Prado Martínez. Concejala del Grupo Municipal Socialista del Ayuntamiento de Ciudad Real.- Estamos en noviembre el mes del año en el que hay establecido un día para que no nos olvidemos de que seguimos en la lucha contra la violencia de género, el día 25. Estamos en noviembre y demasiado frecuentemente nos vemos sacudidos por otro episodio de violencia de género. En lo que va de año, han sido cuarenta y cuatro mujeres fallecidas y cinco niños huérfanos.
Algo estamos haciendo mal, es innegable. Y ese algo es no dedicar los esfuerzos y los recursos educativos suficientes para erradicar esta plaga.
La igualdad, la comprensión, la tolerancia, el respeto a los iguales y a los diferentes… son valores que hay que inculcar desde los primeros años en la familia, pero que hay que trabajar especialmente en la escuela. A través de la educación se deben eliminar “de raíz” actitudes violentas, machistas, homófobas, lesbófobas y transbófobas que promuevan la violencia de género
El gobierno del Partido Popular no ha sabido (o no ha querido) ver la importancia tan enorme que tenía la asignatura de Educación para la Ciudadanía para este cometido y, retirándola, ha cometido una torpeza de proporciones incalculables, desaprovechado un recurso válido y efectivo en la cruzada que en todo el sistema educativo se ha de tener por la igualdad
La nueva ley Wert no solo no va en la dirección adecuada sino a contracorriente, introduciendo de nuevo criterios de sexo para separar niños y niñas en las agrupaciones escolares. Parece mentira, pero así es. En lugar de avanzar, retrocedemos
En pleno siglo XXI, la igualdad de género no es, ni conceptualmente ni en la práctica, un principio inviolable asumido por todos. Y esta situación solo se puede combatir desde la educación siempre que desde las instituciones se encuentre el necesario apoyo y colaboración.
Nuestro camino debería transcurrir por impulsar un modelo de escuela coeducativo, basado en el desarrollo de las personas al margen de estereotipos y roles sexistas, educando en el rechazo de todo tipo de discriminación, y por promover una orientación académica y profesional sin sesgo de género.
A este respecto estamos necesitados de un Plan Estratégico para la Coeducación y la Prevención de la Violencia de Género que fuera promovido desde la Consejería de Educación de la JCCM.
Las razones para impulsar este nuevo plan se basan en los «preocupantes» datos que señalan un porcentaje muy significativo de casos de violencia de género entre la población joven. Lejos de la imagen que se pueda tener de que la mujer maltratada ronda los 50 años, está casada y no posee estudios, la violencia de género se registra en el 35% de las ocasiones, en mujeres menores de 30 años. Asimismo se producen 3 agresiones diarias en chicas de 13 a 30 años y los agresores son jóvenes menores de 40 años en más de la mitad de los casos registrados. Por todo ello es evidente que «persisten» los valores sexistas entre los jóvenes en torno a patrones dominio-sumisión, violencia física o verbal o agresividad.
Basta con escuchar alguna de las conversaciones o discusiones que con absoluta normalidad se producen entre los jóvenes en cualquier Instituto, Centro de Adultos o Universidad para comprender que los estereotipos pasados se están reproduciendo peligrosa y persistentemente en la actualidad: insultos y bromas sexistas similares, celos, vejaciones…etc. En resumen, comportamientos de “ los de antes” que siguen estando presentes como si el tiempo no hubiera pasado.
El objetivo, por tanto, para este 25 de noviembre de 2013 es concienciarnos de que el trabajo aún es arduo y complicado, que no se puede bajar la guardia, que hay que mantener firmes los criterios, que no se pueden cicatear los recursos, que hay que intensificar las acciones educativas para lograr avanzar en las relaciones igualitarias entre chicos y chicas y que no nos podemos permitir relajarnos en el combate que mantenemos contra los comportamientos que degeneran en intolerancia y violencia de género.