una imagen de la realidad de este espacio urbano hasta mediados del siglo XX.
El edificio diseñado por Eugenio López Durango, promovido por Lorenzana, mantiene su estructura general con añadidos diversos en sus fachadas, cambios en sus interiores y modificaciones de acabados y usos. Pero la estructura del edificio, en su organización, en su configuración general sigue presente y permitirá a finales del siglo XX su recuperación para nuevos usos de la ciudad.
La Casa de la Caridad. Edificio ilustrado (2)
Espacios
Diego Peris Sánchez
Enorme recinto con frontón, piscina, campos de deporte…y sus cuadras, que pusieron nombre a la calle a donde daban, «de las cuadras».
Todos los dias se aprende algo. De donde viene el nombre de la calle «Cuadras».
Buen trabajo Diego y me alegro que este edificio se haya transformado en lo que es. Quizá deberían haber dejado – tal cual – alguna de las dependencias tanto de la época de Casa de la caridad, como de Cuartel, para recuerdo histórico. Esto es lo que echo de menos en las restauraciones.
Enhorabuena Sr. Arquitecto!
Sugerencia tanto a usted, como al señor Don Luis Mario que escribe sobre las calles de Ciudad Real:
¿Por qué no se sientan y hacen un libro con todos sus conocimientos y curiosidades? Sería verdaderamente interesante tener recopilado todo su material para su consulta sosegada.
Comparto la idea !!!
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