Eusebio Gª del Castillo Jerez.– El pasado martes, 31 de diciembre de 2013, cerraba sus puertas el bar Los Molinos de la Plaza Cervantes, uno de los establecimientos hosteleros más antiguos de Ciudad Real. Antonio Velarde Castellanos, que se hizo cargo de bar hace 31 años, se jubila y cierra el negocio.
La terraza de Los Molinos fue la única de la Plaza Cervantes en la que no instalaron pérgolas metálicas. «Un gasto innecesario» que no se asumió hace dos años, puesto que el propietario ya tenía previsto el cese de la actividad.
Al ver retirar enseres del interior del bar a los propietarios, algunos vecinos pensaron que, tras el vallado del inmueble como consecuencia del temporal de viento del pasado día 4 de enero, el edificio habría sido desalojado, como ocurriera meses atrás con el número 5 de la misma plaza. Lo cierto es que Antonio Velarde y su familia recogen pertenencias y recuerdos del local en el que han pasado media vida.
Sin desdeñar la furia eólica, permítanos pensar que, en la víspera de Reyes, fue el propio edificio el que se estremeció al despedirse de un pedazo de su historia.
La Plaza de Cervantes empieza a parecer Chernóbil con edificios vacíos, que se caen, en venta, hundida de un lado, sucia. Un éxito. Así se cuida el centro de una ciudad.
Muy bien, todo lo que me hubiera gustado decir ya está dicho