El pasado domingo, el Club de Lectura de la Escuela de Escritores Alonso Quijano visitó la interesante Fundación Isidro Parra en Alcázar de San Juan, constituida a partir del deseo expreso del propio artista, y donde se puede apreciar todo su gran legado de: pinturas, grabados, esculturas, proyectos gráficos y editoriales, relieves, objetos, collages o libros de autor. Una obra prolífica cuya riqueza y originalidad está en el recorrido de toda una larga trayectoria creativa, desde los dibujos y acuarelas de juventud a las series de las últimas pinturas en gran formato.
Los miembros del Club de Lectura junto a su coordinador, Baudilio Vaquero y, la directora de la Escuela de Escritores Alonso Quijano, Paloma Mayordomo, fueron recibidos y guiados por Manuela Sanz y Bárbara Sánchez que, con todo lujo de detalles, mostraron al grupo el increíble espacio-taller y el estudio, espacio intimista lleno de bocetos, maquetas, pinturas, lienzos y pinceles que permiten conocer aún más la personalidad de este gran artista.
La Fundación tiene como fin principal la protección y el estudio razonado de la obra completa de Isidro Parra, un artista que “desde su estudio en Madrid y, sin dejar de soñar La Mancha, supo volar con libertad absoluta y excitante descaro sobre el espacio práctico y conceptual del arte del siglo XX”.
En la visita se puede ver una panorámica general del trabajo de Isidro Parra en todas sus facetas artísticas, cabe destacar por su originalidad, sus famosas veletas y el maravilloso proyecto, aún no llevado a cabo, de homenaje a la ciudad de Alcázar de San Juan y a don Miguel de Cervantes de crear un parque temático con el nombre de “El viento de Don Quijote”.
El recorrido por la obra del autor se complementa con la proyección, en la sala audiovisual, de diversos vídeos como en el que el propio autor cuenta su experiencia cuando ilustró y diseñó el libro de la vida de Lazarillo de Tormes, uno de los muchos importantes proyectos que realizó para la editorial Archeles.
Mirar más y mirar mejor
Isidro Parra poseía tres cualidades que son la base conceptual de este proyecto: “la pasión de crear, un sentido del humor brillante y espontáneo y un conocimiento íntimo de todo aquello que el arte del siglo XX ha aportado para enseñarnos a “mirar más y mirar mejor”. Su pintura parte de una interpretación subjetiva del paisaje manchego, llegando a situarse en las proximidades de la abstracción; la integración de la figura en aquel, humanizándolo, le sirve asimismo como un nexo más en este proceso de interiorización sobre el que se apoya su gran libertad expresiva.
La obra de Isidro Parra, figurativa, comenzó interesándose preferentemente por los grandes lienzos de muros manchegos, en composiciones limpias y elegantes, pero sin alejarse de la realidad visual de su tierra. Más tarde su obra ha ido depurándose en grandes espacios, cada vez más estudiados, equilibrados y refinados, en los que sobrevuelan a veces pequeños fragmentos de color, que hacen vibrar el lienzo con un toque improvisado de color y vida, siendo también un experto acuarelista y dibujante.