Estanislao Z. Navas.- Cuando se habla de la situación actual en el mundo de la educación, se rememoran épocas pasadas en las que las dificultades de acceso eran palpables en función de la situación socioeconómica en la que se encontraban las familias para sufragar los consabidos gastos que suponían la formación de su prole. Hoy en día, en esta crisis que aparece en diarios y medios de comunicación como tema recurrente y de fondo, vuelve a repetir aquel modelo de generaciones anteriores al ver dificultadas las posibilidades de formación por parte de las economías más modestas. Así pues, y dado que en un artículo anterior nos centramos en el mundo de la formación universitaria (“La granja que crió universitarios”), en este caso el centro de interés del presente será la educación precedente – primaria y secundaria – y otras formaciones – tanto de educación especial como de enseñanza no reglada -.
Citando a don Ángel Jara Barreiro, el fin del presente artículo está fundamentado en su siguiente texto:
“Interesa, en primer lugar, porque la educación se trata, saber qué significa este término cuya carencia ha sido considerada como una gran desgracia, como una condenable injusticia social; su posesión, la máxima aspiración, la más importante conquista para los pueblos y para los individuos. De otra parte, todos los ciudadanos tenemos derecho a ella. Toca al Estado el deber de proporcionarlo, principios estos que consagraron los hombres de la Revolución Francesa. Pero, ¿qué tipo de educación? Y es que pocas palabras tienen tan amplia gama de significados como el término educación. Numerosos autores, a lo largo del tiempo, han aportado múltiples definiciones, acordes con su propia concepción doctrinal o con una antropología interpretadora del hombre y de la vida. Por nuestra parte, independientemente del tratamiento científico que el término comporta, estimamos suficiente saber que la educación contiene una idea de perfeccionamiento que facilita el desarrollo personal del individuo y de la sociedad a todos los niveles”.
Mas para conocer cómo se ha llegado a la situación actual, habrá que hacer un poco de historia…
…Corría el año 1833 en el que nacía la España de las Provincias de Javier de Burgos, siendo una de ellas referente educativo en todo su territorio provincial: Ciudad Real. Así, ya podemos decir que desde el año siguiente se daría en nuestra provincia un surgimiento paralelo de las Escuelas de Magisterio y los Institutos de Enseñanza, cristalizándose a partir de 1838 en un Plan Provisional de Instrucción Primaria y desde el 1 de abril de 1842 vería la luz la Escuela Normal de Ciudad Real, con ayuda de la Diputación y la destacada actuación de la Comisión de Instrucción Primaria. La primera dirección correría a cargo de don Juan Trujillo, profesor – alumno de la Escuela Central del Reino, alumno de Pablo Montesinos. El 7 de marzo de 1843 nacía el Instituto de Segunda Enseñanza en Ciudad Real que – como nos indica don José de Hosta – el gobierno “dotó de los profesores necesarios asignándoles los sueldos siguientes: Dos profesores de latín y castellano, á 5.000 reales, 10.000; uno de frances, 5.000; otro de retórica y poética, 5.500; otro de historia natural, 6.000, otro de matemáticas elementales, 6.000; otro de dibujo lineal, 6.500; otro de física y química, 6.500; otro de lógica moral y religión, 6.600; otro de historia y geografía, 6.600; gratificación del profesor director, 2.000; idem del secretario interventor, 1.000; idem del bedel, 3.000; idem al depositario, 4.000; cuyas cantidades forman la suma de 68.700 reales, cantidad que en el día ha aumentado por haberse aumentado también algunas asignaturas como la de griego y otras”.
En el año de 1860 la Escuela Normal de Maestros pasa a ser Escuela Superior, mientras era creada la Escuela Normal de Maestras en su categoría elemental. En 1865, también pasaría a ser Escuela Superior, con Alfonsa Latur como primera directora.
Las carencias que las Escuelas Normales tuvieron en todo el Estado, también afectaron a las de la provincia, agravadas por los propios problemas provinciales que pondrían en peligro su supervivencia en 1847 y 1849. Su desaparición sería decretada en 1868, aunque tras la Revolución volverían a la primitiva situación.
Esta época nos la describe don Fernando del Rey Reguillo de la siguiente manera:
“Un fenómeno adicional para la comprensión de aquella sociedad agraria atrasada, polarizada, con profundas desigualdades, arcaica demográficamente hablando, y donde el mercado de trabajo y la riqueza los controlaba una minoría, fue el analfabetismo y la consiguiente indefensión cultural de la inmensa mayoría de sus integrantes. El no acceso de amplias capas de la población a las primeras letras se encuentra en la base de la casi nula participación política de los manchegos prácticamente durante toda la Restauración. Lo cual, en otros términos, se reflejó en la casi ausencia de una opinión pública crítica frente al poder y en el arraigo del caciquismo en beneficio de un grupo sumamente reducido.
El alcance del problema del analfabetismo y su persistencia en la provincia resulta evidente. En ninguno de sus partidos judiciales el porcentaje de iletrados bajaba del 80 por 100 en 1877. Para 1920 sólo se había reducido ligeramente aquella cifra, rondando el 70 por 100 el número de analfabetos. Lo grave del hecho es que la media provincial se situaba en ambos casos sensiblemente por encima de la media nacional, ya elevada de por sí. Los que poseían la tierra, esto es, la riqueza, y el control del mercado de trabajo, poseyendo además el monopolio de la cultura –una minoría, insístase en ello-, disfrutaban, consecuentemente, de una enorme influencia sobre el resto de la población, incapacitada por definición para solucionar cualquier trámite administrativo o burocrático por elemental que fuera.”
