Un pequeño libro de Salvador Castelló profesor de Avicultura publicado por la Sección de Publicaciones, Prensa y Propaganda lleva por título La paloma doméstica, su cría y utilidades. Una obra que según consta en la contraportada como todas las que publicaba el Ministerio de Agricultura era gratuita. El pequeño libro explica los sistemas de cría de la paloma y sus aprovechamientos. Y cuando habla de palomares importantes existentes en España cita, como modelo, el Palomar del Arcediano.
El palomar es una construcción para la crianza de pichones y palomas. Los materiales con los que está construido varían según los lugares, pues cambian según lo que se dispone en cada zona, así como su estructura pero suelen ser elementos de gran sencillez realizados con materiales como el barro en algunos casos o las fábricas de ladrillo. Se diseñan espacios con numerosos nidales para acoger a un número importante de animales incluidos en zonas singulares de los edificios, o en ocasiones como edificaciones aisladas.
Los palomares requerían determinados conocimientos para su realización y sobre todo para su mantenimiento y conservación. No hay palomar bien guardado sin la figura de quién lo custodia y cuida. El palomero sabe diferenciar unas palomas de otras, sabe cómo y cuándo debe alimentar a las palomas, en unas épocas más que en otras dependiendo de los tiempos de siembra y recolección en el campo, así como mantener limpio el palomar para evitar su insalubridad tanto para bien del palomar como de las propias aves. La paloma que habitualmente se cuida en estos palomares es la paloma bravía o zurita. Pero lo más singular es el modo en que accede a los nidales. Un palomar bien construido debe tener una configuración adecuada para poder controlar los animales y atraparlos cuando se quiera. El libro de Castelló cita como modelo de construcción el palomar de los señores de Casa Pacheco en Argamasilla de Calatrava, de planta rectangular con nidales en los muros exteriores y dos filas interiores que se repiten en las dos plantas del edificio.
Cerca de Ciudad Real una gran construcción con una tipología peculiar. A pocos Kilómetros de la ciudad, en medio del campo, un edificio de planta casi cuadrada de unos 23×25 metros que tiene en su centro un espacio abierto de 18 metros resultando una construcción perimetral de apenas 3,5 metros de ancho en todo su perímetro. Gruesos muros exteriores dejan un pasillo central para el acceso y los nidales circulares a ambos lados. La cubierta de teja árabe de todos estos espacios apoya en una ligera estructura de madera que sobresale de los muros de cerramiento y se marca con una teja que la cubre exteriormente.
Un acceso en el centro de uno de los lados de la construcción da acceso al patio interior. En esa entrada dos accesos, uno a cada lado, dan paso a las galerías que recorren el interior del palomar. Prácticamente se generan cerca de 100 metros de recorrido en cada uno de los lados lo que supone 200 metros de paramento para los nidales. Huecos circulares con 12 alturas en vertical y unos 5 huecos por metro dan más de 10.000 nidos de palomas en la totalidad del palomar. La importancia de la construcción se reconoce en la toponimia del lugar que, en los planos de la zona la identifica como Palomar. Se recorre el interior pocas veces al año para sacar la palomina o para retirar pichones. Cuando se quiere capturar a las palomas se cierran las entradas y se abren solamente los huecos en los que se colocan las redes donde las palomas se ven atrapadas al intentar salir.
En el patio central unas ventanas para la entrada y las salidas de las palomas que se pueden cerrar con unas puertas correderas metálicas que se suben cuando se quiere impedir la salida de las palomas controlando así el acceso del palomero al conjunto. La tipología de este palomar lo hace singular en su construcción y en sus dimensiones. Tanto el palomar como otras edificaciones próximas de la finca, de gran interés, documentan el edificio ya a mediados del siglo XIX. Un ejemplo de gran calidad de una arquitectura popular que sus propietarios conservan aunque ya los usos han quedado en alguna manera obsoletos. Las palomas siguen acudiendo con la existencia de agua y buscan su alimento en el entorno, teniendo en el palomar el refugio y el lugar de descanso, si bien en menor cantidad que en otros tiempos.
Los dibujos del libro de Salvador Castelló dejan constancia de esta instalación que sigue en pie como testimonio de una arquitectura popular de excelente calidad.
Espacios
Diego Peris Sánchez
Buen artículo Diego, ¿donde está ese palomar?
Diego, mi sincera felicitación por tu artículo sobre el palomar, como conocedora del mismo lo he leído con gran satisfacción. Bien documentado y descrito. Gracias