Ni golpe de estado ni pucherazo

Manuel Valero.- No, no es un pucherazo, ni un golpe de estado a la democracia -¡¡por Dios!!- ni nada que se le parezca. En política, mejor dicho, los políticos suelen utilizar el trazo grueso en la jerga de la refriega diaria a propósito de un asunto de actualidad. En este caso, la reducción a la mitad del Parlamento autonómico.

ManoloValero3Son muy respetables las opiniones que sostienen que el PP ha utilizado la imagen de la austeridad institucional para darle un buen tajo al cupo de señorías que deben representar a los ciudadanos para beneficio propio a rebufo del descreimiento general de la clase política en estos tiempos duros, y por supuesto, es respetabilísima la opinión- yo la comparto- de que normas de ese calado, como el Estatuto o la Ley Electoral, que fija las reglas de juego merecen un buen consenso llegado el momento de mejorarla para que esa representatividad sea más amplia y refleje con mayor nitidez la foto fija de la sociedad.

Pero una cosa es esto y otra la cadena de declaraciones obesas contra el proceso parlamentario que ha experimentado la propuesta del PP, desde las Cortes regionales hasta el Congreso de los Diputados. Nada de lo que sale de un Parlamento, absolutamente nada, es desde la razón y la lógica política calificable como un ataque a una democracia civilizada, o de pucherazo o de golpe de estado… ¡nada más y nada menos!. Calificar de ese modo una ley, una norma, una propuesta que fija su legitimidad y su legalidad en el voto mayoritario de una Cámara elegida es un oximoron como la catedral de Toledo donde reside precisamente el sancta santorum de la soberanía regional.

La democracia es el juego de la mayoría y una democracia casi perfecta es la que aborda asuntos esenciales desde la negociación, el acuerdo y el consenso, como el que habido para renovar el Consejo General del Poder Judicial, que en asunto de jueces anda presta la comanda. La raíz del problema es la propia Ley Electoral, la grande que otorga a los nacionalistas un poder sobreacentuado que luego ejercen sobreactuando, y las leyes chicas regionales, como la de Castilla-La Mancha, redactada para consolidar mayorías absolutas de consuno entre socialistas y populares, y dejando fuera de las Cortes, otras fuerzas políticas, como es el caso de IU o UPyD por citar a los otros dos grandes partidos pequeños (en representatividad).

Curiosamente, IU llegó a tener representación en la Cortes de Castilla-La Mancha hasta que el PSOE dividió sus filas, alimentó la escisión con la aparición de un partido flor de un día llamado Nueva Izquierda cuyos representantes acabaron con armas, bagaje, cargos y sueldos, en la amplia, generosa y muelle Administración socialista.

La circunscrupción, el suelo mínimo para entrar en la cámara, las provincias pares, las lista cerradas. la aplicación rigurosa de la Ley D, Hondt, han sido desafueros de una norma letal para una representatividad más amplia pero legal en cuanto a las formas. Ése es el verdadero problema. Ahora el PP varió el Estatuto y en consecuencia la Ley Electoral para reducir plantilla representativa con el argumento del gasto público.

El disenso, la confrontación, la dialéctica política son necesarias e imprescindibles en una democracia parlamentaria, pero de ahí al rifirrafe al que se nos tiene acostumbrado de la frase rimbombante, el mensaje de partido, la punzada gorda del pucherazo o el golpe de estado es un dislate. Y no saldrían bien parados quienes hoy califican frívolamente de pucherazo lo que ha bendecido el Parlamento, si hacemos un rastreo histórico por los remiendos hechos a la ley electoral autonómica.

Refórmense de verdad las leyes electorales para que haya una verdadera fluidez institucional y una representatividad y pluralidad más pura, vale, pero déjense de estampar frases de dudoso gusto democrático. Es una tarea casi imposible en un país poco acostumbrado al consenso de Estado en las grandes materias, pero cuanto mayor es el volumen de las invectivas más a las claras queda patente que los verdaderos intereses que se defienden son los de partido, no los institucionales o los generales.