La pobreza que caracterizaba a los ayuntamientos influiría de forma negativa en la economía de la Diputación, y así en 1871 se suprimirían las Escuelas Normales de la provincia, aunque dicha supresión fuese revocada.
Hacia 1901, las EE.NN. se encontrarían integradas en los Institutos, perdiendo además la categoría de Escuela Superior. Esta situación propiciará la constante denuncia a través de los medios escritos y culturales, y como consecuencia de todo ello a nivel provincial se iniciaría una campaña que obligase a la Diputación a sufragar los costos de la nueva categoría, solución que llegaría con la reforma de 1914.
Su ubicación variaría a lo largo del tiempo ocupando edificios tan dispares como el antiguo Hospicio de la plaza de San Francisco hasta 1851, el del Hospital de San Juan de Dios hasta 1889, estando ubicadas de forma provisional en el Instituto de Enseñanza, el Seminario Conciliar y en la Casa de la Misericordia –actual sede del Rectorado universitario-. A posteriori, la Escuela Normal de Maestros residiría en la calle Azucena y más tarde en la actual calle de la Mata, para tras la guerra civil ubicarse en la calle de la Audiencia los alumnos y en la del Prado las alumnas. En el comienzo de los años 60 del pasado siglo XX ambas Escuelas Normales ocuparían la afamada Academia General de Enseñanza, que tras su hundimiento, acarrearía el traslado de las mismas a la Escuela de Artes y Oficios, y a comienzo de la década siguiente se inauguraría el edificio de nueva planta, aunque su defectuosa construcción dificultaría la docencia de la Escuela Universitaria de Magisterio hasta fechas muy recientes. Además, la azarosa vida de las Escuelas Normales propiciarían la pérdida de la casi totalidad de su archivos, biblioteca, laboratorios, etc.
Volviendo a lo que constituiría estrictamente la enseñanza no universitaria, cabría diferenciar entre los centros docentes de enseñanza media o segunda enseñanza –pública o privada- de los de enseñanza primaria –mayoritariamente pública-.
Así, el primero de los centros a destacar es sin duda el conocido como Instituto de Enseñanza Media de Ciudad Real, cuyos orígenes se encontraban en las Escuelas de Latinidad y Humanidades, Colegios de Humanidades, Universidades de Provincia, Estudios de Gramática, Artes y Humanidades, regidos por una legislación puesta en práctica entre 1821 y 1826 y que constituían centros creados por los ayuntamientos, órdenes religiosas, fundaciones pías, preceptores particulares, etc.
Para el surgimiento del Instituto en Ciudad Real tendrían que conjugarse una serie de hechos de diversa índole: la iniciativa política de don José de Ibarrola que quería crear un colegio de Humanidades en la capital; la actuación capital de la Junta P. de I.P. en orden a la creación del Instituto; la conclusión que plantea don Diego Medrano y Treviño acerca de “la necesidad absoluta, de conveniencia general para la provincia, de conveniencia general para la provincia del establecimiento de un Instituto de Segunda Enseñanza” en su obra “Consideraciones…”; las gestiones llevadas a cabo por la Sociedad Económica y las realizadas por el General don Baldomero Espartero.
Así, la consecuencia de todas ellas fue la creación del Instituto a partir del 9 de febrero de 1843, siendo su apertura el 1 de noviembre del mismo año, y bajo la dirección de don José María Anía, director de la Escuela Normal. Por ello, inicialmente se ubicaría en la Escuela Normal para posteriormente pasar al Convento de la Merced (véase el artículo “De convento educador a museo de arte contemporáneo” para más detalle) y – en la actualidad – en la Ronda de Granada, adquiriendo a lo largo de su historia diversos nombres, tales como: Instituto de Segunda Enseñanza, Instituto General y Técnico, Instituto Nacional de Segunda Enseñanza, Instituto de Enseñanza Media, Liceo de Ciudad Real, I. N. de Bachillerato “Juan de Ávila”. Así, hasta 1933 la provincia de Ciudad Real sólo contaría con un Instituto, ampliándose dicho número a partir de ese momento con los institutos superiores y elementales.
Además de la enseñanza pública, en la provincia surgirían en el sector privado centros tan conocidos como Nuestra Señora del Prado – Marianistas y San José, de Ciudad Real (de los que hablaremos más adelante), Colegio Inmaculada-empetrol de Puertollano, etc. Surgimiento que cabría situar en el proceso de libre enseñanza iniciado en 1834 y ampliado en 1838 a partir del cual se permitía abrir colegios de enseñanza sin necesidad de licencia previa. Este hecho implicaría la aparición de ciertos abusos, aunque a lo largo del tiempo una amplia legislación escolar regiría la enseñanza privada que ejerció una innegable influencia en el desarrollo educativo provincial. Así, desde 1860 hasta 1964, más de una centuria, la enseñanza media privada ejerció tuvo una mayor repercusión que la pública dado el mayor número de centros y de alumnos respecto de aquella. Ejemplos paradigmáticos de centros privados en la capital son los conocidos Colegios San José, fundado en 1888, y que constituye el decano de los centros privados existentes, destinado a la “preparación de niñas pobres y señoritas pensionistas”; las Escuelas del viejo Hospicio, creadas en 1860 y cuya escuela de adultos funcionó hasta 1920; el Colegio de “La Popular”, sito en la calle de la Mata número 16 y cuya dirección corrió a cargo de los religiosos Marianistas, cuya sede actual se encuentra en el Paseo de Carlos Eraña.
