La psiquiatra Marian Rojas invita en su pregón de Navidad a ofrecer tres regalos al prójimo: compañía, sonrisa y perdón

Alcázar de San Juan dio este sábado la bienvenida oficial a las fiestas navideñas con el XXIX Pregón de Navidad, organizado en la Iglesia de San Francisco por la Comunidad de Padres Franciscanos y el coro de dicho templo. alcazar-marian-rojas

En esta ocasión, la pregonera fue Marian Rojas Estapé, licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra, psiquiatra y miembro de la Fundación Rojas Estapé, dedicada a la atención a jóvenes sin recursos con problemas de salud mental.

Muy emocionada, la pregonera comenzó agradeciendo la confianza depositada en ella para esta labor y recordando que fue Juan Pedro Domínguez, jerezano afincado en Alcázar fallecido el pasado mes de julio, quien le propuso hace dos años pronunciar el Pregón de Navidad. “Me emocionó el ofrecimiento porque recordé cuando yo estuve aquí hace catorce años, escuchando a mi madre (Isabel Estapé Tous) dar este mismo pregón; y hace unos meses volví a encontrarme con Juan Pedro y me dijo que tenía una enfermedad incurable, pero quería asegurarse de que yo no le fallaría hoy. Me dijo “Marian, si yo no llego a la Navidad, estaré en la primera fila del Cielo escuchándote”. Querido Juan Pedro, aquí estoy, tal y como me pediste”.

Sin embargo, la pregonera recomendó vivir la Navidad no con tristeza, sino con un espíritu joven porque “Jesús nació para traernos un mensaje de esperanza”. “No hay que acallar la melancolía, pero hay que entenderla como replanteamiento de nuestra vida; recordar nos engrandece, pero hay que mirar al futuro con ilusión”. En este sentido, afirmó que “la Navidad es la ternura del pasado, la fortaleza del presente y la esperanza del futuro”.

La pregonera aseguró que “hay muchos ángeles sin alas en el mundo, y también están aquéllos que nos han dejado”, lo que le llevó a recordar a un hermano que murió y que “hoy es mi ángel de la guarda”. “Dios se lo llevó quizá porque lo echaba de menos allí arriba, pero él está aquí y estará siempre”.

A continuación, Marian Rojas recordó su labor como voluntaria en Camboya, atendiendo a niños que pasaban largas horas del día buscando algo valioso en un vertedero. Allí, como médico, entraba en prostíbulos, donde muchas niñas trabajaban para poder subsistir, como era el caso de una niña, la sexta de nueve hermanos, cuyo padre murió de sida y la madre empezó a prostituirse. La fundación en la que trabaja Marian Rojas la rescató de allí y pusieron a su disposición una vida digna y muchos libros para que se formara, entre los que la niña escogió la Biblia, que le permitió encontrar a Dios, del que dijo que “le caía bien porque había nacido pobre en un portal”; “si hubiera nacido en un palacio no me gustaría”, comentaba la niña.

TRES REGALOS
Durante su intervención, la pregonera aseguró que el mejor regalo de Navidad que se puede dar a los demás son en realidad tres: “compañía a los que están solos y enfermos; una sonrisa, que dulcifica y nos abre a la amistad; y perdón, que es un acto de amor porque un corazón resentido no puede ser feliz”.

Pero invitó a vivir la Navidad todo el año, saboreando su espíritu de forma permanente. “Como psiquiatra, he visto muchos dramas y vidas rotas; el consumo y el gasto no nos hacen más felices porque hay muchas personas en el mundo que son felices con muy poco”. En este punto, volvió a insistir en que Jesús “nace pobre, como un niño indefenso”. “Pero entre la pobreza del pesebre, había una estrella”, por lo que recomendó “que no apaguemos la luz interior” y pidió, en los belenes de las casas de cada familia, “buscar la mirada de la Virgen y coger la mano del Niño”.

El alcalde de Alcázar de San Juan, Diego Ortega, que asistió al pregón acompañado del portavoz municipal, Ángel Puente, intervino para pronunciar su tradicional saludo navideño, que dedicó, dado el currículo de la pregonera, a quienes orientan su vida a los demás. “Me gusta pensar que ese Dios que ahora nace, se manifiesta a través de tanta gente que intenta dejar de lado su propia vida y sus egoísmos personales, y se entrega a los demás, porque, como la propia pregonera ha dicho en alguna ocasión, hay más alegría en dar que en recibir”. “Dios se manifiesta en todos aquéllos que ven su rostro en el rostro del que sufre; sólo así la Navidad tiene sentido”, afirmó.

Diego Ortega pidió a todos que en estas fiestas miren la cara del Niño que aparece en belenes y en reposteros colgados de los balcones. “Ésa es la cara del que sufre y lo pasa mal; pero mientras haya personas dispuestas a dar parte de sí mismas por los demás, voluntarios, cooperantes, misioneros e incluso cualquiera de nosotros con nuestro trabajo y nuestra actitud diaria con el prójimo, habrá motivos para la esperanza”.

Por último, el alcalde alcazareño mencionó la definición de la felicidad que realizó en una ocasión Marian Rojas: “una vida lograda consiguiendo hacer una pequeña obra de arte con nuestra existencia”. “Probablemente no haya obra de arte más bella que dedicar nuestra vida, o al menos un pellizquito de ella, a los demás”.

El acto, que fue presentado por Vanessa Rubio Escribano, concluyó con la intervención del Coro de San Francisco, que interpretó varios villancicos, como “A la medianoche”, “Niño lindo”, “Dios te ama”, “Villancico aragonés”, “Suenan las campanas”, “Romance del nacimiento” y “Adeste Fideles”, entre otros.

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