El concurso de 1929, promovido como un esfuerzo más en pro de la ‘Imagen unitaria’ del recinto, puede decirse que partía ya condicionado por las mismas bases, que establecían de manera inequívoca la finalidad del mismo: “Es objeto del concurso la presentación de proyectos de ornamentación de la Plaza de la Constitución”. Con esta filosofía se eludían los diferentes problemas visibles en el Plano de Martín Sofí con un parcelario fragmentado y unas traseras vacantes y desocupadas por terrenos del Sindicato Católico y por solares de los prohombres Juan Medrano y Conde de la Cañada. Quedando fijada la actuación, a la resolución de un problema escenográfico, en pos de todos los precedentes que habían identificado dicho espacio con el Espacio de una Escena, como ya vimos anteriormente.
Aunque ahora la dignificación visual requiriera, no los raídos corredores de madera, sino otro eco estilístico: “El estilo para la ornamentación es completamente libre; pero se preferirá aquel que recuerde el de las plazas castellanas”. De igual forma se proporcionaban otras indicaciones que van atando las posibles alternativas a un juego de escenarios equívocos. “Los concursantes tendrán en cuenta que la Plaza mencionada forma un rectángulo, de cuyos lados hay que decorar tres, por estar el cuarto ocupado por la Casa Consistorial; que las casas tienen tres plantas, baja principal y segunda. La baja con soportales de tres metros de profundidad como término medio; y que los espacio correspondientes a los machones son de dos metros noventa centímetros. Las altura de cada una de las plantas, quedan a elección de los concursantes, teniendo que colocar un hueco, por lo menos, en cada una de ellas. La planta principal, llevará un balcón corrido de un metro de vuelo. El edificio en la parte de fachada irá cubierto con azotea”. Prácticamente estaba todo enunciado con la decoración de tres lados del rectángulo en estilo castellano, o en un recordadorio del mismo.
El concurso contó con tres participantes, resultando ganador el presentado bajo el lema Castilla, remitida por Joaquín Muro; siendo los otros dos presentados con los lemas Ruidera (Saenz de Vicuña) e Hispania (Telmo Sánchez). El jurado compuesto por Gregorio Yaner, Angel Andrade, Jerónimo López Salazar y José Arias , acordó: proponer al Excmo. Ayuntamiento como premio del mencionado concurso al trabajo que lleva por lema “Castilla” siempre que el autor está dispuesto a hacer las siguientes modificaciones. 1º Que la altura total hasta la cornisa sea de 11,50 metros para que no rebase la del Ayuntamiento. 2º Que las columnas de planta baja sean de fundición a fin de disminuir su sección y no entorpezcan el tránsito. 3º Que en la planta segunda sólo existan dos huecos por cada espacio de 2,90 de anchura. 4º Supresión de los pináculos del antepecho de la azotea”.
La propuesta firmada por Joaquín Muro es, finalmente, la que será introducida en los proyectos de Arias de los años posteriores, con las modificaciones aludidas. Si se comparan ambos trabajos, podemos observar la similitud de sus planteamientos, con la salvedad de la rectificación del ritmo de los huecos de la segunda planta. Muro resolvía su intervención en la segunda planta, con huecos pareados en correspondencia con el hueco de la planta principal; mientras que las propuestas de Arias limitan a un elemento dicha disposición. Por lo demás y con ligeras alteraciones, todo es idéntico: soportal corrido en planta baja; balcón igualmente corrido en planta primera con huecos rematados por frontones y medallones en los ejes de los macizos.
Otro proyecto que conviene retener es el proclamado por el consistorio republicano-socialista de 1931[1] a propósito de la Plaza de la Constitución que junto con el ya citado eje de la vía Norte-Sur (de la calle Toledo a la Plaza de San Francisco) componen las dos actuaciones más inteligentes e interesantes propuestas por el Ayuntamiento regido por José Maestro San José[2] que desgraciadamente no prosperaron. “Se proyecta igualmente la transformación de la Plaza de la Constitución, reformando las fachadas y construyendo una glorieta en forma elíptica, donde actualmente se halla el Ayuntamiento, que quedaría convertido en Museo y Archivo, construyéndose de nueva planta, en los soportales en que se halla el Bar de los Tres Hermanos, por donde un pasaje cubierto se uniría a la Plaza de la Constitución con la calle Doctor Carracido (antes Caballeros)”. Dicha idea de crear una glorieta elíptica en el solar del Ayuntamiento, retoma la proclamada anteriormente en 1927 por Muñoz Jurado, aunque quede la duda de la sede para ese Archivo y Museo. ¿sobre el edificio de Vara o sobre la citada glorieta elíptica? La pretensión de reformar las fachadas de las edificaciones de la Plaza, aún próximo el fallo del concurso de 1929, revelan las dificultades de la puesta en práctica de las ideas ganadoras y anticipan ciertamente su fracaso. Los primeros ejemplos de fachadas reformadas no se producirán hasta 1933 y 1935; quizás ya con el proyecto anunciado en 1932 parcialmente aparcado .
[1] 20 meses de labor municipal. 1931-1932. Ayuntamiento Ciudad Real, 1933.
[2] Rivero Serrano J. Ciudad y arquitectura: 1931-1934, en VV.AA. Ciudad Real 1931-1934. Homenaje a José Maestro. Ciudad Real, 1983.
Periferia sentimental
José Rivero