Por lo que respecta al Colegio “San José – Hijas de la Caridad”, don Inocente hervás y Buendía nos refiere que “el día 9 de Diciembre del año 1888 el Ilmo. Sr. Obispo D. José M.ª Rancés abrió una Escuela bajo la advocación del Patriarca San José para niños pobres en las habitaciones de la plata baja del Palacio episcopal.” A ello hay que unir que el citado prelado “determinó además la fundación de Escuelas Católicas, donde las niñas pobres recibieran gratuitamente cristiana y sólida instrucción y un Colegio en el cual las señoritas, ya como pensionistas ya como alumnas externas, fuesen asimismo educadas en los principios sanos de una moral pura y en los conocimientos, que asimismo les son tan necesarios para el gobierno de una casa cristiana –recuérdese que nos encontramos a finales del siglo XIX-, construyendo para su alojamiento un buen edificio en el número 21 de la calle de Calatrava, a cuyo fin, aplicó el producto de la venta de la antigua casa de la Vicaría con otros fondos. Puso el Colegio bajo la dirección de las Hermanas de la Caridad de San Vicente, inaugurándose el 15 de Septiembre de 1889.”
En cuanto a Ntra. Sra. del Prado – Marianistas, don Cecilio López Pastor –antiguo alumno y presidente de su Asociación- nos refiere lo siguiente:
“Mis primeros recuerdos de un Ciudad Real que por aquel entonces no llegaba a los 20.000 habitantes, según la geografía que yo estudiaba en el primer colegio Marianista, llamado el Instituto Popular de la Concepción, en la calle de la Mata, y al que el pueblo conocía como la “Casa Popular”, se remontan a 1920 cuando…”
“Desde septiembre de 1916, Ciudad Real se venía beneficiando de la presencia de varios religiosos de la Compañía de María, más conocida como Marianistas, por la acertada decisión del sexto Obispo Prior de las Órdenes Militares, don Javier Irastorza y Loínaz, de invertir los fondos de una fundación debidos a la generosidad de una virtuosa dama, María Concepción Medrano Maldonado, de 400.000 pesetas, para lograr la creación de unas escuelas gratuitas destinadas a la educación de niños de familias modestas. El primer director fue Carlos López… A los pocos meses de abrir sus puertas el Instituto Popular de la Concepción, ya en 1917, tuvimos la suerte los futuros alumnos de que la Compañía de María le encomendase la dirección de la Casa Popular, como era más conocido por la gente y que se había instalado en el número 16 de la calle de la Mata con vuelta a la calle de Caldereros, más tarde del Torreón del Alcázar, a un joven religioso, de 32 años, Carlos Eraña Guruceta”
Además, don Inocente Hervás y Buendía nos señala que:
“Porque los historiadores de Ciudad-Real fijaron en el edificio señalado con el número 16 de la calle de la Mata instituciones y acontecimientos sin otro fundamento que su abundosa fantasía, cábele en justicia el título o sobrenombre de Casa de las Leyendas. Oigámosles, que bien lo merecen la cuantía e importancia de los sucesos que nos refieren. <Para mayor demostración de su cariño a Villa Real, dice Díaz Jurado, puso en ella el Rey D. Alonso casa real de batir moneda, cuyo edificio permanecía sin ruina por los años 1690>. <Tiene gran valor histórico, añade el Sr. Delgado Merchán, su declaración con la que acredita que real y verdaderamente hubo establecida en Ciudad-Real casa de moneda>. El P. Joaquín Jara no asiente a lo dicho por el Maestro Jurado, de contar Villa Real con el privilegio de batir moneda, por falta de prueba; copia, sin embargo, a D. Tomás García Pavón, sochantre de Santa María, que escribe con el mismo bagaje, que <San Vicente Ferrer predicó desde un balcón de madera que tenía la casa de los señores Cabeza de Vaca en la calle de Caldereros, aunque el balcón caía a la calle de la Mata>. Todo lo que el Sr. Delgado Merchán confirma diciendo: <Después de pasados cinco siglos todavía se señala la casa que perteneció a la Ilustre familia de los señores Cabeza de Vaca y formó parte después del vínculo de los Torres, situada frente al solar que ocupó el Convento de Santo Domingo con vistas a la calle de la Mata y a la de Caldereros, donde desde uno de sus balcones predicó el infatigable y celoso catequista S. Vicente Ferrer>…”.
Este centro conocido como “La Popular”, cuya denominación es la de Instituto Popular de la Concepción, constituye la primera sede del Colegio Marianista, aunque tras las numerosas peticiones de ingreso, desbordaron la dirección del Centro e hicieron necesaria la adquisición de un nuevo inmueble. El actual edificio educacional se encuentra enclavado en el otrora Asilo de Ancianos existente en la carretera de Miguelturra, hoy Paseo de Carlos Eraña, que – según nos recuerda don Cecilio López – había cesado de en su actividad por el traslado a otros puntos de las religiosas encargadas de su mantenimiento, permitiendo así a la Compañía de María adquirir dicho inmueble en 1928, incluyendo los patios y terrenos de huerta anejjos, para iniciar un nuevo curso académico en 1928 / 29, aunque se mantendría el colegio de la calle de la Mata dirigido por el marianista Florencio Fernández. En la guerra civil, fueron de triste recuerdo los fusilamientos de Carlos Eraña Guruceta, Fidel Fuidio Rodríguez y Jesús Hita Miranda, que en 1995 serían beatificados por el Papa Juan Pablo II.