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10 COMENTARIOS

  1. Es evidente que los políticos que ambicionan perpetuarse en el sueldo y los privilegios han hecho de la mentira su profesión y – a pesar de ser infumables actores y peores guionistas- de la interpretación su vocación. Es evidente que, técnicamente al menos, calificar de pucherazo la reforma de la ley electoral constituye una hipérbole. De acuerdo. La reforma es simplemente canallesca y sobreactuada ,porque escenifica unos recortes de las Cortes Regionales amparada en una mayoría incontestable y en una ciudadanía que aplaude alegremente el ahorro en diputados y que ignora que ese ahorro es irrisorio comparado con el menoscabo que supone en soberanía popular , demasiado mermada antes de la reforma. Una persona que aprecio decía con humor invencible: Bueno, prefiero que mi voto se vaya a la basura que a la mierda de los dos grandes partidos. Pues eso.

  2. Este es el típico artículo que se queda mirando al dedo en lugar de mirar a la luna que está señalando. Vale, pucherazo o golpe de estado no son los términos adecuados. Busquemos otro más apropiado. Pero la realidad es que la representatividad de los castellanomanchegos se ve gravemente distorsionada amparándose en una leyes que, según el autor, son el origen del problema (mal vamos con leyes que son problemáticas y no se les pone solución). Pero además, son medidas que no figuraban en el programa electoral, pero como la ley (ay la ley) no dice que se tiene que cumplir lo que se promete, pues se dan por buenas y legales todas las medidas que se invente la mayoría parlamentaria, aunque suponga hacer lo contrario que decían en su programa. Discutamos sobre términos mientras que los dos grandes partidos se garantizan, legítimamente, su continuidad. Aunque la calidad de la democracia sea cada vez peor. Aunque sea un simulacro (legal, no se me moleste el autor).

  3. «Nada de lo que sale de un Parlamento, absolutamente nada, es desde la razón y la lógica política calificable como un ataque a una democracia civilizada».

    Vaya… y yo que pensaba que la división de poderes la inventaron los liberales porque eso era posible y había que evitarlo…

  4. Y como ya han pasado los comentarios de rigor, es el momento de sacarlo (es inevitable según las estadísticas): Hitler, el establecimiento del nacional-socialismo como partido único, etc. Todo muy legal y democrático, tú…
    Según el autor las palabras pucherazo y golpe de estado son de dudoso gusto democrático. Reconozco que la referencia histórica puede ser de dudoso gusto democrático, pero no se me escapa que reducir un parlamento a la mitad sin buscar proporcionalidad con la excusa del ahorro también es de dudoso gusto democrático. Y para mi, esto último es LO MÁS IMPORTANTE.

    • En respuesta a Antonio..

      «…es respetabilísima la opinión- yo la comparto- de que normas de ese calado, como el Estatuto o la Ley Electoral, que fija las reglas de juego merecen un buen consenso llegado el momento de mejorarla para que esa representatividad sea más amplia y refleje con mayor nitidez la foto fija de la sociedad.

      «La democracia es el juego de la mayoría y una democracia casi perfecta es la que aborda asuntos esenciales desde la negociación, el acuerdo y el consenso, como el que habido para renovar el Consejo General del Poder Judicial, que en asunto de jueces anda presta la comanda.

  5. lo que es de mal gusto es callar y callar ante los derechazos porque a este paso vamos a terminar diciendo buenos días fascismo y entonces será demasiado tarde

    • ganad elecciones y mayorias, incluso con la derecha nacionalidta, derogad todo lo derogable y gobernad como Maduro en Venezuela, isma. Gobernaréis desde la izda pero habrá medio país que apriete los dientes.

  6. «Proporcionalidad» esa es la palabra mágica.

    Si se respeta y se mantiene,adelante con las tijeras.

    Pero si se cercena y se devalúa,tiéntense la ropa,señores.

    La prueba del nueve es fácil.Se toman los datos de las últimas 4 elecciones regionales y se reparten los escaños según el nuevo número de diputados y se comparan los resultados.

    ¿Es la misma representatividad? Pos malegro y apoyo los recortes.

    ¿No es la misma y se beneficia al más votado?

    ¡¡Ah,malandrines…!

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