¡Menuda secuencia económica, vamos, ni de cine!; ya quisieran muchos directores del “cine político y económico” poder rodar hoy una escena tan completa como esta. Una secuencia en la que apareciera una persona buscando y encontrando un trabajo estable, ganando un buen sueldo, pagando lo que debe, gastando después alguna cantidad para endulzar la vida, con un final feliz ahorrando el resto como inversión para el futuro.
Para los sesudos estudiosos de la economía sostenible esta secuencia sería como lograr la jugada de póker soñada, la escalera de color. Trabajar, ganar, pagar, gastar y ahorrar. En este juego de póker que es la vida, el jugador que tuviera la suerte de llevar estas cinco cartas resultaría ser siempre el ganador de la partida.
Pero la economía afortunadamente hoy, no es una espléndida escena de cine, así, a solas, tampoco una solitaria partida de póker en la que uno gana y los demás pierden. Esos fueron otros tiempos. En la economía actual los actores y jugadores somos todos, las escenas que hay que rodar se cuentan por millones y todas han de estar relacionadas en esta “película coral” en que se ha convertido la economía. Por eso es tan difícil dirigir esa película y jugar esa partida. En cada jugada todos ganan o todos pierden, curioso juego dirán ustedes pero así es hoy este” juego social”. Cuando uno de esos cinco términos falla la escalera de color se rompe y las cuatro cartas restantes ya no tienen ningún valor. Es entonces cuando se produce la fractura económica y social de manera irremediable.
La crisis en la que estamos sumergidos ha tenido su origen en el gasto superfluo y excesivo. Hoy la carta que falta en esta “escalera de color” es el “as”, la carta del trabajo y los otros cuatro naipes son cartas que no conforman jugada alguna. Sin trabajo no se gana, ni se paga, ni se gasta, menos aún se ahorra y se invierte.
Decía un dirigente empresarial no hace mucho tiempo que hay que trabajar más y ganar menos. Craso error confundir profesión con vocación o altruismo. Si ganamos menos, gastamos menos y no ahorramos nada. Si no ahorramos no invertimos y si no gastamos y no invertimos, los demás no ingresan. Eso es como querer jugar con cartas de la baraja con distinto tamaño. Aumentar el tamaño de unas y disminuir el de otras. Eso es sencillamente una aberración. El secreto es precisamente ese, jugar con cartas de igual tamaño, no importa lo pequeñas o grandes que puedan ser.
El verdadero secreto es saberlas mover y sobre todo en este momento no” ir de farol”.
El reto de fondo y de futuro que tiene la economía para hacerla sostenible puede llegar a ser cruel. Mantener el bienestar de todos supone un altísimo nivel de ingresos; y ¿de dónde vienen los ingresos? La gran dificultad del bienestar de todos es que presupone que todos gastemos mucho. Y eso es muy caro… o no.
Al final la solución va a estar en encontrar el tamaño idóneo de baraja que la sociedad debe utilizar para que todos la puedan manejar. No hay otra solución para la supervivencia de esta aldea global. El buen final de esta historia pasa además, esa es otra, por saber calibrar las posibilidades que nuestro planeta tiene para soportar nuestro bienestar, el de todos, no el de unos cuantos. Porque más de mil millones de personas hambrientas, sin carta alguna, están deseando entrar a jugar esta “partida”.
Los que han despilfarrado ayer son los que han despilfarrado siempte, que no se nos olvide porque yo siempre he comido legumbres y gracias por acordarte de los parados esos olvidados para los que tienen más o menos su economía y la de su familia resuelta.
Se.Gasol recuerdo sus comentarios sobre la obra del Prado muy afortunados pero me gustaría que hiciese alguno sobre el ensanche de la acera de debajo de su casa y que desaparezcan los aparcamientos aunque sean de robo-pago.Esta usted de acuerdo?
[…] en el anterior artículo lo complejo que resulta el camino a seguir para intentar el equilibrio económico. Terminaba […]