Siguiendo con los recuerdos del Sr. López, a primeros del curso 1947 / 48, el padre Ignacio Amurrio, llevaría a cabo la creación de la Asociación de Antiguos Alumnos Marianistas, siendo una de sus primeras iniciativas el rendir sentido homenaje a su primer director, don Carlos Eraña, al que se dedicó el busto ubicado en el patio central del Colegio Nuestra Señora del Prado, obra del escultor Coullat. En los años 50 se construiría un grupo de cuatro escuelas gratuitas destinadas con preferencia a los hijos de antiguos alumnos, en recuerdo de las primeras regentadas por los Marianistas en la Casa Popular.
Finalizada la guerra, el Ayuntamiento capitalino dio el nombre de Carlos Eraña a la calle donde se ubica dicho centro, “en recuerdo a la gran labor educadora de la que se habían beneficiado tanto niños y jóvenes de nuestra capital y al mismo tiempo como desagravio a su memoria, al grupo escolar nominado hasta entonces como de Pablo Iglesias, entre las calles de Bernardo Balbuena y Antonio Blázquez”, para lo cual se descubriría una placa bajo la alcaldía de don Victorino Rodríguez Velasco, y teniendo en cuenta la porfía de la Asociación de Antiguos Alumnos Marianistas al conmemorar sus Bodas de Oro, y dentro de una serie de distinciones entre las que también se incluía la Medalla de la Ciudad.
Igualmente, de los centros de enseñanza primaria –y siguiendo a don Ángel Jara Barreiro-, cabe señalar los siguientes aspectos:
- La enseñanza primaria privada fue tanto por el número de centros como por el de alumnos, inferior a la enseñanza primaria pública en la provincia. En el período de 1900 a 1936 pueden reseñarse unos 120 centros, aunque no son todos los existentes pues existía cierto intrusismo en el sector, reiteradamente denunciado en la prensa. Así había “maestros” sin la titulación adecuada e incluso con manifiestos defectos físicos que generaban apodos tales como “El Diablo”, “La Tronchada”, etc. Este intrusismo no fue atajado tan siquiera por la legislación, caracterizándose la vida escolar por una dura disciplina, material escaso y deficiente y una metodología amparado en el dicho “cada maestrillo tiene su librillo”, válido tanto para la enseñanza pública y privada, en el pasado y en la actualidad.
- La inferioridad de la enseñanza primaria privada respecto a la pública venía definida por los siguientes aspectos:
– La precaria situación económica del magisterio definida por bajísimos sueldos de miseria e incluso por los retrasos abusivos en el cobro de las percepciones por culpa de los ayuntamientos. De ahí el dicho “tienes más hambre que un maestro de escuela”.
– El movimiento asociacionista a nivel profesional del magisterio no se daría hasta la segunda década del siglo XX. Así cabe reseñar la Asamblea del Magisterio Manchego celebrada en agosto de 1916, “representación genuina para hacer llegar al Poder Público las demandas de 400 maestros”. Movimiento asociacionista que continuaría hasta 1936.
– Los locales que albergaban las escuelas eran considerados como “inmundas estancias”, siendo calificados por la Comisión P. de I. P. como “lugares de reclusión y castigo para los niños” o el editorial aparecido en El Magisterio de julio de 1905 que señala “Es inicuo y criminal tener a profesores y niños metidos seis horas en pocilgas”
– La educación ha tenido una lacra por encima de las demás: el analfabetismo, a pesar de la creación de escuelas de adultos desde 1852, y las causas de este problema – estudiadas en profundidad entre otros por Luzuriaga, Guzmán, Reina, etc. – cabrían concretarse en: matrícula excesiva por clase (superando incluso los 200 alumnos por clase); locales insuficientes; ausencia casi de material; la obligación de los hijos por parte de los padres desde temprana edad de incorporarse al mercado de trabajo; la culpabilidad estatal por no crear las aulas necesarias ni remunerar adecuadamente a los maestros; y, el retraimiento de jóvenes para seguir estudios de Magisterio.
Como consecuencia del proceso desamortizador, entre 1840 y 1850, dentro de los centros de formación el equipamiento urbano mostrará la adecuación de ciertos edificios otrora religiosos -conventos- convertidos en centros de otros usos, tales como el educativo, en los cuales no vamos a detener:
– El citado convento de los Mercedarios,
– El convento de San Francisco,
– El convento de San Juan de Dios, del que cabe decir por ejemplo que “El fundador de San Juan de Dios destina 300 ducados de renta anual para un Preceptor de Gramática, Gramática y Elocuencia se decía en aquel tiempo, por abarcar las Humanidades; 3.200 maravedís para un Maestro de Escuela de Niños y 6 porciones o becas de 100 ducados para otros tantos estudiantes de las Universidades. A esta fundación se agregó después la de Diego López Tufiño, que tenía el mismo objeto. Por haber perecido estos bienes o por pasar a formar parte de los comunales, este Ayuntamiento abonaba al Preceptor de Gramática 300 ducados anuales, que gravitaban sobre la dehesa de la Atalaya; pero apremiado por las funestas consecuencias de la Guerra de la Independencia suprimió esta dotación en 1821. Aunque el fundador había dispuesto se diera esta cátedra por oposición, se confió a los religiosos de San Juan de Dios, pero visto que éstos no concedían a la enseñanza la importancia que merecía, se dio a seglares, previa aprobación de su suficiencia ante los superiores de los conventos de Santo Domingo y San Francisco”.
Junto al aumento del equipamiento asistencial y ocupacional experimentado en la ciudad, también se darán importantes transformaciones estructurales y el incremento de la construcción vendría diseñado por arquitectos como Vicente Hernández – autor del Seminario de la calle de Alarcos en 1882 – o Sebastián Rebollar con la Academia General de Enseñanza en 1895, creada por don Miguel Pérez Molina, el cual propiciaría que la Academia y el Instituto compitieran por alcanzar el máximo prestigio en la enseñanza y según señala P. Vidal, “quiso lo mejor para la Academia y lo consiguió”.
Nos adentramos ya en el siglo XX cuando desde sus comienzos –tal como nos indica don Félix Pillet-, los distintos Ayuntamientos vieron la necesidad de derribar diferentes edificios públicos por encontrarse en mal estado, dando lugar a una nueva fisonomía urbana. Ejemplos de estos edificios serán la Cárcel provincial, la Audiencia, el ex – convento de San Juan de Dios, el Mercado o la Casa de Socorro.
En el plano educativo, ya se ve la necesidad de potenciar la creación de una escuela o grupo escolar en cada uno de los tres barrios clásicos de la ciudad: en el de Santiago nacería el Grupo Escolar Cruz Prado – de tan triste actualidad por las malas condiciones por las que atraviesa – en 1917, recibiendo el nombre del Alcalde que en esos momentos dirigía el Ayuntamiento. Al comienzo de la Dictadura se proyectaría la creación de un grupo escolar ubicado en una finca enclavada entre las calles del Olivo y Lentejuela, proyecto que no fraguó. Y, en el barrio de San Pedro, se potenciaría el Grupo Escolar Pérez Molina (1905) cuya entrada en encontraba en la calle Ramón y Cajal. Ambos grupos vendrán a unirse a los ya existentes, el Instituto General y Técnico, y la Academia General de Enseñanza, de la que era Director D. Miguel Pérez Molina, Alcalde de Ciudad Real en los años 1912 y 1913.
Junto a estos centros de enseñanza elemental y secundaria, surgieron tres nuevos centros de enseñanza especializada:
a) La “Granja Pecuaria Agrícola”, nacida con la pretensión de ser el centro de enseñanza de la región que adoctrinará sobre el mejor cuidado de tierra manchega. Su edificio, en la zona de los antiguos Terreros, daría paso a otro rodeado de árboles y paseo, inaugurado solemnemente en 1908. En una superficie de unas 23 hectáreas albergaba un parque agrícola, casa de labor, observatorio meteorológico y laboratorio agrícola. Su situación, fuera de ronda, junto a la carretera de Carrión, con árboles y jardines, lo convertiría en uno de los parajes más bellos de la ciudad.
b) En la otrora calle de Saúco Díez, actual calle de la Mata, en su número 3, se abriría la Escuela de Artes y Oficios (1916) para preparar a alumnos en labores no agrícolas sino técnicas y artesanales.
c) Y, al lado del Parque de Gasset, se inauguraría en 1924 un edificio que sería destinado para Escuela Graduada de Ferroviarios (véase el artículo “El Ferroviario”), debido al alto número de empleados asentados en la ciudad.
Habiendo quedado a medias en la anterior legislatura, el Grupor Escolar Pablo Iglesias, sería una de las obras que se haría realidad como Grupo Escolar de Santa María inaugurándose en noviembre de 1931. Su función no sería otra que la de evitar el hacinamiento del alto número de niños en los Grupos Escolares de “Cruz Prado” y “Pérez Molina”, ambos mejorados con una cantina escolar. A ellos se sumarían uno en cada anejo, además de los tres grupos.
En plena autarquía, la urbanización falangista pretendía limitar el crecimiento periférico y crear la reforma inferior, protegiendo el casco antiguo. Esto es, lo que Fernando Terán apuntaba como que la ciudad era considerada como una ciudad biológica y orgánica, contraria al carácter abierto de la ciudad liberal. Así, se pretendía hacer de la ciudad nueva una continuación del desarrollo de la antigua. Pero para eso había un problema que solucionar: los solares sin edificar necesitaban ponerse a disposición de quien pretendiera construir, y la solución corrió a cargo de la Junta de Solares, presidida por don Alfredo Ballester, que cumplió esa función, y el Ayuntamiento se reservaría algunos solares para destinarlos gratuitamente a edificios públicos –concretamente para centros educativos-, como son los casos de: la ampliación del Instituto de Segunda Enseñanza (proyecto que había sido iniciado en la República y cuyo fin era la compra de la casa en ruinas de doña Concepción Treviño en la calle de la Rosa, solicitando a la Diputación la sufragación del 50% de los gastos, y sobre este solar se crearía un jardín que pasaría a ser propiedad del Estado, en 1946); para la Escuela de Magisterio, en 1946, el Ayuntamiento ofrecería un solar situado en las calles de Olivo, Lentejuela y Santo Tomás de Villanueva – donde actualmente aparece ubicado el Colegio Ángel Andrade -, que fue aceptado ese mismo año por el Ministerio.
Llegamos entonces a mediados de la década de los cincuenta del pasado siglo cuando entre las iniciativas de construcción se llevan a cabo aquellas surgidas a partir de distintos Organismos y para viviendas sociales, como se da en el caso de la Avenida del Rey Santo, las viviendas de la O.S.H. y A., en la plaza de la Provincia las viviendas para funcionarios de Hacienda y el edificio para la Escuela de Artes y Oficios, actual Escuela de Arte “Pedro Almodóvar” y otro para el Colegio Oficial de Médicos.
Por lo que respecta a la Escuela de Artes y Oficios, dicho edificio se alzaría en una esquina contigua, sobre las parcelas 11 y 13, con una superficie de 1.358 m2 al ser declarado Organismo Oficial, y cuyo solar había sido cedido gratuitamente.
Y, entre los edificios de la Autarquía también cabría citar a aquellos construidos por el Estado, la Diputación y el Obispado.
En el caso del Seminario cabe emplazar al artículo “La formación clerical”, aunque en esta época de autarquía don Felix Pillet nos indica al respecto:
“El Seminario se presenta, no tanto en una composición enfática como las anteriores, sino más bien en una pretendida recuperación de elementos del pasado, y para ello se recurre a una imagen neoescurialense: torres en esquina, chapiteles de pizarra y una composición formalmente muy rígida. Esta obra ha desarrollado un programa enorme, capaz de recoger a muchos cientos de seminaristas que nunca han justificado su pretensión grandiosa, quedando casi todo el tiempo de su existente infrautilizado, habiendo podido servir, dada la retórica del momento, para albergar allí el Colegio Universitario como exponente preliminar de la pretendida Universidad de La Mancha, ya que su ubicación fuera de rondas hubiera sido correcta, en momentos en que se pretendía no construir un nuevo edificio, como luego se hizo, y utilizar alguno que estuviera infrautilizado”.
Aunque ubicado aún en la actualidad en la carretera de Porzuna, tuvo su precedente inmediato en el edificio de la calle Alarcos conocido como Seminario Conciliar, y del cual don Inocente Hervás y Buendía nos viene a indicar:
“El Emmo. Sr. Cardenal Arzobispo de Toledo en su Decreto ejecutorial de la Bula Ad Apostolicam y erección canónica del Priorato de las Cuatro Órdenes Militares en su apartado 16.º, dice: <Que cuanto antes se instituirá y administrará un Seminario de clérigos, según la forma y decretos del Concilio Tridentino>. A este efecto, en 7 de Julio de 1878 decía el Ilmo. Sr. D. Victoriano Guissasola y Rodríguez, primer prelado de esta diócesis, que <careciendo todavía de edificio a propósito para instalar en debida forma el Seminario Conciliar… y considerando por otra parte los muchos perjuicios y graves inconvenientes que se siguen, de que los escolares de nuestro Territorio prioral continúen estudiando en Diócesis ajenas… hemos resuelto establecer, Dios mediante, para el curso próximo, algunas clases para alumnos externos en el edificio Vicaría, (hoy Diputación Provincial) utilizando al efecto las pocas localidades no ocupadas por las oficinas eclesiásticas, que allí funcionan.> (Ejercieron en él de Rectores los Ilmos. Sres. D. Casimiro Piñera, Obispo Prior; Dr. Don Francisco J. Baztán, Obispo de Oviedo, y D. Eustaquio Ilundain, de Orense; D. Manuel Florez, Arcediano de Cádiz).
Pero como la enseñanza en esta forma no podía llenar los deseos de Prelado, ni el fin que la Iglesia se promete de estas instituciones, y viendo a más que el obtener recursos bastantes del Gobierno, según lo había prometido y a ello estaba obligado, esta tarea larga, determinó acometer la empresa de levantar un edificio de nueva planta (Las gestiones hechas sobre San Juan de Dios apuntadas van en su lugar). Adquirió el Huerto del Moral próximo a la Puerta de Alarcos e hizo los planos el arquitecto diocesano D. Vicente Hernández y el 20 de Marzo de 1882, con asistencia de las Autoridades, del Clero y de la población en masa, puso el mismo Excmo. Señor la primera piedra. El Excelentísimo Sr. D. Antonio M.ª de Cascajares, con grandes alientos y noble empeño, continuó la árdua empresa, apelando para llevarla adelante a la feliz idea de un empréstito, que a pesar de no ofrecer otra garantía, que las dos terceras partes de la dotación del Seminario, fue inmediatamente suscrito por el Clero y fieles; inaugurándose el nuevo edificio con la Apertura del Curso el 1.º de Octubre de 1887 por el Ilmo. Sr. D. José M.ª Rancés…”
Por último, “a la formación de su ya rica Biblioteca concurrieron con sus donativos D. Felipe Hernández, párroco de Torralba, Excmo. Señor D. Agustín Salido, de Almodóvar, D. Diego García, párroco arcipreste de Almadén, D. Domingo Rivera Pbro. de id., el M. I. Sr. D. Julián Hervás, Deán de Mondoñedo, el Excmo. Sr. D. Casimiro Piñera, Obispo Prior, y el autor de estas líneas (D. Inocente Hervás y Buendía).”
En el terreno educativo y con las instituciones locales como principales impulsoras del proyecto –amén de las educativas, se sobreentiende-, en esta época cabe referirse al destino que se le dio al Polígono de La Granja, pasando del inicial residencial al final educacional y deportivo (tal y como se observa en el artículo sobre el mundo universitario “La granja que crió universitarios”). Así, tal y como señala el Sr. Pillet:
“Al haberse aprobado el acuerdo de no construir viviendas fuera de rondas, lo más lógico era suspender el Polígono Residencial de la Granja, donde iba a construir el I.N.V. más de 600 casas, ya que por otro lado se pensaba dar a cambio al Ministerio un polígono dentro de rondas, a la entrada de la ciudad, en la calle de la Mata. Esta prohibición posibilitaba al Ayuntamiento para, en colaboración con la Diputación Provincial, el Ministerio de Educación y Ciencia y la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes, crear una “ciudad educacional y deportiva” en los terrenos de la Granja, donde junto al Instituto de Enseñanza Media que se está levantando, se construirían también una serie de edificios singulares. Para ello se solicitó, el 18 de octubre de 1966, a propuesta de la Alcaldía, que la Diputación cediera gratuitamente las 14 hectáreas localizadas en este terreno, junto a las que ya posee el Ayuntamiento; al mismo tiempo que se dirigía a los otros dos Organismos, siendo bien acogida la propuesta. La Diputación acordó ceder los terrenos de forma gratuita para instalación de centros educacionales y deportivos.”
De este modo, el panorama educativo cultural de Ciudad Real en la década de los setenta y comienzos de los ochenta del pasado siglo mostraba dipersos junto a los distintos colegios y escuelas nacionales los siguientes centros de enseñanza: la Escuela de Artes y Oficios en la Plaza de la Provincia y el Instituto de Enseñanza Media a la espalda de la Diputación (“Santa María de Alarcos”), a los que se unía fuera de rondas, el Complejo Deportivo y Educacional que englobaba el Colegio Universitario, la Escuela de Magisterio, la Escuela de Ingenieros Técnicos Agrícolas, la de Formación Profesional, la de Comercio, un Centro de Promoción Profesional Social, un Instituto de Enseñanza Media –“San Juan de Ávila”-, la Aneja y una Escuela Nacional. A ellos, en el plano cultural, se unían los centros culturale ubicados en el Paseo del Prado: Casa de la Cultura de Fisac y Archivo Provincial, y el inaugurado en 1981 Museo Provincial.
A partir de estos momentos, la enseñanza no universitaria en Ciudad Real –tal como nos indica doña M.ª Ángeles Rodríguez Domenech- se ha ido incrementando en el número de centros, pero ha disminuido su área de influencia. Así, “desde 1983 se crean varios Institutos y Centros privados de Enseñanza Secundaria tanto en la capital (En Ciudad Real, desde la entrada en vigor de la LOGSE (1990), no hay distinción entre centros de Bachillerato y de Formación Profesional además de que se crean algunos nuevos, por lo que en la actualidad hay 6 Institutos de E.S. (los 4 que figuran en el cuadro más el I.E.S. “Atenea” y “Torreón del Alcázar”, a los que hay que sumar otros 4 centros concertados) como en la provincia. Lo que ha dado lugar a que el área de influencia de la función educativo-cultural de la capital haya disminuido en su provincia en este nivel de enseñanza. En Ciudad Real capital el número de Institutos de Educación Secundaria ha crecido considerablemente pues si en 1983 sólo había tres centros públicos en la actualidad hay seis.”
Equipamiento de centros de enseñanza no universitaria (excluyendo EGB) en Ciudad Real. 1983
Nombre del centro |
Tipo de enseñanza |
Instituto de Bachillerato “Maestro Juan de Ávila” |
BUP y COU |
Instituto de Bachillerato “Santa María de Alarcos” |
BUP y COU |
Instituto de Bachillerato “Hernán Pérez del Pulgar” |
BUP y COU |
Colegio “San José” |
BUP y COU |
Colegio “Ntra. Sra. del Prado” |
BUP y COU |
Instituto Politécnico de F.P. |
F. P. 1º y 2º |
Colegio de FP “Hermano Gárate” |
F. P. 1º y 2º |
Escuela Oficial de Idiomas |
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Conservatorio Elemental de Música |
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Escuela de Artes Aplicadas |
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Escuela de Danza “Mazantini” |
Fuente: Ayuntamiento de Ciudad Real, 1983.
Elaboración: M.ª Ángeles Rodríguez Domenech
Los equipamientos educativos no universitarios están organizados según los distintos niveles previstos en la LOGSE. En algunos casos los centros de educación infantil y primaria se localizan en el mismo edificio, por lo que los hemos agrupado como Colegios de Educación Infantil y Primaria (CEIP). Algo parecido ocurre con la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), el Bachillerato y la Formación Profesional agrupados como Institutos de Enseñanza Secundaria (IES). En otros casos, existen centros en los que la enseñanza comienza en la Educación Infantil y termina con el Bachillerato (caso del Colegio San José, Colegio Nuestra Sra. del Prado o Marianistas y Santo Tomás). Estos casos se corresponden en su totalidad a centros concertados.
Las guarderías y escuelas infantiles que albergan a la población infantil menor de tres años sin obligación de escolarización. Casi todas son de iniciativa privada y no suelen tener un edificio individualizado, sino adaptaciones en plantas bajas de los bloques de edificios con alguna excepción en la periferia urbana.
Su distribución espacial responde más a las necesidades de espacio y aire libre que este servicio exige, que a la demanda poblacional de la zona donde se ubican. Ello supone un desplazamiento en automóvil, por lo que explica que algunas se encuentran dentro de la Ronda.
Los Colegios de Educación Infantil y Primaria de Ciudad Real superan la veintena, siendo dos tercios de gestión pública, y de privada los restantes.
IES y Colegios de enseñanza Secundaria en Ciudad Real. 2007-2008
Centros públicos |
IES Atenea IES Hernán Pérez del Pulgar IES Maestre de Calatrava IES Maestro Juan de Ávila IES Santa Mª de Alarcos IES Torreón del Alcázar |
Centros concertados |
C.C.F.P. Hermano Gárate C.C.E.S. Ntra. Sra. del Prado C.C.E.S. S. Franc. de Asís C.C.E.S. S. Francisco Javier C.C.E.S. San José C.C.E.S. Santo Tomás |
Fuente: Ayuntamiento de Ciudad Real, Consejería de Educación de CLM. M.ª Ángeles Rodríguez Domenech
Además de los centros de enseñanza reglada existen otros dos grandes grupos de centros: los que encuadramos dentro del epígrafe educación de régimen especial, que no solo incluyen a los que tienen alumnos con discapacidad física o psíquica, sino a los que cursan algún tipo de enseñanza no reglada (Escuela de Artes, Seminario Diocesano…).
Los centros de educación especial suponen un total de 10 centros, presentan una naturaleza y función muy variada: cuatro de ellos para la atención de disminuidos físicos y psíquicos, y seis para enseñanzas especiales (artes, adultos, garantía social, seminario diocesano, conservatorio…). Los hay tanto de gestión pública como de privada (cinco cada uno) y su distribución espacial dominante es en la periferia ya que, al igual que los IES, no necesitan por su función ninguna proximidad, más bien al contrario es aconsejable que estén en espacios abiertos y aislados.
Centros de Régimen especial
PÚBLICOS | CEE Puerta de Santa MaríaEscuela De Arte “Pedro Almodóvar”Centro Adultos “Antonio Gala”Conservatorio Profesional de MúsicaEscuela Oficial de Idiomas, |
CENTROS CONCERTADOS | Seminario Menor Diocesano Santo Tomás de Villanueva y San Juan de ÁvilaTecnas, Servicios Integrales de Formación y DesarrolloCentro ONCEAUTRADETaller ocupacional CAMINAR |
Fuente: Ayuntamiento de Ciudad Real, Consejería de Educación de CLM.
Elaboración M.ª Ángeles Rodríguez Domenech
Buen trabajo, muy buen trabajo, como siempre Manolo.
Vaya, vaya, con los piropeadores, no me loéis tanto que me voy a poner colorao, je, je!
MUCHÍSIMAS GRACIAS!!
Una curiosidad. Los colegios Menor El Doncel en la ronda del Parque de Gasset y el Alfonso en la ronda de Calatrava, ¿no entrarían entre los centros privados de la ciudad?
Si lo has puesto no lo he visto…
Y por cierto, me uno a las alabanzas a tu buen y documentado trabajo.
Vaya! parece que el editorial aparecido en El Magisterio de julio de 1905 que señala “Es inicuo y criminal tener a profesores y niños metidos seis horas en pocilgas”,se refiere a la situaciónb higiénica de varios IES de al provincia,según otras noticias recientes…
Como nos recordaba la catedrática de historia en COU,la historia es cíclica y los que no recuerdan la historia estarán condenados a repetirla…en septiembre.
Me ha gustado el artículo.
Luis, gracias por el apunte, pues han sido dos lapsus imperdonables, aunque en el caso del Doncel creo que ya lo incluía en el artículo «La granja que crió universitarios», pero lo del Alfonso X, ha sido un olvido aunque ya no exista, pues allí estuvo mi hermano estudiando los dos últimos cursos de EGB, je, je.
[…] Continuar leyendo: El pasado de la educación y su incierto futuro […]
Luis, aquí va el texto donde hago mención al Doncel en el artículo que antes te dije:
«Las residencias universitarias llegan a un total de ocho, cinco gestionadas por la institución autonómica (Don Quijote, José Maestro, Francisco Nieva, José Castillejo y El Doncel), una por la provincial (Santo Tomás de Villanueva) y las dos restantes por congregaciones religiosas (Teatinas y María Inmaculada).
De las mismas, dos han sido construidas de nueva planta con el proyecto del Campus Universitario (José Maestro y Francisco Nieva); otras dos obedecen a la rehabilitación de otros edificios (las de José Castillejo y Santo Tomás de Villanueva tienen su base en los edificios de la antigua Casa Cuna y Hospicio Provincial, y del Reformatorio de menores provincial, respectivamente), o El Doncel y María Inmaculada, las más antiguas de la ciudad, que han sufrido un proceso de remodelación pues con anterioridad alojaban a estudiantes no universitarios. Y en cuanto a su localización, Francisco Nieva, José Maestro, Don Quijote y José Castillejo se encuentran en las inmediaciones del campus, fuera de Rondas; Teatinas, María Inmaculada y Santo Tomás de Villanueva se hallan próximas al centro de la ciudad; y El Doncel, se encuentra en la entrada sur de la ciudad, la carretera de Badajoz.»
Buenos días, me ha alegrado encontrar esta página hablando de la educación en Ciudad Real. Estudié Magisterio en Ciudad Real en la escuela de Artes y Oficios, quiero recordar que se trasladó allí por pocos años y por problemas del edificio anterior, esperaba encontrar algún detalle en su reseña y no ha sido así.
De todas formas gracias porque hay datos que me parecen muy interesantes.
Un saludo